En el marco de la cumbre de líderes del G20, cuya ceremonia de bienvenida se desarrolló esta mañana en el centro de convenciones La Nuvola (La Nube), del barrio EUR de la capital italiana, Alberto Fernández alzó la voz contra la especulación financiera que atenta contra la producción y el trabajo.
Desde el Gobierno insisten en que el FMI debe hacerse cargo y establecer qué parte de responsabilidad tuvo en el otorgamiento de 44.000 millones de dólares a la gestión anterior, de los cuales US$ 19.000 vencerán en 2022.
El Presidente, que tiene la expectativa de que la Cumbre culmine con un documento que apoye la baja de las sobretasas y que otorgue créditos con montos amplios a mayor plazo, buscó persuadir a los concurrentes con lo ocurrido en la Argentina durante la presidencia de Mauricio Macri.
“El actual sistema, que prioriza a la especulación por sobre el desarrollo de los pueblos, debe cambiar”, enfatizó el Jefe de Estado al poner como ejemplo que la deuda externa que heredó su gobierno con el Fondo Monetario Internacional.
“La deuda externa que hoy estamos afrontando es un claro ejemplo de lo que está mal: única en la historia por su monto y por sus condiciones de repago, aprobada para favorecer a un gobierno en la coyuntura, acaba condenando a generaciones que miran impávidas el destino que les ha sido impuesto”, explicó.
Señaló que “no hay inocentes en esa historia” ya que “son tan responsables los que se endeudaron sin atender las ruinosas consecuencias sobrevinientes, como los que dieron esos recursos para financiar la fuga de divisas en una economía desquiciada”.
Si bien se preocupó por dejar en claro que no estaba renegando del capitalismo, expresó que su misión es alzar la voz “contra los que han sometido al capitalismo de la producción y el trabajo a la lógica de la especulación financiera”. Y en ese contexto, pidió a los líderes del G20 “involucrarse en esa tarea sabiendo que tanta injusticia social rodea nuestras vidas”.
Hasta el momento, las fuentes oficiales contabilizan un apoyo del 62% de los accionistas en el FMI, 13 puntos debajo de lo necesario para que se apruebe la reducción de la sobretasa desde el 3,05% al 1,05% que espera la gestión de Fernández.
En tanto, indicaron que está en discusión una tercera línea con los recursos del fondo denominado de resiliencia -cuyos fondeo podría provenir de los DEG que giraron a países que no los necesitan- para que haya más plazo y con un monto que sea lo más amplio posible, lo que se sumaría a los programas del Fondo de stand by y facilidades extendidas.
“El financiamiento internacional debe fijar nuevas reglas para poder igualar nuestras sociedades, con impactos positivos y enfrentando el cambio climático”, recalcó Fernández.
Más allá de los pedidos puntuales que se incluyen en la negociación, desde el Ejecutivo subrayan que está la intención de querer llegar a un acuerdo con el FMI, pero sin que implique reformas estructurales para la Argentina, y aclaran que el Presidente lo viene planteando desde el primer día en que comenzó la negociación para reestructurar la deuda a la titular del Fondo.
En otro tramo de su discurso, el Presidente recordó que la última vez que había estado en Roma fue días antes de que se desatara la pandemia del coronavirus en Europa. “Semanas después, la pandemia golpeaba las puertas de América. Desde entonces, mientras contabilizamos enfermos y muertos, vimos como la desigualdad se profundizaba”, remarcó en alusión de que el virus irrumpió con más fuerza en los países en desarrollo por la falta de rápido acceso a las vacunas.
“Estas disparidades estremecen. Casi el 80 % de las vacunas producidas se aplicaron en países de altos ingresos. En cambio, más del 60 % de la población de nuestra región aún no tiene completado su esquema de vacunación. La vacuna aún no es un bien global”, se lamentó Fernández, quien además hizo un llamado de atención a aquellos países que solo aceptan el ingreso de personas inoculadas con determinadas vacunas.
“Ese triste panorama se patentiza cuando vemos que se restringe la movilidad de las personas según haya sido la vacuna a la que pudieron tener acceso”, reflexionó en alusión a que Estados Unidos, por ejemplo, no acepta el ingreso de personas vacunadas con la Sputnik-V.
Además, durante su exposición optó por parafrasear al Sumo Pontífice. “La globalización iba a convertir al mundo en una ‘Gran Aldea’, la casa común de la que habla el Papa Francisco. Nacía la esperanza de una comunidad integrada y una convivencia pacífica. Los resultados fueron otros. La codicia de los poderosos condenó al olvido a millones de aldeanos”, advirtió.
Antes de participar de la Cumbre, Alberto Fernández mantuvo un breve encuentro con el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden. Fue una cita breve e informal, donde el jefe de Estado quedó sorprendido por la afectuosidad del Presidente de los Estados Unidos.
“Me fue muy bien con nuestro amigo común”, le comentó Biden a Alberto Fernández luego de ser recibido por el Papa Francisco en el Vaticano durante una audiencia que duró 90 minutos.
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