¿Se puso en marcha el proyecto “Mauricio 2023″? Algunos interpretan que el acto del jueves pasado en Dolores para respaldar al ex presidente en su fallida presentación judicial significó un virtual lanzamiento de su candidatura presidencial. En el entorno macrista lo niegan terminantemente, mientras advierten que todavía es muy prematuro hablar de la pelea para suceder a Alberto Fernández.
Es como si aseguraran que no, pero con la salvedad de que hay tiempo para arrepentirse y lanzarse a la carrera para un “segundo tiempo” de su gestión. Lo cierto es que hay señales en uno y otro sentido. Y que el acto de Dolores, sobre todo, reavivó la clásica puja entre “halcones” y “palomas” de Juntos por el Cambio, silenciada de mutuo acuerdo para que no interfiera en la campaña: los primeros no faltaron a la cita para acompañar al ex presidente, mientras que los segundos prefirieron ausentarse y apoyarlo 24 horas antes posando con él en una foto.
Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Diego Santilli, tres exponentes del ala dialoguista de la coalición opositora que estuvieron acompañados de Jorge Macri y Graciela Ocaña, fueron los que se acercaron este miércoles a un club de Munro para la foto con el ex mandatario y graficar así su respaldo ante la polémica citación del juez subrogante Martín Bava.
Varios de los “halcones”, más endurecidos que nunca, bramaron en Dolores contra dirigentes de su espacio que no habían viajado hasta allí porque “no hay que mezclar la campaña con la causa judicial”. A Dolores tampoco fueron las máximas autoridades de la UCR y mucho menos de la Coalición Cívica. Para el ala dialoguista de JxC, era “piantavotos” una imagen tan similar a la que había armado Cristina Kirchner en 2016 cuando fue a declarar ante el juzgado de Claudio Bonadío.
De todas formas, tanto Rodríguez Larreta como Vidal hicieron declaraciones en las que quedaba en claro su solidaridad con Macri y su condena a un expediente teñido de motivaciones políticas. La candidata porteña habló de “jugada sucia” y “operaciones”. Para el jefe de Gobierno, “es claramente una movida política” y “no hay ninguna duda de que Macri es un perseguido”.
El círculo íntimo de Macri valoró esas afirmaciones, pero no perdona que no hayan estado en Dolores. Y sugiere que el ex presidente tampoco. Por eso, explica, en su discurso hizo hincapié en agradecer a todos los que habían hecho “cientos de kilómetros” para acompañarlo e incluso fue más allá al reconocer ante los concurrentes al acto: “Ustedes están cuando yo lo necesito”.
Patricia Bullrich, la titular del PRO y una abanderada del ala dura, también pareció aludir a esas ausencias sugestivas al hablar antes que el ex mandatario. “Todos los que estamos acá confiamos en la plena inocencia de Mauricio Macri”, enfatizó, mientras le dijo: “Mauricio, nadie te deja solo”.
¿El ala moderada pensó solamente que el acto macrista podía contaminar la campaña o también que se podía convertir en el trampolín del proyecto presidencial para 2023? Cerca de Larreta aseguran que su líder nunca se opuso a que la gente se expresara en Dolores y que incluso les comentó a los integrantes de su gabinete que no iba a objetar si decidían viajar para sumarse al encuentro.
El ex presidente seguirá levantando su perfil y, aunque no sea de manera explícita, aprovechará el rol de víctima por haberse convertido en un “perseguido del kirchnerismo”. Esta noche hablará del tema cuando participe como único invitado de “La noche de Mirtha”, conducido por Juana Viale. ¿No es que había resignado su protagonismo para cedérselo a Rodríguez Larreta? “Es imposible callarse cuando tenés todos los recursos del Estado orientados a condenarte”, justifican cerca de Macri.
Hay larretistas que sospechan que detrás de los movimientos de Macri hay un intento de posicionarse para la pelea presidencial de 2023. Y que ese supuesto intento comenzó la noche de las PASO, cuando el ex jefe del Estado sintió que la mayoría de los argentinos había votado en sintonía con sus críticas contra el Gobierno. “Me dieron la razón”, dicen que se jactó ante sus colaboradores.
