Minutos antes de aterrizar en Ezeiza, Santiago Cafiero abandonó su asiento cerca de Alberto Fernández y caminó hasta la cabina asignada a los 13 periodistas que cubrieron la gira presidencial por Roma y Glasgow. El Canciller estaba distendido, tenía cara de cansado y aceptó protagonizar una rueda de prensa a 8.000 metros de altura.
“Como tener fechas, no tenemos”, contestó Cafiero cuando se le preguntó si el Fondo Monetario Internacional (FMI) tratará en diciembre su política institucional respecto a los sobrecargos que se aplican a los países que tomaron créditos por encima de sus capacidades financieras.
Mauricio Macri negoció con Donald Trump un crédito Stand-By de 57.000 millones de dólares cuando la sequía y la desconfianza internacional alteró su programa económico. Trump impuso su decisión al board del FMI, pero eso implicó que Argentina tuviera que pagar un sobrecargo de 1.000 millones de dólares al año por haber obtenido un Stand-By que excedía en un 189% su capacidad financiera.
Desde hace 21 meses que Alberto Fernández insiste en sus encuentros con líderes mundiales respecto a la necesidad de terminar con los sobrecargos que se aplican a los países deudores del FMI. El Presidente no sólo empujó esta posición por la propia deuda de la Argentina, sino también en el contexto de la pandemia y la reformulación del sistema financiero.
Alberto Fernández logró que el G20 tomara en cuenta su perspectiva. Y así quedó reflejada en el punto 10 del comunicado final emitido en Roma: “Nuestros ministros de finanzas esperan con interés que se siga debatiendo la política de sobrecargos en el directorio del FMI, en el contexto de la revisión intermedia de los saldos precautorios”.
El G20 es un organismo multilateral como también lo es el FMI. Y ninguno de ello puede imponer la agenda de trabajo al otro. Es cierto que todos los países del G20 integran el Fondo, pero eso no significa que el FMI acepte tratar en sus reuniones del calendario oficial, las recomendaciones tomadas -en este caso- durante la Cumbre de Roma.
“La revisión intermedia de los saldos precautorios” -como dice el final del punto 10 del comunicado del G20-, se hará en un encuentro pactado para diciembre en Washington. Y hasta noche no había ninguna información oficial o extraoficial que permitiera asegurar que la política de sobrecargos estará en la agenda de esa reunión auspiciada por el board del FMI.
Así funciona la diplomacia entre los estados poderosos y los países de renta media como la Argentina. Estados Unidos, Francia, Alemania y Japón -por citar cuatro casos paradigmáticos- pueden firmar una declaración de principios en Roma y nueve semanas más tarde planchar en DC esa sugerencia multilateral que afectaría sus cuentas fiscales.
En este contexto, donde queda en evidencia que una recomendación del G20 no desemboca en una resolución del FMI, Cafiero respondió una pregunta clave para entender qué pasará con los sobrecargos que se aplican a la Argentina por el crédito Stand-By que contrajo Macri.
—¿Cree que en diciembre el board del FMI va a tratar el tema de los sobrecargos?
—Como tener fechas, no tenemos. Pero sí pensamos que los pasos que uno tiene que ir dando, se fueron dando. Son pasos que son para generar un entendimiento mayoritario, que es lo que está sucediendo. Y son pasos que se dan acumulando, que no tienen una fecha específica. No tenemos fecha, pero Argentina seguirá insistiendo en su posición.
La negociación con el FMI está trabada. Y para las naciones centrales, los sobrecargos son un aspecto menor frente a las diferencias que existen entre la Argentina y el board del FMI. Hasta que no haya coincidencias básicas en el programa económico que se debería cumplir para acceder a un crédito de Facilidades Extendidas, la baja de las sobrecargos será un asunto que quedará postergado en el tiempo.
A pesar del G20 y el compromiso de los líderes mundiales con Alberto Fernández.
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