En el mapa de situación post-derrota que diseñó la mesa chica del Frente de Todos tras las PASO, tres provincias figuran en rojo. Salta y San Juan se encuentran entre los pocos distritos donde el oficialismo ganó, pero donde obtuvo victorias con un margen estrecho y, por lo tanto, “reversible” a favor de la oposición. Mientras que en Formosa, un acuerdo entre la oposición y el peronismo disidente al gobernador Gildo Insfrán pone en peligro la repetición del triunfo en las Generales. Con acciones y omisiones, de cara a noviembre, todos los esfuerzos de la coalición de gobierno, a nivel nacional y provincial, están enfocados en retener esos bastiones históricamente peronistas, que podrían quedar por primera vez, aunque sea en elecciones Legislativas, en manos de Juntos por el Cambio.
Por el estrecho margen que arrojaba el escrutinio provisorio en Salta la noche de las Primarias, el 12 de septiembre, hasta última hora se creía que el Gobierno perdería en el distrito del Norte Grande. Finalmente, para alivio del oficialismo, se impuso el sello del FdT, que había competido con listas separadas, donde ganó Emiliano Estrada. Pero el festejo fue acotado: el resultado había sido victorioso por una diferencia inferior a los 3000 puntos con Juntos por el Cambio. Al día siguiente, el gobierno local empezó a pergeñar de qué manera retener los votos y asegurarse un triunfo el 14 de noviembre.
En la oposición saben la oportunidad que podría representar Salta. La semana pasada, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, viajó a la capital de la provincia para apuntalar a los candidatos locales propios, Carlos Zapata e Inés liendo, en busca del quórum propio en Diputados con el que se ilusiona desde las PASO. “Tenemos que hacer nuestro mayor esfuerzo. Si mejoramos la elección de octubre, sumamos una diputada más, y estamos mas cerca de tener mayoría en diputados. Eso sería un gran paso en el equilibrio democrático”, dijo el alcalde de la Ciudad, que quiere ser presidente en 2023.
En San Juan el escenario no es tan vertiginoso como en Salta, pero es uno de los distritos triunfadores que más preocupa a las autoridades nacionales. En tierras de Sergio Uñac -donde el oficialismo compitió con una sola lista, encabezada por Walberto Allende- el Gobierno ganó por sólo cuatro puntos, una diferencia que consideran fácilmente reversible a favor de Juntos por el Cambio, que también fue unido a las urnas con la nómina de Susana Laciar y el presidente del PRO local, Enzo Conejo.
En ambos distritos, además, la oposición cuenta con el envión de la victoria por los repetidos triunfos en la mayoría de las provincias, incluida la populosa Buenos Aires. Para darles impulso e iniciativa, la Nación aceleró el aporte de fondos, inauguraciones de obras y ayudas por temas puntuales.
La semana pasada, por ejemplo, el ministro de Obra Pública, Gabriel Katopodis, estuvo en San Juan para habilitar la nueva Autopista de la Ruta 40 en el Acceso Norte; y recientemente el Ministerio de Defensa, que conduce Jorge Taiana, contribuyó para destrabar el conflicto por la explotación económica y turística de tierras sanjuaninas que estaban protegidas, en la zona de Manantiales, y que quedarían liberadas.
Por otra parte, el viernes próximo, Katopodis tiene planeado viajar a Salta para inaugurar y poner en marcha una planta potabilizadora en Dique Campo Alegre y el Acueducto Norte de esa provincia, donde destacará la inversión de 2.200 millones de pesos. Solo son algunos ejemplos de las construibuciones nacionales que se pactaron en distintas reuniones de los gobernadores y candidatos salteños y sanjuaninos en la Casa Rosada y algunos ministros nacionales.
Pero el Gobierno también buscará contribuir a la causa de esos distritos con una acción por omisión: mantener a los representantes nacionales con peor imagen del Frente de Todos, entre ellos el presidente Alberto Fernández, al margen de las campañas. Los gobiernos y candidatos locales quedaron habilitados para provincializar al máximo sus actos, recorridas y spots proselitistas, para evitar que la mala imagen de la administración nacional funcione como un yunque en las urnas.
La provincialización de la campaña es prácticamente el centro de estrategia del gobernador Sergio Uñac. Lo hará sin medias tintas. El diagnóstico que llevó a esa decisión -que ya había sido tomada antes de las PASO, pero se profundizará- fue el registro de una diferencia de más de 15 puntos entre la imagen de la gestión local (que ubican en torno al 57 por ciento) y el resultado de las PASO locales (42 por ciento).
En pocas palabras, necesitan evitar que la desaprobación sobre la administración nacional perjudique a los candidatos locales. Además, en San Juan buscarán incrementar la participación, que se ubicó torno al 67 por ciento. En Salta, la asistencia fue una de las más bajas del país, apenas con el 58,4 por ciento y Sáenz también buscará mejorar esa circunstancia.
En la lista de las mayores inquietudes del Gobierno en los distritos donde triunfaron se ubica, también, Formosa, donde la oposición, que compitió en cuatro listas en las PASO, se unificó hacia las Generales -no solo formalmente, sino en la marcha de la campaña-; y, sobre todo, llegó a un acuerdo con el peronismo disidente de Estamos con vos, de la peronista Gabriela Neme.
Las proyecciones no descartan que Juntos por el Cambio, que en las PASO obtuvo el 28,8 por ciento, junto al peronismo, que sacó el 19 por ciento, dejen en ascuas al oficialismo de Gildo Insfrán, que gobierna Formosa hace 33 años y que vio su imagen seriamente perjudicada por su polémica gestión de la pandemia.
Por otro lado, entre las provincias donde perdieron, la mira del Gobierno está puesta especialmente La Pampa y Chubut, dos distritos que eligen senadores, donde el Frente de Todos fue derrotado por amplio margen en las PASO. Si no se recuperan, el quórum propio en la Cámara alta quedaría en peligro de cara a los próximos dos años de gobierno previos a las elecciones presidenciales de 2023.
De ser derrotado en Salta, San Juan y Formosa en las Generales -y en caso de que no se puedan revertir los resultados en las provincias que perdieron- el número de distritos adversos al Frente de Todos crecería de 16 a 19, y el quórum en Diputados también podría escaparse de las manos del oficialismo, que con margen apretado llegaba a sesiónar sin apoyo de la oposición gracias al apoyo de aliados circunstanciales. Hoy, los peronismos locales buscan evitar a toda costa un escenario aún peor que el obtenido en las PASO. Mientras que la Nación los apuntala, pero se corre de la escena para evitar perjudicarlos nuevamente.
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