“La elección nos dejó un resultado que tenemos que escuchar”, suelen repetir cerca del presidente Alberto Fernández, buscando dejar en claro que la estrategia electoral previa a las PASO falló y que los argentinos necesitan respuestas distintas a las que el Gobierno pudo darles hasta ahora. Además, es parte de los consejos del consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí la idea de mostrar al Presidente abierto a escuchar los errores de su propia gestión.
En esa tarea de escucha, que se reforzó con una serie de focus group, el gobierno nacional armó un listado con los cuatro temas que ocupan el ranking de preocupaciones; inflación, inseguridad, empleo y presencialidad de los chicos en los colegios. Hacia esos tópicos comenzó a direccionar las medidas en los últimos días, intentando dar señales claras a la sociedad de que actuaron en consecuencia.
La última medida que salió a respaldar el Gobierno fue el control de precios en 1.432 productos de la canasta de consumo masivo. Es a la que se aferraron en esta etapa de la campaña electoral para lograr bajar los altos niveles de inflación que sacuden a la Argentina. En los últimos doce meses el acumulado llegó al 52,5%. Desde que comenzó el 2021 ya hubo un 37%. En septiembre fue del 3,5%.
En la Casa Rosada aseguran todas las semanas que el Gobierno terminará el año con sueldos por encima de la inflación. Es la proyección positiva que sostienen. Y para que se cumpla, una de las herramientas centrales será el congelamiento de precios en los productos del supermercado. Lo que más consume la mayor parte de la gente. Por eso desde la Secretaría de Comercio y Balcarce 50 le dan una gran importancia a los controles en todo el país pero, especialmente, en el conurbano.
Sin posibilidades de realizar anuncios debido a la veda electoral, volcaron parte de la comunicación a la medida que se llevó adelante en base a una resolución. El Secretario de Comercio, Roberto Feletti, no pudo llegar a un acuerdo con los supermercadistas y el Gobierno debió avanzar sin poder lograr consenso. Sin embargo, advirtieron que la mayoría de los comerciantes estaban a favor pero unos pocos impidieron cerrar el acuerdo. Por esos insisten con una frase que deja la puerta abierta: “Seguimos negociando”.
Para el kirchnerismo el control de los precios es una herramienta válida para amortiguar y contrarrestar la presión inflacionaria. Ya sucedió durante las gestiones de Cristina Kirchner y en esta oportunidad el respaldo a la medida fue explícito. Ayer La Cámpora emitió un comunicado que tituló “Sin la presencia del Gobierno, no hay principio de solución”. Allí aclararon que la causa de las subas de precios no tienen que ver con “la maquinita” o “el gasto desmedido”.
El sábado Máximo Kirchner también se refirió al tema. Advirtió que “hay una discusión de precios” que se trata de una “enorme disputa por la distribución del ingreso”. Para el líder camporista “el sector concentrado productor de alimentos busca apropiarse de todos los recursos que vuelca el Estado para tratar de que la sociedad pueda paliar la pandemia”. Definiciones que dejaron bien en claro la postura del kirchnerismo frente a la medida.
El último jueves el consultor catalán, que dirige el rumbo de la comunicación de campaña oficialista, encabezó una reunión en el primer piso de la Casa Rosada con un grupo de ministros que manejan temas sensibles y prioritarios en la agenda del Gobierno. Allí también estuvo Feletti porque uno de los temas centrales fue el congelamiento y el control de los precios. “Es un tema primordial para nosotros. No podemos tener una política errática”, reflexionó uno de los presentes en esa reunión.
Esta semana el gran objetivo oficial pasa por la implementación del operativo de control, que comenzó durante el fin de semana, pero que se profundizará en estos próximos días. Para el conurbano Alberto Fernández le pidió ayuda a los intendentes bonaerenses. Que desplieguen sus propios ejércitos de controladores en los supermercados. Barrer los barrios con la militancia para que el cumplimiento sea efectivo y la medida golpee con fuerza en la economía doméstica.
Los datos de inflación del mes de octubre se conocerán, según marca el calendario del Indec, el jueves 11 de noviembre. Es decir, tres días antes de que se realicen las elecciones generales. Mostrar un descenso del porcentaje será un ítem clave en la agenda positiva que busca instalar el gobierno nacional. ¿Puede cambiar la elección? En la Casa Rosada asumen que es mucho más complejo dar vuelta el resultado, pero sería un dato que renueve las expectativas de un camino de descenso.
Si el resultado del congelamiento de precios, retrotraídos al 1 de octubre, no da un golpe de efecto y genera un resultado positivo, el número de inflación de octubre podría convertirse en el fracaso de la medida. En resumen, si la inflación de este mes, primordialmente del rubro alimentos, no desciende, la política primordial del Gobierno habrá fallado. El Presidente necesita mostrar resultados rápidos. No hay tiempo.
Según publicó Infobae, las principales consultoras prevén que la inflación superará este mes nuevamente el 3% y que se encamina a terminar en un 50% este año. Eco Go prevé 3,5%, Seido entre 3,5 y 4%, FIEL 3,3%, Analytica 3,1% y Equilibra el 3 por ciento.
En gran medida, la posibilidad de contener el desmadre inflacionario marca la agenda política y electoral del oficialismo, donde la misión es “recuperar el contrato social que se estableció con la gente en la campaña del 2019″. Es decir, la idea de recuperar el poder adquisitivo que habían perdido durante la gestión de Mauricio Macri.
En la Casa Rosada ya saben que la pandemia dejó de ser un argumento válido para explicar la crisis económica y la demora del Gobierno en lograr la recuperación económica tan anunciada. Por lo que lo único que mueve el amperímetro son los datos concretos que alivien el bolsillo de la gente.
Durante el fin de semana Feletti sostuvo que el control de precios arrancó bien y adelantó que esta semana se va a juntar con las empresas mayoristas para avanzar en el control y cumplimiento de la medida. “Hay que lograr la baja de precios y están dadas las condiciones. Son los mayoristas los que terminan regulando el margen de ganancias a los minoristas, por eso es muy importante el diálogo con ellos”, aclaró.
Tres días atrás se publicó un dato sobre la percepción de la sociedad respecto al gobierno de Alberto Fernández que quizás pasó desapercibido. La gestión del Frente de Todos cayó en el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), estudio que elabora periódicamente la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) y que es un indicador creíble y riguroso que marca el termómetro social.
Cayó un 3,5% en octubre comparado al mes anterior y alcanzó los 1,52 puntos. Fue el más bajo que la peor percepción que tuvo el ex presidente Mauricio Macri durante su gestión, entre marzo y mayo de 2019, con un ICG entre 1,53 y 1,61. Además, es 23% menor al de la última medición del gobierno de Cambiemos, correspondiente a diciembre de 2019. En aquel entonces al ex Jefe de Estado lo asfixiaba la situación económica. Principalmente, la inflación.
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