Alberto Fernández participó de la presentación del libro “Evo: Operación Rescate. Una trama geopolítica en 365 días”, de Alfredo Serrano Mancilla, junto al ex presidente boliviano y al ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa. El texto relata la turbulenta salida de Morales de su país el 10 de noviembre de 2019, cuando después de numerosas denuncias de fraude en las elecciones presidenciales, y una auditoría de la OEA en marcha para evaluar las irregularidades, el líder cocalero renunció a la presidencia.
“Yo soy un hombre de derecho y un demócrata. Cuando veo que se lastima el Estado de Derecho trato de alzar mi voz”, afirmó Fernández para explicar por qué encabezó el operativo para sacar a Evo Morales de Bolivia. “Por eso también visité a Lula cuando estaba preso y lo visité al Papa para pedirle por Lula y el tiempo me dio la razón, porque el juez que lo condenó se convirtió en Ministro del gobierno que apresó a Lula”, explicó apuntando contra Sergio Moro, el magistrado que senteció al ex presidente brasileño por corrupción.
En ese contexto, comparó la sitiuación de Evo Morales con la de la ex presidenta Cristina Kirchner y la de Lula da SIlva. “Brasil tuvo la suerte que hasta aquí no hemos tenido nosotros, de contar con una Corte digna, capaz de auto revisarse y de corregir los abusos y atropellos cometidos. Y hoy Lula está libre, trabajando, recorriendo su país para volver a ponerlo en la mejor senda”, aseguró Fernández.
“Lo que padeció Lula no es distinto a lo que padeció Cristina y padece Rafael Correa”, insitió Fernández quién arremetió durante la presentación contra la OEA y, en particular contra Luis Almagro, su secretario general.
Para Fernández, “es patético que el secretario general de la OEA (por Almagro) siga siendo el mismo que ayudó a fraguar el resultado”. Y agregó: “Con Bolivia conocimos la parte más canalla de la OEA”
En la embajada mexicana, además de Fernández y Morales, estuvieron presentes el ex vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, el canciller Santiago Cafiero, el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, el ex vicepresidente Amado Boudou -uno de los más saludados de la noche-, el ministro de Cultura Tristán Bauer, la ministra de Género Elizabeth Gómez Alcorta, Oscar Parrilli, el ministro de turismo Matías Lammes, el mnistro de Defensa Jorge Taiana, el embajador argentino en Bolivia Ariel Basteiro y el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, entre otros.
El mandatario argentino es el autor del prólogo del libro de Serrano Mancilla y asegura que se trata de la “crónica de un instante”. Pieza clave en la salida de Bolivia rumbo a México -Fernández aún no había asumido la presidencia argentina cuando Morales renunció-, el argentino cuenta intimidades de aquel día: con quién estaba, cómo se enteró de que el clima social en contra de su aliado político se agitaba y el diálogo telefónico que mantuvo con el boliviano.
“Todo ocurrió un mediodía de noviembre del 2019. En Buenos Aires almorzábamos junto a Dilma Rousseff, Ernesto Samper, Marco Enríquez-Ominami y otros muchos amigos de la patria latinoamericana dando clausura al encuentro del Grupo de Puebla. Cuando servían el plato principal, el autor de este libro me susurró algo al oído. Tengo a Evo en el teléfono… hay problemas en Bolivia’, me dijo”, cuenta Fernández en el prólogo.
El libro, que grafica la salida de Morales como un Golpe de Estado, cuenta los primeros días de Morales en México, cobijado por el Gobierno de Andres Manuel López Obrador y las negociaciones de Fernández para que finalmente se desplace a la Argentina, desde donde planificó toda la campaña electoral boliviana, e incluso nominó a Luis Arce como su candidato a la presidencia.
“Vivimos momentos horribles, de mucha inseguridad. Veíamos cómo le incendiaban la casa a Evo y a sus familiares, no sabíamos donde estaba...”, contó Fernández.
El presidente, además, arremetió contra Mauricio Macri, que aún estaba en el poder cuando explotó el caos en Bolivia. Aseguró que lo contactó para pedirle que ayude a Morales. “Hablé, le dije que su vida estaba en peligro y que había que darle asilo pero me dijo que íbamos a tener a toda la izquierda frente a su casa. Me dijo que no lo metiera en ese lio”, se quejó.
En cambio, sí resaltó la actitud del mandatario paraguayo Mario Abdo que facilitó el aeropuerto de Asunción para que el avión que llevaba a Morales repostara combustible y lo esperó personalmente en la pista de aterrizaje para cerciorarse de que seguiría vuelo rumbo a México.
En su intervención, Morales fustigó a la prensa. “Algunos medios son peor que la bomba atómica, porque todos los días destruyen las mentes de los más jóvenes”, acusó. Aseguró que su salida de Bolivia fue un “Golpe del gringo al indio” y agregó: “No aceptan que los movimientos sociales puedan encabezar una transformación cultural y programática. El imperio no acepta que haya otro modelo económico mejor”.
Y como cada vez que tiene un micrófono cerca, repitió su agradecimiento al presidente argentino. “Alberto me salvó la vida”, volvió a decir pero esta vez admitió también que Fernández fue clave para que el MAS recuperara el poder.
Es que el mandatario le brindó todos los medios para que desde aquí motorizara la campaña política boliviana y lograra que Luis Arce ganara la presidencia de Bolivia meses después de que la agitación social y el descontento hacia su gobierno lo obligara a renunciar.
“Movete con libertad para que los bolivianos tengan el presidente que se merecen”, cuenta Fernández que le dijo a Morales cuando aún estaba en México y el 11 de diciembre de 2019 estaba aquí. Así, en medio de repetidas protestas del gobierno interino de Jeanine Añez -hoy presa política según la OEA- el ejecutivo argentino facilitó el armado de toda la campaña presidencial… Hasta el comunicado oficial de quiénes integrarían la fórmula se hizo en Buenos Aires en el hotel Bauen.
“No solo me salvaron la vida, me alimentaron, me cuidaron... Muchas gracias hermano Alberto”, dijo Morales emocionado. “Argentina es tu casa”, le contestó Fernández.
Sin embargo, la visita de los ex mandatarios de Bolivia y Ecuador estuvo envuelta en polémica: Morales llegó en un avión chavista sancionado por los Estados Unidos, y Correa se animó a cruzar el mundo hasta la Argentina aún cuando la Justicia ecuatoriana lo condenó por corrupción y pidió a Interpol más de una vez que emita una circular roja para su detención.
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