(Enviado especial a Glasgow) Alberto Fernández abandonó Roma con una sonrisa de satisfacción: había logrado que el G20 recomendara al Fondo Monetario Internacional (FMI) que revisara su política vinculada a los sobrecargos, un castigo financiero que causa al país un pago extra de 1.000 millones de dólares anuales.
Cuando llegó al aeropuerto de Glasgow, cerca de las 21 (hora local), el presidente subió a un auto oficial y se dirigió al hotel Hilton Double Tree de Edimburgo, el único lugar disponible para dormir a pocas horas de iniciarse la Cumbre de Cambio Climático (COP26). Se lo notaba cansado, pero dispuesto a contestar las preguntas de los 15 medios que cubren su gira por Europa, incluido Infobae.
A continuación, el reportaje que Alberto Fernández concedió antes de cenar con la comitiva en la Brasserie Bread St.
— Teniendo en cuenta la reunión con Kristalina Georgieva, más el comunicado emitido por el G20 que reconoce la posición del gobierno argentino sobre los sobrecargos, la aplicación de los DEG que pertenecen a los grandes países y quizás la creación de tres fondos especiales, ¿cuán cerca está la Argentina de lograr el acuerdo con el Fondo Monetario?
— El proceso de negociación está ocurriendo en este momento. Martín Guzmán y Gustavo Beliz se quedaron en Roma negociando con el equipo. Así que eso está funcionando. Yo lo que creo es que lo que tuvo mucho sentido en el G20, para Argentina, es que nosotros vinimos con un planteo de llamar la atención sobre lo que está pasando en el mundo. El mundo de la post pandemia es un mundo sufriente, donde hay muchos países endeudados, donde hay muchos países en crisis. Y lo que nosotros hicimos, que fue una suerte de común denominador de mis tres discursos en el G20, fue llamar la atención sobre los problemas de financiamiento que va a enfrentar el mundo después de la crisis de la pandemia. Entre ellos el de Argentina. Yo planteé el de Argentina sólo en el primer discurso. Pero es una constante en los tres discursos: advertir que estamos con un problema económico de gran seriedad, de enorme desigualdad, que esa desigualdad reclama financiamiento y que ese financiamiento el mundo desarrollado lo tiene que advertir.
— Por el crédito que firmó Mauricio Macri, Argentina tiene que pagar a lo largo de todo el 2022 cerca de 19.000 millones de dólares, además del acuerdo atado con el Club de París. ¿Desde su perspectiva, Argentina llega a cerrar la negociación para cumplir con esos plazos?
— Es evidente que la Argentina no puede pagar 19.000 millones de dólares el año que viene. No hace falta que nadie lo pregunte. Nosotros estamos trabajando para poder encontrar un acuerdo que sea sostenible. Esto quiere decir que no postergue el crecimiento y el desarrollo que la Argentina está sintiendo, que no nos imponga un ajuste que socialmente cueste. Y que además el acuerdo al que lleguemos la Argentina lo pueda cumplir en el tiempo. Está claro que lo que firmó Macri es un acuerdo de imposible cumplimiento. Y está claro que ese fue un acuerdo de un plan que propuso el Fondo, y que en la primera revisión demostró su fracaso.
— ¿Cree que el apoyo de los países del G20 en los sobrecargos y en la creación de nuevos fondos o de nuevos programas implica que cuando esto llegue al board del FMI, en diciembre, esos países van a votar a favor del tema?
— Yo llevo esto desde el primer día, hice un trabajo laborioso con toda Europa. Que en este encuentro (del G20) volvió a repetirse: con (Angela) Merkel, con (Emmanuel) Macron, con Pedro Sánchez, y los comisionados europeos. Todos tuvieron el mismo sentido, que primero es agradecer y luego seguir buscando ese apoyo que hasta aquí siempre hemos conseguido de ellos para tratar de resolver el problema de la deuda con un sentido razonable. Lo que hemos logrado hoy es que el G20 entienda el planteo argentino y no solamente proponga fondos para la resiliencia de la pandemia para los países de renta baja y media, que era nuestro reclamo, porque los países de renta media contienen el 60% de la pobreza en el mundo, sino que también le planteo al Fondo la necesidad de seguir avanzando en el directorio de diciembre con la resolución del tema de los sobrecargos.
— ¿Usted mantuvo un encuentro importante con la titular del Fondo Monetario, Kristalina Georgieva. ¿Cuáles son las conclusiones de ese encuentro? ¿buscaba usted allí algún tipo de punto de inflexión para destrabar la negociación?
— La negociación va avanzando con las dificultades que una negociación supone, porque hay muchos intereses en pugna, y porque también es cierto que hay un mundo financiero que ha demostrado el fracaso y que se resiste a cambiar y a aceptar la crisis que ha generado. La reunión con Kristalina Georgieva fue buena, fue una buena reunión donde nos dijimos francamente las cosas. Donde ratificamos nuestro deseo de cumplir nuestros compromisos, pero no a costa de postergar a nuestra gente. Después, a la noche (de ayer en Roma), la encontré en la cena y volvimos a hablar.
— ¿Qué significa buena?
— Que fue fructífera. Buscamos mecanismos para seguir avanzando y seguir encontrando puntos de acuerdo. Hablamos también de los sobrecargos, me dijo que eso está previsto ser analizado en el directorio de diciembre. Y de verdad, me voy satisfecho. E inclusive en la premura de tratar de buscar una solución se quedaron los equipos, los del Fondo y Martín (Guzmán) a la cabeza con Gustavo Béliz para seguir adelante trabajando.
— ¿Es posible que viaje a Estados Unidos, tras su conversación informal con Joseph Biden?
— No, no hablamos nada de eso. La casualidad fue que en la cena de anoche (jueves en Roma), la señora Biden se ubicó a mi lado, y tuvimos una cena espléndida de verdad. Hablamos toda la noche y fue muy divertido. Fue muy lindo encontrarlo al presidente Biden. Yo veo muchos de sus planteos con mucha simpatía y, bueno, ojalá podamos en algún momento concretar una reunión.
— ¿Habló con Cristina?
— Todavía no. Supongo que le hablaré mañana.
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