La Tierra podría ser un planeta radicalmente distinto en el año 2500 por el cambio climático

Así lo reveló un grupo de científicos. En 10 días se reunirán delegados de países, asociaciones civiles, activistas y periodistas en Glasgow, en el denominado COP26, para intentar impulsar el Acuerdo de París

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Una manifestación climática de Viernes por el Futuro en Milán, Italia, antes de la reunión de la COP26 de Glasgow (Reuters)
Una manifestación climática de Viernes por el Futuro en Milán, Italia, antes de la reunión de la COP26 de Glasgow (Reuters)

En 10 días la agenda de noticias mundial volverá a tener a la crisis climática como centro del debate. En Glasgow, Escocia, miles de delegados de países, asociaciones civiles, activistas y periodistas se reunirán allí en la denominada COP26 para tratar de poner en marcha, finalmente, el Acuerdo de París firmado a fines de 2015.

El encuentro, postergado por un año por la pandemia y en medio de un rebrote por una variante de la delta, debe terminar de definir los mecanismos por los cuales los países deben empezar a cumplir con las metas de reducción de emisiones de gases contaminantes a las que se comprometieron.

Spoiler alert: las metas presentadas hasta el momento no se alinean con el objetivo del acuerdo que establece en 1.5ºC, como máximo para la suba promedio global de la temperatura planetaria.

Sin embargo, la diplomacia mundial tiene por delante un debate con tres temas fundamentales: de qué modo crearán un mecanismo financiero para intercambiar emisiones (este es el famoso artículo 6), también incluye los mecanismos no financieros. Luego está el debate por pérdidas y daños, que se trata ni más ni menos que de las compensaciones para los que ya sufren por la crisis climática. Y la frutilla del postre: el financiamiento: cuánto, quién, a quién y cómo se distribuirán los fondos incluidos en el acuerdo (US$ 1000 millones por año).

¿Por qué es tan importante que los países se pongan de acuerdo ni bien lo permite la pandemia? Porque la crisis climática, de biodiversidad y de posible aparición de nuevas pandemias requieren la misma solución. Y es urgente. Hay que dar un drástico giro al sistema actual de consumo y producción para que la vida humana en el planeta sea vivible.

Otra marcha en defensa del cuidado del medio ambiente en la previa del COP26. Esta vez en Bruselas, Bélgica (REUTERS)
Otra marcha en defensa del cuidado del medio ambiente en la previa del COP26. Esta vez en Bruselas, Bélgica (REUTERS)

Así lo plantean los científicos, que dejan abierta una ventana, pero de no más de una década, para tomar el toro por las astas. De hecho, el último reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ya dejó claro que el tope de 1.5ºC de suba promedio global de la temperatura es inevitable y llegaría antes de fin de siglo, como se proyectaba. Calculan, para 2050.

Los escenarios son más dramáticos cuando las proyecciones se hacen a mayor cantidad de años. De hecho, un equipo internacional de científicos ha constatado que la Tierra podría ser un planeta radicalmente distinto en el año 2500, según publicó esta semana la revista Newsweek.

“Tenemos que prever la Tierra a la que pueden enfrentarse nuestros hijos y nietos, y lo que podemos hacer ahora para que sea justa y habitable para ellos”, dijo el investigador postdoctoral de la Universidad McGill Christopher Lyon. “Si no cumplimos los objetivos del Acuerdo de París, y las emisiones siguen aumentando, muchos lugares del mundo cambiarán drásticamente”, completó.

El equipo llegó a estas conclusiones mediante un modelo climático global que proyectaba hacia el año 2500 tres escenarios diferentes. En uno de ellos, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen siendo elevadas; en el otro, se reducen un poco. En ambos modelos, el calentamiento sigue estando por encima del objetivo del Acuerdo de París.

La modelización del equipo, detallada en un artículo publicado en la revista Global Change Biology, reveló una Tierra muy diferente en el año 2500 si no se cumplen los objetivos.

Los investigadores descubrieron que las concentraciones de vegetación se desplazarían hacia los polos, mientras que las zonas aptas para el crecimiento de muchos cultivos se reducirían considerablemente. El resultado sería que zonas que actualmente poseen ecosistemas ricos y variados, como la cuenca del Amazonas, podrían convertirse en zonas áridas.

“Las proyecciones también son una mala noticia para los seres humanos, más allá de la pérdida de tierras de cultivo y biodiversidad. El equipo descubrió que en regiones tropicales muy pobladas el estrés térmico, la exposición al calor extremo que puede provocar insolación, agotamiento por calor, calambres por calor o sarpullidos por calor, podría alcanzar niveles mortales”, indica la publicación.

La activista Greta Thunberg durante una manifestación en Italia (Reuters)
La activista Greta Thunberg durante una manifestación en Italia (Reuters)

Además, la investigación sugiere que incluso si se cumplen los objetivos, en el escenario con una reducción significativa de las emisiones, el nivel del mar seguiría subiendo como resultado de la expansión térmica del agua y de la escorrentía de la tierra que se mezcla en las aguas del océano. Esto ocurre porque la inercia del calentamiento se prolongaría, al menos, por 30 años.

