Alberto Fernández partió a las 22.45 rumbo a Italia para participar de la cumbre del G20, un foro de jefes de Estado que en Roma analizará la situación global post pandemia, la crisis del Cambio Climático y la situación económica y financiera de países pobres y de renta media que fueron golpeados por el COVID-19.
El Presidente aprovechará este escenario mundial para obtener respaldos geopolíticos a su estrategia de negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que reclama un programa económico sustentable para refinanciar la deuda de 44.000 millones de dólares que contrajo Mauricio Macri cuando ocupaba la Casa Rosada.
Alberto Fernández enfrenta un desafío complejo y con final incierto.
Joseph Biden descartó una bilateral con el jefe de Estado en Roma, y esta decisión diplomática exhibe la cautela que tiene la Casa Blanca frente a la estrategia de negociación de la Argentina. Biden no quiere que una reunión formal con Alberto Fernández -aunque tenga una mínima duración- sea interpretada como un apoyo institucional de la administración demócrata a la posición del Gobierno ante el FMI.
Y en este contexto, con excepción de los contactos informales durante la cumbre, no habrá reuniones oficiales entre la delegación de la Argentina y la comitiva de los Estados Unidos. Alberto Fernández y Biden aparecerán juntos en algunas fotos durante las deliberaciones, pero esas imágenes solo son parte del rito mediático del G20. Nada más.
El Presidente propone una reducción de los sobrecargos, un plazo de financiación de la deuda de 44.000 millones de dólares y una quita de importante de capital. El board del FMI -integrado por países poderosos como Estados Unidos, Alemania y Japón- no acepta esa propuesta y exige un programa económico sustentable para los próximos cuatro años.
El sábado a las 12 (hora de Italia), Alberto Fernández insistirá con su posición maximalista frente a Kristalina Georgieva. El Presidente y la directora gerente se encontrarán en la embajada argentina en Roma, y durante una hora tienen previsto analizar la negociación pendiente y tratar de encontrar un punto de inflexión que permita recuperar la inercia perdida en las últimas semanas.
Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán, han afilado su discurso ante el FMI. Y Georgieva, que lee todos los informes de prensa que llegan desde Buenos Aires, entiende en qué situación política y electoral están el Presidente y Guzmán. Sin embargo, la directora gerente tambien enfrenta sus propios fantasmas en Washington, y su espacio de maniobra se redujo de manera ostensible.
Condicionada por los efectos internos del affaire que protagonizó junto al gobierno chino, Georgieva ya no podrá acelerar la reducción de los sobrecargos que se imputan sobre la deuda -cerca de 1.000 millones de dólares al año-, un planteo de la Casa Rosada que parecía factible a principios de año.
Pero la titular del FMI cayó en desgracia ante la Casa Blanca y la Secretaría del Tesoro, y Alberto Fernández endureció su discurso frente al organismo y la deuda que se debe refinanciar cuanto antes para no caer en default. El board del Fondo pretende un programa sustentable de la Argentina, y hasta que ello no suceda -desde su perspectiva económica y financiera-, el Presidente y su ministro de Economía no tienen una sola chance de cerrar un acuerdo de Facilidades Extendidas en los próximos meses.
Además de su cónclave con Georgieva, Alberto Fernández protagonizará un encuentro con Angela Merkel, que concluye su mandato como Canciller de Alemania. El Presidente y Merkel se encontrarán el sábado en el centro de convenciones del G20 -La Nuvola-, y la intención del jefe de Estado es analizar la relación bilateral con Alemania y solicitar -de nuevo- su apoyo al momento de la votación en el board del FMI.
El poder de Merkel languidece en Alemania, y sus reflexiones serán casi testimoniales. La canciller estará acompañada por funcionarios que integrarán el próximo gobierno -quizás hasta su sucesor-, pero eso no implica que la actual posición de Berlín gire tras un encuentro con Alberto Fernández en el G20.
Alemania se alinea con Estados Unidos y a continuación siempre se suma Japón. Es importante que el jefe de Estado converse con sus representantes, y que la diplomacia esté activa. Sin embargo, hasta que la Casa Rosada no reformule su actitud beligerante con el FMI y proponga un plan sustentable de pago de la deuda, la negociación continuará empantana.
Durante las 48 horas del G20 en Roma, Alberto Fernández también se encontrará con la Reina Máxima de Holanda, el premier español Pedro Sánchez, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel (pull aside), la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
El Presidente tiene previsto partir a Roma cerca de las 22, y su comitiva oficial está integrada por la primera dama, Fabiola Yañez, el canciller Santiago Cafiero, el minsitro de Economía, Martín Guzmán, el ministro de Medio Ambiente, Juan Cabandié, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, el embajador en Estados Unidos, Jorge Arguello el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, el jefe de asesores, Juan Manuel Olmos, la asesora presidencial Cecilia Nicolini, la portavoz Gabriela Cerrutti, la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca, y el subsecretario de Comunicación y Prensa, Marcelo Martín.
Martín Guzmán y el embajador en los Estados Unidos, Jorge Arguello (Sherpa argentino del G20), ya están en Roma. Guzmán por una reunión de ministros del G20, y Arguello porque es una pieza clave de la delegación argentina que coordina todas las actividades de la cumbre junto al embajador argentino en Italia, Roberto Carles. Los tres recibirán al Presidente cuando aterrice mañana en el aeropuerto de Fiumicino.