Faltaban algunos minutos para que el presidente Alberto Fernández llegara a Puerto Madryn desde Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut. La liturgia peronista estaba en marcha. La batucada de los trabajadores de la construcción afiliados a la UOCRA se escuchaba a varias cuadras de distancia cuando se abrió una de las ventanas de las habitaciones de los pisos más altos del hotel Rayentray, ubicado frente al punto de concentración de la militancia.
Del interior del cuarto, salió una mujer con un atuendo muy sexie que rápidamente fue advertida por quienes celebraban con bombos y banderas el inminente arribo de la caravana oficial. La joven no se amilanó: se acomodó rápido al ritmo de los tambores y se sumó al festejo. Minutos después fue por más: se levantó el corpiño y mostró su cuerpo a la multitud, que festejó con un alarido.
La protagonista de la historia es Jésica Fux, una suerte de influencer hot conocida en redes sociales como “Putita espiritual”. Infobae contó su historia en julio de 2020 (click aquí). En las plataformas que administra, hay “sex tips” gratuitos: por ejemplo, hay un video en el que da consejos para practicarle “oral a ellos” al lado de otro sobre la importancia de “fluir con los cambios”; uno en donde regala trucos para hacerle “oral a ellas” al lado de un video donde habla de “ser espiritual”; uno donde da consejos para probar el sexo anal al lado de un video sobre la importancia de ser agradecidos. En sus sitios también hay imágenes audaces de lo que fue su intromisión en el itinerario presidencial por Chubut de un viaje que tuvo otros incidentes.
“Antes de mi ‘despertar espiritual’ digamos, antes de salir de la matrix y darme cuenta quién soy en esencia, era una piba normal. Iba a bailar, salía con amigas, me la pegaba, iba a fiestas electrónicas, lo normal”, contó en aquella entrevista con este medio. Iba siguiendo, además, los mandatos familiares de lo que se esperaba para ella: hizo casi cuatro años del traductorado público de inglés y se pasó a la carrera de Relaciones Públicas, de la que sólo le faltó la tesis para recibirse de licenciada.
Trabajó en McDonald´s, en Nextel, en una casa de comidas vegetarianas y en un call center hasta que un dolor en una rodilla la acercó a su primera “herramienta de sanación”: biodecodificación.
Cuando el jefe de Estado llegó Puerto Madryn ya había atravesado otra situación inquietante en Comodoro Rivadavia. El intendente de Trelew, Adrián Darío Moderna, aprovechó un hueco en una reunión del gabinete federal para esbozar una serie de críticas al gobierno nacional, especialmente al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, que se encontraba en el lugar. Llamativamente, en el momento que se agudizaban las objeciones se cortó la transmisión oficial. Casualidades del destino. O quizás no.
Hubo otro “silenciamiento” durante la visita del Gobierno a la provincia patagónica. La candidata a diputada nacional Ana Clara Romero presentó una denuncia penal porque un cartel de Juntos por el Cambio ubicado frente al escenario en el que expuso Fernández fue tapado con una bandera argentina. En la imagen, se podía ver al diputado Ignacio Torres, cabeza de lista en las elecciones de noviembre. “¿Qué te pasa @alferdez estás nervioso?”, preguntó el legislador en sus redes sociales con una frase que popularizó Néstor Kirchner en medio del debate por la ley de medios.
Un día antes, en Santa Cruz, había pasado algo similar pero durante un acto de la vicepresidenta. Cristina Kirchner encabezó junto a su cuñada la inauguración de una zona franca y durante el evento retransmitieron un discurso de Néstor Kirchner en 1995. Milagros de la edición digital: el ex presidente Carlos Menem, que se encontraba detrás de Kirchner en el palco oficial, desapareció de las imágenes.
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