En la segunda jornada de la Cumbre de Líderes del G20, en Roma, el presidente Alberto Fernández mantuvo una reunión con el premier de Canadá, Justin Trudeau, con el objetivo de analizar la situación global y las relaciones bilaterales.
El jefe de Estado y el mandatario canadiense tienen pensado dialogar sobre las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, el cambio climático y la necesidad de adaptar el sistema financiero a las demandas de los países pobres y medianos.
En su encuentro con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el Presidente le agradeció tanto la donación de más de 500 mil vacunas AstaZeneca recibidas a través del mecanismo COVAX, como el apoyo de Canadá en la Declaración sobre la Cuestión Malvinas durante las últimas sesiones de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que contribuyó al tradicional consenso hemisférico.
Fernández y Trudeau celebraron el excelente nivel que alcanzó la relación bilateral a 80 años de su establecimiento, y repasaron la agenda de trabajo entre ambos países y de manera multilateral en materia de desarrollo sostenible, empleo y seguridad social, derechos humanos, igualdad de género y cambio climático.
Ambos líderes destacaron el rol de Canadá como décimo país inversor en la Argentina y primero en materia de minería, y señalaron la importancia de impulsar en conjunto el desarrollo minero sustentable. Acordaron, a su vez, trabajar de manera coordinada para profundizar y diversificar las inversiones y el comercio en rubros como, por ejemplo, el agroalimentario y el energético.
El Jefe de Estado estuvo acompañado por los ministros de Relaciones Exteriores, Comercio internacional y Culto, Santiago Cafiero; de Economía, Martín Guzmán; del secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; y el sherpa en el G20 y Embajador argentino en los Estados Unidos, Jorge Argüello.
En tanto, junto a Trudeau estuvieron la Jefa de Gabinete, Katie Telford; el viceministro de Relaciones Exteriores, David Morrison; y los asesores de Asuntos Globales, Patrick Travers, y de Política Exterior, Kathleen Davis.
Más temprano, el Jefe de Estado se había reunido con el director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, a quien le reiteró que para la Argentina es prioridad fundamental que los medicamentos, tratamientos y vacunas contra el COVID-19 sean considerados bienes públicos globales. Le explicó que por eso el país apoya la propuesta de suspensión temporaria de patentes presentada por India y Sudáfrica en el marco de la Organización Mundial de Comercio.
El encuentro con Justin Trudeau se produjo luego de un sábado muy agitado por las intensadas negociones que el Alberto Fernández mantuvo con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, con la misión de allanar el camino para destrabar la renegociación de la deuda.
Antes, había participado de reuniones bilaterales con la canciller de Alemania, Angela Merkel; con el jefe de Estado de Francia, Emmanuel Macron; y el titular del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Y por la noche concurrió a un cena oficial del G20 que brindó el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, en honor a los jefes de Estado y Gobierno asistentes a la Cumbre en el Palacio Quirinale, residencia oficial del mandatario europeo.
El Presidente y la titular del FMI, Kristalina Georgieva, se reunieron ayer en la Embajada argentina en Roma pero no lograron avanzar en el acuerdo y ahora los aliados europeos esperan una señal del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden.
Sin resultados concretos en el largo cónclave que compartieron, trascendió que Francia y Alemania se moverán a la par de las decisiones de la Casa Blanca frente a los planteos de la Argentina para obtener la refinanciación de la deuda de 44.000 millones de dólares que contrajo el ex presidente Macri.
En este contexto, el presidente argentino y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional dijeron lo suyo sin apartarse de la letra ya asumida y escrita.
“Buen encuentro con el presidente Alberto Fernández. Acordamos que nuestros equipos deben trabajar juntos e identificar políticas sólidas para abordar los importantes desafíos económicos de Argentina en beneficio del pueblo argentino”, expresó Georgieva.
Al margen de las poses fotográficas y los textos en Twitter, las diferencias entre la Argentina y el FMI continúan. Alberto Fernández pretende un acuerdo de Facilidades Extendidas sin ajuste. Georgieva replica que no es posible refinanciar 44.000 millones de dólares sin un programa que acote los márgenes de emisión, termine con los distintos tipos de cambio, permita remesar las ganancias a las casas matrices, achique los subsidio, elimine los congelamientos y libere el cepo a las exportaciones.
Antes de reunirse con Georgieva, el Jefe de Estado mantuvo un encuentro con la canciller alemana Angela Merkel para lograr su apoyo en la negociación con el FMI pero por el momento no está de acuerdo con reducir los sobrecargos, un posición que es compartida por Estados Unidos y Japón.
Alemania es clave para la estrategia del jefe de Estado porque tiene cerca del 6 por ciento de la representación en el board del FMI, además de su influencia política en la toma de decisiones de ciertos países europeos que integran la conducción del organismo multilateral de crédito.
La agenda del sábado también incluyó un encuentro con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, con ese mismo fin. Sin embargo, en la charla también se colaron otros temas como las dictaduras de Nicaragua y Venezuela.
En un tuit redactado en castellano y arrobando a su par argentino, Macron arrobó a Fernández y destacó un tema que no fue mencionado en los comunicados de la Cancillería argentina sobre la reunión bilateral.
“Con @alferdez en el G20, hablamos de las crisis en América Latina, en particular de Venezuela y Nicaragua”, escribió el mandatario francés en su cuenta oficial de Twitter.
El presidente de Francia fue uno de los primeros en condenar, por ejemplo, la detención de Cristiana Chamorro, una de los siete candidatos presidenciales encarcelados por Daniel Ortega en Nicaragua.
A la inversa, es bien conocida la reticencia del Gobierno argentino a condenar estos atropellos a la democracia y las violaciones de los derechos humanos en Venezuela y en Nicaragua, una posición bastante solitaria en América Latina.
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