La campaña no terminó y las elecciones generales todavía no se hicieron, pero es inevitable que comiencen a prepararse los proyectos políticos que arrancarán el día después del 14 de noviembre. Horacio Rodríguez Larreta ya desplegó su plan “Horacio Presidente” para 2023. Y cerca de él, María Eugenia Vidal y Diego Santilli no quieren dar pistas sobre su futuro, aunque hay demasiados indicios que permiten suponer que piensan mucho más allá de la tarea parlamentaria para la que resultarán elegidos dentro de 28 días.
Vidal, candidata presidencial o a jefa de Gobierno porteña. Santilli, candidato a gobernador bonaerense. Son los casilleros obvios que aparecen en el tablero que despliega Rodríguez Larreta para 2023, aunque, como asegura el alcalde porteño a sus íntimos, “todavía falta mucho”. Eso es tan cierto como que cada uno aprovechará la experiencia de esta campaña y reservadamente se prepara para el siguiente paso, dentro de dos años.
Hay quienes aseguran que dos viejos amigos como Larreta y Vidal llegaron a un acuerdo caballeresco: como ambos aspiran a competir por la Presidencia de la Nación, definieron que quien esté mejor en las encuestas en 2023 será el postulante a suceder a Alberto Fernández. Hoy, los sondeos favorecen al jefe de Gobierno. Si se mantienen esos números, la candidata a diputada de Juntos Podemos Más podría postularse para conducir la Ciudad de Buenos Aires y tratar de retener para el PRO un distrito que gobierna desde hace 14 años.
Vidal regresó a la Ciudad no sólo para disputar una banca de diputada. Desde diciembre será una suerte de socia de Rodríguez Larreta en el manejo del distrito. Por algo pactaron que Emmanuel Ferrario, un dirigente de confianza de la ex gobernadora que lidera la lista de legislador porteño, sea elegido vicepresidente primero de la Legislatura para secundar a Rodríguez Larreta en la línea de sucesión ante la renuncia de Diego Santilli a la vicejefatura.
La candidata porteña comenzó incómoda la campaña, teniendo que explicar a cada rato la mudanza de distrito y su silencio de un año y medio, y con un equipo proselitista designado por el larretismo y con el que tuvo algunas diferencias. Por eso terminó tomando las riendas de la estrategia proselitista e incorporó como su mano derecha a Federico Salvai, el ex jefe de Gabinete de su gestión bonaerense, quien la conoce de memoria y tiene rodaje político.
Con el reperfilamiento de la campaña, Vidal recobró seguridad, con más protagonismo de Ferrario y asesores como Pablo Knopoff, de la consultora Isonomía, y Guillermo Oliveto, especialista en temas de consumo. La última incorporación fue la de Marcos Peña, con quien Vidal quedó distanciada en el gobierno de Cambiemos, pero es un dirigente de consulta de Rodríguez Larreta al que la ex mandataria le reconoce experiencia en temas electorales.
No fue la única muestra de independencia de Vidal. Antes de las PASO, en los corrillos del PRO era conocido el malestar por tener que compartir la lista con Fernando Iglesias, cuya postulación fue pedida por Mauricio Macri. La tensión escaló cuando Iglesias publicó unos polémicos tuits sobre la visita de la actriz Florencia Peña a la Quinta de Olivos. Vidal decidió tomar distancia: “Como mujer no puedo acompañar esa manera de expresarse”, dijo.
La posible candidatura a jefe de Gobierno requiere que Vidal mantenga el amplio mosaico de alianzas políticas que estructuró Rodríguez Larreta y que incluyen a la UCR, la Coalición Cívica y Confianza Pública. De por sí, el alcalde porteño mantiene una relación tan fluida con el senador radical Martín Lousteau que se hablaba de un acuerdo para que éste compitiera para gobernar la Ciudad, con el aval del PRO, si se concretaba el plan “Horacio Presidente”.
