Tras los cambios en el gabinete bonaerense y la llegada del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, como Jefe de Gabinete provincial, el Frente de Todos juega a contrareloj para ordenar hacia adentro lo que resta de la campaña bonaerense y definió una división de roles en la que se reinventó la mesa comunicacional con las distintas patas del FdT y se impulsó un operativo de contención política hacia los candidatos a concejales de distritos donde el oficialismo no gobierna, que es encabezado por Insaurralde.
Luego de la derrota en las PASO, hubo una reformulación hacia adentro del Frente de Todos sobre cómo seguir hacia el 14 de noviembre. Políticamente, incorporando figuras que a priori aportan el llamado volumen político o territorialidad. Atado a esto, hubo un cambio de estrategia comunicacional atravesado por distintos factores.
Ahora el Jefe de Gabinete bonaerense recibe todos los días a distintos dirigentes del arco oficialista en su despacho. Hasta el momento, de todas las personas que pasaron por su despacho nadie salió enojado. Pero esta semana hubo un encuentro no muy difundido, aunque clave en el rol que asumió Insaurralde: se reunió con candidatos y candidatas a concejales de municipios de la Primera y Tercera sección electoral donde el Frente de Todos no gobierna. De la reunión de la que también participaron la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez, el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Federico Otermín y el subsecretario de Asuntos Municipales, Santiago Révora, se garantizó un acompañamiento en la campaña hacia los llamados candidatos sin tierra de parte de la nueva pata política del gobierno provincial.
También hubo cambios en la estrategia y el trabajo comunicacional. Aseguran que está aceitada la mesa de comunicación bonaerense. Allí intervienen representantes por cada sector. A saber: Jesica Rey (ministra de Comunicación Pública) por Axel Kicillof, Santiago García Vázquez por el Frente Renovador; Fabián Rodríguez (subsecretario de Coordinación de Medios de la Provincia) por La Cámpora, Federico Otermín (presidente de la Cámara de Diputados) por el PJ y en línea con la Legislatura; Santiago “Patucho” Álvarez, también por La Cámpora y en enlace con la mesa nacional y Jimena Pérez Éstevez en representación de la vicegobernadora Verónica Magario y el eje La Matanza. En tanto que Victoria Tolosa Paz está representada en la mesa nacional.
En este contexto se terminó imponiendo la posición de La Cámpora. Es que la campaña nacional para las PASO tenía su correlato en la provincia. Comandado políticamente por el entonces Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero -quien había sido empoderado por el presidente Alberto Fernández- y por Juan Courel en materia comunicacional, el planteo de que las elecciones eran un plebiscito a la gestión y el slogan “La vida que queremos”, quedaron en el olvido. Hoy es el SÍ que aportó consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí con una campaña de cercanía.
Pero si Cristina Kirchner había dicho que la elección se iba a perder por las decisiones que venía tomando el gobierno nacional, en La Cámpora aseguran que la campaña tenía que tener una narrativa local que hasta ese momento no había. “Lo advertimos en julio”, asegura un camporista con poder de decisión.
Ahora eso cambió y lo materializa el propio Máximo Kirchner. Por ejemplo, este sábado, el presidente del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados estuvo en La Matanza. Participó en la entrega de escrituras de propiedad a vecinos y vecinas.
Desde Villa Palito, recordó cuando su padre siendo presidente visitó el barrio. “Era un país que parecía no tenía futuro, pasaron 17 años de aquella visita y el tiempo que ha pasado nos muestra la dimensión de lo que cuesta organizar, construir y avanzar. Llegando al club veía un hermoso mural que han hecho en el barrio con el padre Bachi recibiendo a mi viejo y también estaba Alberto (Balestrini). Diferentes ausencias. Muy sentidas que tenían algo en común: Alberto, Bachi y Néstor creían en la gente. Creer en la gente significa que cuando asumimos el compromiso de laburar para ella, con ella, y por ella estamos dispuestos a bancarnos todo”.
En el medio, también está la figura del gobernador bonaerense Axel Kicillof. El mandatario sostiene el diálogo casi diario con Máximo K y más allá de las formas, ambos dirigentes persiguen el mismo objetivo. Si a Kicillof le va mal en la administración gubernamental, La Cámpora sentirá el impacto ya que su núcleo de poder se enfocó en el territorio de la provincia de Buenos Aires.
En tanto que el vínculo entre Insaurralde y Kicillof también está montado sobre una supervivencia mutua. El lugar actual que ocupa Insaurralde le servirá para medir su propio futuro en 2023. Si Insaurralde naufraga en su misión de darle volumen político a la gestión y no se logra reducir la brecha de las elecciones legislativas, el lomense será apuntado. Si mejora, será todo ganancia. Como también lo será para Máximo K.
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