A casi un mes de la última reunión del Gabinete Nacional en pleno, el miércoles que viene, 3 de noviembre, los ministros volverán a sentarse en la misma mesa que Juan Manzur, el jefe de Gabinete, y evaluarán como avanzó el plan que se trazaron unos días después de la dura derrota electoral que el oficialismo sufrió en las PASO. A los titulares de los ministerios se les pidió una hoja de ruta a fines de septiembre que se analizará en detalle. Difícilmente quienes formaron parte de la comitiva presidencial al G20 en Roma puedan estar presentes. Los ministros Martín Guzmán (Economía), Santiago Cafiero (Relaciones Exteriores), Juan Cabandié (Ambiente) y los secretarios Julio Vitobello (de la Presidencia) y Gustavo Beliz (Asuntos Estratégicos), integran esa lista.
Cuando asumió en reemplazo de Santiago Cafiero el 20 de septiembre, Manzur se propuso revitalizar la gestión del Gobierno. Por eso impuso algunos cambios que llevaron su impronta, desde la experiencia que fue adquiriendo al estar al frente de la gobernación de Tucumán. Una fue la de empezar con su trabajo en la Casa Rosada desde bien temprano (todos los días a las 7 de la mañana ya se instala en su despacho) y otra la de juntar a “la tropa” con mayor continuidad con el objetivo de mejorar la gestión.
“Sabemos a dónde ir y a quiénes proteger”, se escucha desde el entorno del ex gobernador tucumano. Destacan que se necesitaba una planificación mínima, optimizar recursos. Por eso establecieron un tablero donde casi diariamente se van anotando los progresos, los estancamientos o la inercia, en cada uno de los casos. Sobre esa premisa los ministros deberán demostrar los resultados de cada área.
La primera vez que reunió al elenco ministerial en el Salón Eva Perón de la Rosada, sin la presencia del presidente Alberto Fernández, Manzur bajó un mensaje con la finalidad de acelerar el ritmo de las decisiones. Aquel 22 de septiembre durante tres horas cada uno expuso el panorama del ala a su cargo. Y acordaron que esos encuentros iban a producirse cada dos semanas. Esto se cumplió parcialmente porque solamente se realizó otra reunión del mismo tipo el 6 de octubre, en el Museo del Bicentenario, en esa oportunidad con el jefe de Estado incluido.
Luego de los detalles de aspectos técnicos que expuso cada ministro, el pedido de Manzur había sido que elaboren un “paper” de cada cartera, una hoja de ruta que será monitoreada y que le servirá al jefe de Gabinete para interiorizarse de las situaciones particulares. También les había pedido enfáticamente a todos que “contemos lo que estamos haciendo que es muchísimo” a pesar de las limitaciones que impuso la pandemia a este gobierno durante los casi 22 meses de administración. “Tenemos que ponernos de pie, salir adelante. Hay que demostrar que gobierna el peronismo y que una vez más lo vamos a hacer”, dijo en esa ocasión en claro tono de campaña.
Junto a Manzur se habían sumado al Gabinete Aníbal Fernández (en el ministerio de Seguridad), Julián Domínguez (Agricultura, Ganadería y Pesca), Jaime Perzyck (Educación) y Daniel Filmus (Ciencia y Tecnología). Además, Santiago Cafiero pasó de la Jefatura de Gabinete a Relaciones Exteriores y Culto, en reemplazo de Felipe Solá. También fue reemplazado el vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, por Juan Ross.
En Balcarce 50 creen ahora que lo que se transmitió sirvió para frenar el desgaste en algunos sectores del Gabinete, que se tomó real dimensión del “sacudón” tras la debacle electoral en la mayor parte del país el 12 de septiembre en las PASO y que la sociedad reclamaba una reacción del Ejecutivo. “Hay veces en que un Gobierno necesita un poco de aire”, reconocen cerca de Manzur. Pensando en el escenario post electoral, todavía no se animan a pronosticar si habrá o no más cambios de nombres.
En las oficinas cercanas a la de Alberto Fernández son optimistas en que mejorará el resultado en las urnas y también resaltan que los cambios de ministros no debilitaron al Presidente. Por el contrario, sostienen que eso podría haber ocurrido “si todo hubiera seguido igual”.
Pese a la tensa relación entre oficialismo y oposición. la muñeca política de Manzur sirvió para que la confianza en el diálogo se mantenga. Gobernadores enrolados en Juntos por el Cambio, el principal espacio opositor, como el jujeño Gerardo Morales o el correntino Gustavo Valdés, accedieron a sus oficinas en los últimos días. “Que haya opiniones duras hacia nosotros o tanta pirotecnica verbal se las entiende como parte del juego”, dicen a su lado. Y acotan que es preferible no responder a las agresiones porque prefieren “mantener la serenidad y ser prudentes en este momento tan delicado”.
Tiene experiencia de su paso por la gobernación tucumana y también al frente del ministerio de Salud, entre 2009 y 2015, cuando Cristina Kirchner era presidenta. “Habla con los gobernadores, con los gremios, con los intendentes del Conurbano, con todos”, describen los allegados a Manzur. En su capacidad negociadora aprecian una de sus mayores fortalezas.
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