“El proyecto político nuestro después del 15 de noviembre sigue en pie”, le dijo días atrás a Infobae, la candidata a diputada nacional del Frente de Todos por la provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz. En el oficialismo bonaerense ya se empieza a pensar en la reacción política al día después de la elección. La misma dependerá del resultado del 14 de noviembre. La alianza de gobierno seguirá funcionando, en eso coinciden todos los actores. La cuestión es cómo y si habrá nuevamente cambios en caso de una derrota superior a las PASO para el oficialismo; un escenario que hoy a once días de las elecciones no se contempla en el FdT.
De esta lectura no escapa la provincia de Buenos Aires. Luego de las PASO, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, tuvo que meter mano en su gabinete. Si bien no era lo que más deseaba, los ecos de los cambios en el gabinete de Alberto Fernández se escucharon en La Plata. Así fue que llegó el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde a la jefatura de gabinete bonaerense en lugar de Carlos Bianco y el intendente de Malvinas Argentinas al ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos en lugar de Agustín Simone. Salían dos leales a Kicillof -que los retuvo en otras funciones- e ingresaban dos intendentes peronistas de aceitados vínculos con el diputado nacional Máximo Kirchner.
Después de las PASO y los movimientos en el gobierno bonaerense, cerca de Kicillof clausuraron ese tema y las energías se canalizaron en la campaña y la gestión. Sin embargo, puertas adentro del oficialismo hay variadas lecturas sobre qué pasará.
Uno de los motivos que propició el desembarco de Insaurralde y Nardini en el esquema ministerial bonaerense tuvo que ver con la territorialidad. El intendente en uso de licencia de Lomas de Zamora se convirtió en el jefe de campaña provincial del Frente de Todos y se espera que el oficialismo mejore lo realizado en las PASO. Si eso no sucede, puede haber pase de facturas. El objetivo sería que no escale. “Si Alberto y Cristina no se pelean, para abajo va a ser menos ruidoso”, asegura un diputado bonaerense.
Para fin de año habrá varias negociaciones internas que resolver, tanto en el oficialismo como en la oposición, que estarán atada al desenlace electoral.
En la Legislatura bonaerense por ejemplo, el bloque del Frente de Todos en el Senado bonaerense deberá definir quién lo presidirá ya que el actual presidente, Gervasio Bozzano, dejará su banca a partir del 10 de diciembre. El número puesto es María Teresa García, quien hasta mediados de septiembre era ministra de gobierno provincial y uno de los enlaces políticos que tenía Kicillof en su gabinete pre PASO.
García retornará al Senado, donde ocupó una banca entre 2017 y 2019 y también fue presidenta de la bancada de Unidad Ciudadana. Aquel desempeño por la Cámara alta provincial tuvo que ver con una determinación de la ex presidenta Cristina Kirchner. El objetivo, por ese entonces, fue buscar una figura que pueda permear la figura de la entonces gobernadora María Eugenia Vidal. En el Senado será la voz de Kicillof, pero con juego para conducir la bancada si finalmente fuera la titular del bloque oficialista.
En la Cámara de Diputados bonaerense, el horizonte tampoco parece aclarar si se toma en cuenta el contexto de las PASO. De repetirse el resultado, el FdT cedería dos bancas y quedaría en paridad con Juntos: 43 a 43. Hoy tiene 45 de 92 bancas totales.
Incluso, el actual presidente de bloque del FdT, Facundo Tignanelli, que va por la renovación de su banca en el puesto 9 de la lista del oficialismo por la Tercera sección electoral quedó en una zona de riesgo para la renovación. El oficialismo lograría 10 bancas si los resultados se espejan el próximo 14 de noviembre a lo que fueron las PASO. Igualmente, el peronismo cree que en la Tercera -única sección electoral donde ganó- aumentarán el caudal de votos propios.
Pero si la brecha entre Juntos y el FdT se estira y esa virtual paridad de 43 a 43 bancas se termina inclinando para la oposición, no se descarta que la oposición pueda pedir la conducción de la Cámara baja bonaerense. Dependerá del nivel de negociación que pueda conseguir el oficialismo. Un dato a tener en cuenta fue la posición que exteriorizó María Eugenia Vidal cuando deslizó que la oposición podría reclamar la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación.
Otro tema que se mantiene en silencio es la integración plena del Frente Renovado en el esquema ejecutivo bonaerense. Desde hace un tiempo, distintos dirigentes massistas con anclaje bonaerense vienen sosteniendo que la alianza electoral que implicó la creación del FdT en 2019 hasta el momento no se vio materializada en una alianza de gobierno en la provincia de Buenos Aires como ocurrió en el gobierno nacional.
De las figuras que reportan en la órbita de Sergio Massa, solo el ex diputado provincial Ricardo Lissalde ocupa un lugar ejecutivo, aunque en un rol secundario: es el presidente de Aubasa, la empresa estatal concesionaria de los peajes de la autopista Buenos Aires La Plata, la autovía 2 y las ruta 11, 63, 56 y 74.
Al resultado de las elecciones legislativas 2021 hay que sumarle algunas negociaciones que Kicillof debe afrontar en el corto plazo con la oposición como el presupuesto 2022 y la ley fiscal impositiva. Para ello precisará de una alianza de gobierno sólida y con interlocutores bien definidos.
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