Juan Manzur se encontró con un auditorio de inversores de Wall Street que exhibieron su desconfianza hacia la estrategia oficial de negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que hasta ahora rechazó todas las propuestas de acuerdo diseñadas por Alberto Fernández y ejecutadas por Martín Guzmán.
El jefe de Gabinete, acompañado por el ministro de Economía, expuso ayer en New York frente a inversores que operan en Argentina. A pesar de su tono y entusiasmo, Manzur no pudo convencer a un auditorio experto que ya ha escuchado a Cristina Fernández, Mauricio Macri, Axel Kicillof y Nicolás Dujovne.
-¿Cuándo van a cerrar con el FMI?-, preguntaron los inversores.
-Estamos negociando, y nuestra voluntad política es honrar la deuda. -, contestó Manzur.
-¿Pero cuándo?-, replicaron los bonistas de Wall Street.
-Estamos negociando-, insistió Manzur.
La ausencia de una respuesta definitiva consolidó la desconfianza de los inversores que trabajan en Manhattan. No es un secreto de Estado que Argentina debe pagar una cuota de capital de 18.000 millones de dólares al FMI en marzo de 2022, y que esas partidas ni siquiera están presupuestadas para el ejercicio fiscal del próximo año.
Alberto Fernández exige mejores condiciones para pagar la deuda total de 44.000 millones de dólares contraída por Macri. El Presidente quiere mayores plazos y menores intereses y sobrecargos, una pretensión política que el FMI no tiene intenciones de aceptar.
Hacia fines de octubre habrá una Cumbre del G20 en Roma y Alberto Fernández insistirá con su planteo ante los principales líderes mundiales. Argentina no tiene reservas para afrontar los pagos del próximo año -18.000 millones de dólares-, y la única solución es una respuesta política desde el G20 que doblegue la resistencia de ciertos países que predominan en el board del FMI.
Estados Unidos, Alemania y Japón aún no están dispuestos a considerar una reducción de los sobrecargos -implican 1.000 millones de dólares- y dudan sobre la posibilidad de usar los Derechos Especiales de Giro (DEG) del G7 para cancelar la deuda que aceptó Macri en 2018 (44.000 mil millones de dólares).
Esta compleja situación geopolítica y financiera es conocida por Manzur y los inversionistas de Wall Street. Ambas partes, cada una a su estilo, jugaron al Gato y al Ratón cuando se encontraron en el Consulado de New York: el jefe de Gabinete tratando de no causar mayor alarma, y los bonistas intentando ratificar -en un cónclave oficial y reservado- la información que ya manejaban por sus fluidos contactos en Washington.
Además de un eventual default con el Fondo Monetario Internacional, los inversores preguntaron acerca de la estabilidad del Gobierno tras los comicios legislativos del 14 de noviembre. Los bonistas de Manhattan descuentan la derrota del Frente de Todos y conocen qué sucedió en los días posteriores a la victoria de Juntos por el Cambio en las PASO.
“Nosotros somos peronistas. Yo me tomé un avión, y vine a New York para hablar con ustedes. Nosotros enfrentamos los temas”, dijo Manzur cuando le preguntaron sobre las posibles efectos políticos en el Gobierno ante una nueva caída electoral.
-¿Que pasará con el Gobierno después de las elecciones?-, insistió un inversor que ya vio pasar por el consulado de New York a Macri y Dujovne.
-Nosotros vamos a seguir en el Gobierno, tenemos dos años de mandato. Para eso nos eligió la gente-, cerró el jefe de Gabinete.
Manzur conoce a los inversores de Wall Street. Y asume su desconfianza robustecida por las constantes crisis económicas y políticas que protagonizó la Argentina desde 2001. Sabía que su encuentro en New York sería complicado y con escasos resultados inmediatos, y cuando terminaba el cónclave sorprendió al auditorio.
-¿Por que no vienen a la Argentina y observan qué estamos haciendo?-propuso Manzur con su sonrisa tucumana.
En el salón principal del Consulado hubo respuestas de ocasión. Esos inversores viajan con cierta asiduidad a Buenos Aires, leen los medios locales y reciben papers con el estado de situación de la economía , y no tienen mucho tiempo para perder en la Argentina.
Manzur dejará pasar los comicios y a continuación pondrá fecha al investor trip. Para convencer a los bonistas más remisos, el jefe de Gabinete incluirá un bonus track: reunión a solas con Alberto Fernández en la Casa Rosada, a pocas semanas de vencer el plazo para pagar al FMI.
Los inversores quedaron en contestar.
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