Ese triunfo intelectual, según esa visión, no es de Larreta ni de Vidal, quienes se endurecieron contra el oficialismo como una táctica para no dilapidar los votos duros del electorado porteño, sino de Macri, Bulllrich y otros referentes de Juntos por el Cambio que fueron opositores de la primera hora.
Si su mirada antikirchnerista predomina en la sociedad e incluso su figura mejora en las encuestas, ¿por qué Macri no intentaría otro mandato presidencial para capitalizar su experiencia en el Gobierno y avanzar con los cambios que no pudo llevar adelante? En el macrismo juegan al misterio: afirman que el ex mandatario quiere tener incidencia en las decisiones de Juntos por el Cambio y convertirse en un hombre de consulta, pero que está cómodo con su vida fuera del poder.
Sostienen que ha confesado en la intimidad que disfruta de ir a buscar a su hija Antonia al colegio o de comprar las facturas en la panadería del barrio como un ciudadano más, tanto como de viajar por el mundo para dar charlas o trabajar para la Fundación FIFA. Algunos le creen. Otros, no tanto.
“Nadie busca tanto protagonismo en la política si no tiene aspiraciones de llegar a algún lugar importante”, alerta una de las “palomas”, con desconfianza en ascenso. “Es el fundador del PRO, uno de los socios iniciales de Juntos por el Cambio y un ex presidente no peronista que terminó su mandato. Tiene derecho a que se escuche su opinión”, replica un “halcón”.
“¿A usted le gustaría repetir en el 2023 y ser candidato a presidente?”, le preguntó a Macri el periodista Eduardo Feinmann, en junio. “Justamente lo que he hecho es correrme de cualquier lugar de competencia personal -respondió el ex presidente-. No estoy en ese plano. No me interesa. Lo voy a decir en términos futbolísticos. Si tenés la pelota, no es preciso que defiendas porque hay una sola pelota. Y la pelota hoy es defender la República. El 23 no existe si no tenemos un 21″.
En la visión de Macri, la oposición debe concentrar sus esfuerzos en ganar las elecciones legislativas. Fue lo que sucedió en las PASO y podría repetirse el 14 de noviembre. Y la noche de las primarias, en Costa Salguero, el ex presidente reunió en un círculo a varios dirigentes de su espacio y les propuso juramentarse a mantener la unidad hasta los comicios generales. Allí estaba Larreta.
El lunes 15 comenzará otra etapa. El ex presidente aspira a mantener un fuerte predicamento en la estrategia de Juntos por el Cambio. No quiere que lo empujen a jubilarse ni que lo marginen. Se siente apoyado por Bullrich, pero no dio señales de que avalará su proyecto “Patricia Presidente”. Cree que la candidatura presidencial de 2023 debería resolverse mediante las PASO para que “decida la gente”. Rodríguez Larreta y Vidal pensaban que las encuestas deberían determinar quién de los dos se postula, pero valoran la fuerza que las primarias le dieron a sus candidatos.
Falta mucho para 2023 y, a la vez, falta poco. El escenario donde se dirimirán las postulaciones ya está instalado. El acto de Dolores fue casi un precalentamiento para Macri. Volverá al juzgado de Martín Bava el miércoles, rodeado de un grupo de dirigentes fieles, pero, como le aconsejaron en las últimas horas, sin repetir la movilización de militantes y ciudadanos. Sus colaboradores piensan que es inconveniente “convocar a la gente cada vez que declare ante la Justicia”. Y recalcan que quedará en claro que “el Gobierno quiere procesarlo como trofeo de guerra en la campaña”.
Macri, nuevamente en un primer plano. Con todo el oficialismo y una parte de la Justicia apuntándole. Con su antikirchnerismo declarado que se traslada a los votos. Con encuestas donde su imagen se recupera. ¿Serán las condiciones ideales para poner en marcha el proyecto “Mauricio 2023″? La política, como se sabe, es el arte de lo posible. Y en la Argentina, también de lo imposible.
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