“Estas proyecciones apuntan a la magnitud potencial de los trastornos climáticos en escalas de tiempo más largas y se sitúan dentro del rango de las evaluaciones realizadas por otros”, dijo Lyon, autor principal del trabajo. “Los efectos a largo plazo del calentamiento del siglo XXI se sentirán durante siglos, incluso si las emisiones se limitan en el futuro”.

Lyon también señaló que el Acuerdo de París, las Naciones Unidas y los informes de evaluación científica del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático nos muestran lo que tenemos que hacer antes de 2100 para cumplir nuestros objetivos, y lo que podría ocurrir si no lo hacemos. Y añadió: “Pero este punto de referencia, que se ha utilizado durante más de 30 años, es miope porque las personas nacidas ahora solo tendrán 70 años en 2100.”

Cumbre en Glasgow

Varias personas participan en una manifestación contra el cambio climático previa a la cumbre COP26 en Bruselas, Bélgica.
Varias personas participan en una manifestación contra el cambio climático previa a la cumbre COP26 en Bruselas, Bélgica.

Con todas estas informaciones y reportes llegarán los delegados a Glasgow y empezarán a debatir el 31 de este mes. “Esta COP podría ser la de los asuntos pendientes. Hace tres años se terminó parcialmente el Acuerdo de París. Los países no pueden llegar a acuerdos en algunos temas, unos más importantes que otros”, apunta Enrique Maurtua Konstantinidis, experto en cambio climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (Farn).

“Un tema fundamental es el artículo 6 que establece los mecanismos financieros y no financieros para crear un mercado de carbono. Y otro, el tema del financiamiento. Se trata de un debate histórico pero ahora hay una clara necesidad de poner concreción al tema. El Acuerdo es clarísimo, dice 100.000 millones de dólares por año, a partir de 2020. Hay que ver qué pasó con el dinero del año pasado”, indicó el experto.

Y completó: “Hay estimaciones, hay maneras de contabilizarlo, pero tenemos que saber cómo se va a gastar, a través de qué fondo se va a canalizar. Daños y pérdidas, adaptación: cómo se balancean con la mitigación y para los países latinoamericanos tiene tanto nivel de importancia por el impacto de la crisis y que necesitan tener claridad sobre eso. Y definitivamente, las cuestiones de transparencia, tanto para contabilizar como para establecer cuáles son los años de referencia que se toman para las reducciones y los compromisos”.

Entre los principales cambios que el mundo debe asumir se encuentra la migración de los combustibles fósiles a energías más limpias y renovables. Varios informes que se conocieron en los últimos días, desde el PNUMA hasta la Agencia Internacional de Energía y el Climate Transparency Report llaman a que se deje de invertir en gas y petróleo ya mismo.

Ayer, además, se conoció un documento que muestra cómo los intereses petroleros manipularon la ciencia durante más de 40 años ocultando los efectos que la quema de combustible provocaba en la atmósfera. A lo que ya conocíamos de Exxon, y por lo cual ya enfrenta a la justicia, se suma ahora la francesa Total, que opera en la Argentina, en Vaca Muerta.

En 1971, una publicación interna de la compañía, llamada Total Information, decía: “desde el siglo XIX, los seres humanos han quemado cantidades cada vez mayores de combustibles fósiles. La cantidad total de dióxido de carbono (CO2) que se envía a la atmósfera ha aumentado considerablemente. [...] El aumento ha sido de alrededor del 15% en los últimos 150 años, lo que no es despreciable. Y [...] si el consumo de carbón y petróleo mantiene el mismo ritmo en los próximos años, la concentración de CO2 alcanzará las 400 partes por millón cerca de 2010″.

Ese pronóstico no sólo se cumplió, sino que lo sobrepasó. Según la NASA, la peligrosa frontera de 400 partes por millón de CO2 se cruzó en marzo de 2015. Y, sin embargo, la compañía francesa -la cuarta productora mundial de hidrocarburos- en vez de poner el freno a sus actividades, complotó con el resto de la industria primero para negar el cambio climático y luego instalar la duda y demorar la acción.

Esta nueva información sobre Total y el conocimiento que tenía del impacto de sus actividades fue publicada hoy en un artículo de la revista científica Global Environmental Change firmado por investigadores de Francia y de los Estados Unidos. Ellos son Christophe Bonneuil (CNRS), Pierre-Louis Choquet (Sciences-Po Paris) y Benjamin Franta de Stanford University.

En 2015, una investigación de Inside Climate News ya había destapado también que Exxon sabía por lo menos desde el 77 que estaba alterando la composición del mar y de la atmósfera, dado que sus propios científicos habían estudiado profusamente el tema.

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