Juan Manzur y Martín Guzmán son amigos personales. Se conocieron cuando Manzur era gobernador de Tucumán y Guzmán daba clases en la Universidad de Columbia en New York. El jefe de Gabinete asumió que la Cámpora y el Instituto Patria imputarán al ministro de Economía la probable derrota histórica de noviembre, y decidió protegerlo frente a la inevitable arremetida de Cristina Fernández y Máximo Kirchner.
Manzur comentó sus temores a Guzmán y le propuso un movimiento preventivo a su favor. El ministro entendió la jugada y aceptó que el jefe de Gabinete participe de una presentación que haría ante los fondos y bancos de Wall Street que invierten y operan en la Argentina. Esa reunión en Manhattan, convocada para este viernes a las 10 AM, tiene como única finalidad argumentar a favor de un programa económico que Cristina y Máximo no avalan.
Con la respuesta positiva de Guzmán, el jefe de Gabinete se encontró a solas con Alberto Fernández y compartió su plan de contención respecto a la Cámpora y el Instituto Patria. Alberto Fernández estuvo de acuerdo: reconoce que el ministro de Economía se transformó en un blanco móvil y que protagoniza cierto aislamiento personal al momento negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En la Casa Rosada asumen que Guzmán quedó debilitado por los resultados de las PASO y que la negociación con el FMI está empantanada por la desconfianza que exhiben Estados Unidos, Alemania y Japón. El Presupuesto Nacional no establece una sola partida para pagar los vencimientos de deuda para 2022, y esa decisión institucional complica la posibilidad de un acuerdo en los próximos meses.
La agencia de noticias Bloomberg, a través de una nota escrita por los periodistas Jorgelina Do Rosario y Eric Martin, ratificaron ayer que la desconfianza no es una simple sensación política. Do Rosario y Martin revelaron que a mediados de septiembre, en una reunión informal del board del FMI, se rechazó concederle a la Argentina un alivio temporal del pago de sobrecargos por la deuda de 44.000 millones de dólares que contrajo Mauricio Macri.
Alberto Fernández considera que Guzmán tiene toda la capacidad técnica para negociar con el FMI, pero no le gustó que fracasara la propuesta de suspender los pagos de sobrecargos hasta que concluyan las consecuencias sociales y económicas de la pandemia.
En este contexto, el Presidente respaldó la movida de Manzur frente a los bonistas que operan en Wall Street. Se trata de jugadores muy influyentes en Washington que dudan sobre la estabilidad del ministro de Economía y la fortaleza política de la coalición oficialista. La carta de emplazamiento de CFK y la llegada de Roberto Feletti al Gabinete son hechos políticos que preocupan -mucho- a los inversores que ocupan oficinas en Manhattan.
El jueves al mediodía, si no hay cambios de agenda, Manzur volará a New York con una mínima comitiva oficial. Y se encontrará con Guzmán y Jorge Arguello, embajador argentino en Estados Unidos, para preparar la reunión que protagonizarán apenas horas más tarde.
Manzur conoce a ciertos banqueros de Wall Street, y tendrá la difícil tarea de argumentar que apenas hay diferencias entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Será casi una utopía: todos los invitados al consulado de la calle 56 saben qué sucede en el gobierno peronista y porqué hubo una crisis política tras la derrota en las PASO.
Cuando el jefe de Gabinete concluya su argumentación, tocará el turno de Guzmán. El ministro es respetado en Wall Street, pero sus explicaciones oficiales aún contrastan con los resultados de su plan económico y la imposibilidad de cerrar un acuerdo con el FMI antes que concluya 2021.
Aún no se sabe cuántos banqueros importantes escucharán a Manzur y Guzmán. Ya perdieron millones de dólares con Mauricio Macri, y están repitiendo la misma experiencia con Alberto Fernández. Se cansaron de oir promesas que pocas veces se cumplieron.
Ellos harán las preguntas obvias, y exhibirán sus sonrisas de Wall Street.
Nada más.
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