Un grupo de dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT) avanzó este mediodía en definiciones sobre la nueva estructura cegetista que se elegirá el 11 de noviembre: el sector del gastronómico Luis Barrionuevo, que en las últimas semanas parecía afuera de los máximos puestos, finalmente seguirá presente en el triunvirato o cuarteto a través de Carlos Acuña (estaciones de servicio), uno de los actuales cotitulares de la central obrera junto con Héctor Daer (Sanidad).
Ambos dirigentes tendrían garantizada la continuidad y compartirán la conducción con Pablo Moyano (Camioneros), en el regreso del moyanismo a la CGT luego de su ruptura de marzo de 2018. Quien se mencionaba como otro integrante del triunvirato y ahora entró en duda es Antonio Caló (metalúrgicos), quien, según algunos de sus colegas, “se autopostuló” para el cargo. Aun así, nadie quiere bajar al jefe de la UOM, por lo que ya se habla de una CGT liderada por un cuarteto.
Sobre estos temas se habló en un almuerzo que se realizó en la sede de UPCN del que participaron su titular, Andrés Rodríguez, quien seguirá como secretario adjunto de la CGT; Armando Cavalieri (Comercio), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Rubén Pronotti (UOCRA), Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (UTA), además de Daer, Barrionuevo y Acuña.
Durante el encuentro, quedó en claro que Barrionuevo y Acuña actúan en tándem con Maturano y Fernández, y por eso hicieron pesar el poder de los dos sindicatos del transporte para que sus colegas del sector de “los Gordos” (Daer y Cavalieri) y de los “independientes” (Rodríguez, Lingeri y Gerardo Martínez, hoy reemplazado por Pronotti) accedieran a mantener en la futura conducción de la CGT al líder del gremio de trabajadores de estaciones de servicio, puesto que hasta hoy parecía peligrar.
Barrionuevo integra un sector sindical que fue perdiendo adherentes en los últimos tiempos, pero es parte importante del esquema de unidad que diseñó la actual cúpula de la CGT para lograr más representatividad en la futura central obrera. Hasta ahora, sin embargo, no está definido el lugar que tendrá la fracción kirchnerista que integran Sergio Palazzo (bancarios), Vanesa Siley (judiciales), Pablo Biró (pilotos) y Walter Correa (curtidores) a través del Movimiento Federal de Trabajadores.
Otra corriente interna que ganará espacios en la nueva CGT será Sindicatos en Marcha por la Unidad Nacional (SEMUN), que lidera Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y en donde militan Guillermo Moser (Luz y Fuerza), Pedro Milla (petroleros privados) y Luis Pandolfi (tintoreros), entre otros.
La unificación de distintos sectores sindicales en una misma central obrera será posible porque se proyecta una reforma estatutaria que aumentará de 25 a 43 los cargos del Consejo Directivo y eso permitirá más espacios para conformar a tantos dirigentes que pugnan por tener un lugar.
Además, está previsto elevar aún más los puestos a partir de la aplicación por primera vez de la Ley de Cupo Femenino en la CGT: en las 43 secretarías (con excepción de la Secretaría General, la Adjunta y la de Finanzas), cada sindicato elegirá un hombre y una mujer que se alternarán en el cargo y posibilitarán que, en total, haya un 30% de participación femenina en la central obrera.
También avanza la idea de crear un “Observatorio Social” dentro de la CGT para permitir sumar a los movimientos sociales, aunque desde una estructura periférica. El argumento legal para no incorporar oficialmente a la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), el sindicato que representa al sector, es que tiene personería social, pero no gremial, que es lo que exige el estatuto cegetista. En el fondo, muchos dirigentes se resisten a integrar a los movimientos sociales.
Las negociaciones entre los distintos sectores gremiales seguirán el lunes próximo y se repetirán durante toda la semana hasta el jueves 11, cuando delibere en Parque Norte el congreso de la CGT. Primero se aprobará la reforma del estatuto para sumar más puestos y aplicar el cupo femenino, y luego se elegirán las nuevas autoridades cuyo mandato finalizará en 2025.
Hasta hoy, la nueva CGT será conducida por un triunvirato, pero puede ser un cuarteto, esquema de poder que ya se probó y nunca terminó de funcionar. Ese será uno de los desafíos que afrontará el sindicalismo, aunque el principal es muy claro: recuperar el poder perdido para que el Gobierno no pueda desconocer su fuerza. Tanto el actual como, obviamente, el que se elegirá dentro de dos años.
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