El jefe de Gobierno también le habría propuesto al legislador de la UCR tomar las decisiones recién en 2023 con las encuestas en la mano, aunque insinuó que compensaría una eventual candidatura de Vidal en el distrito porteño abriendo la gestión a los radicales.
La vieja guardia del larretismo mira de reojo estos movimientos de su líder, que implicarían que algunos de sus clásicos colaboradores perderían poder. Por eso mismo comenzaron a esmerilar el posible desembarco de una figura fuerte como Jorge Macri, el intendente de Vicente López, como futuro ministro del AMBA de la Ciudad. “No hace falta sumar volumen político al gabinete”, advirtió uno de ellos. Cerca del jefe comunal sostuvieron exactamente lo contrario: “Horacio sabe que necesita dirigentes con más peso político”.
Siempre bajo el ala de Rodríguez Larreta, pero con autonomía respecto de Vidal, Santilli se convirtió en la gran revelación de Juntos por el Cambio en la estratégica provincia de Buenos Aires gracias a su impactante triunfo en las PASO. Si vuelve a ganarle al Frente de Todos en las elecciones generales, será un indiscutible candidato a disputar la gobernación en 2023.
Aun así, allegados a “El Colo” aseguraron que asume su nuevo papel en la política bonaerense con “mucha responsabilidad, humildad y prudencia”. No es para menos. Por más que consolide una victoria electoral, en el distrito hay muchos intendentes y dirigentes con aspiraciones de suceder a Axel Kicillof. Desde jefes comunales del PRO como Julio Garro (La Plata) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero) hasta Joaquín de la Torre y Emilio Monzó, pasando por alguien a quien Vidal ya lanzó virtualmente para esa carrera: Cristian Ritondo.
Fue el jueves pasado, en Tigre, donde el presidente del bloque de diputados nacionales del PRO participó de un encuentro con militantes de más de 80 distritos que fue organizado por las agrupaciones La Protagonista, La Territorial y Banquemos “para reafirmar su apoyo a Diego Santilli”, pero allí, sorpresivamente, apareció la candidata porteña para apoyar a Ritondo.
Santilli, según destacaron en su entorno, no se preocupa. Considera que haber dirimido las candidaturas en las primarias fue justamente una de las claves del resultado electoral y que por eso todos tienen derecho a participar en las PASO de 2023 para que la gente decida.
Los colaboradores del candidato de Juntos lo califican de “tiempista”. Es que no quiere apurarse: primero tiene por delante las elecciones del 14 de noviembre y luego buscará dedicarse desde su banca de diputado a debatir las propuestas que presentó en la campaña. Ya le advirtió a su equipo que prefiere ni hablar del plan “Diego gobernador”. “Para todo hay un tiempo y la sociedad va a castigar al que pretenda anticiparse”, sostuvo.
De todas formas, Santilli mantiene sus planes de afianzarse como un referente en la Provincia: durante 2022 sostendrá el mismo esquema de presencia territorial que estrenó este año y que contribuyó a su triunfo, con recorridas y encuentros con vecinos. Y, a la vez, será uno de los armadores a nivel nacional del proyecto presidencial de Rodríguez Larreta.
En ese juego nacional y bonaerense que desarrollará en forma simultánea, Santilli también podría sumarse a la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio, donde, según imaginan en las filas opositoras, deberían producirse reacomodamientos a la luz de los resultados electorales.
Como Rodríguez Larreta, el candidato de Juntos también tiene en mente un esquema amplio de alianzas. Por eso buscará profundizar sus lazos con los intendentes y apuntará a sumar nuevos socios de partidos afines para ir nutriendo su propio proyecto político.
Falta para votar en las elecciones legislativas de noviembre y nadie quiere anticipar sus pasos, pero María Eugenia Vidal y Diego Santilli ya están trabajando para el día después. Y, sobre todo, para esa pelea decisiva, tan lejana y cercana a la vez, que se dará en 2023.
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