“Reconstrucción argentina”. “Gobernar es escuchar”. “La Patria es el otro”. “Sí”. “Argentina unida”. “Mayoría unida”. “Un puente al empleo”. En una campaña heterogénea, sin comando único, descentralizada en las provincias, de discursos con estilos oscilantes y diversos, donde cada sector de la coalición de gobierno aplica parámetros e imprime características diversas a sus actividades, el Frente de Todos decidió dejar atrás la estrategia electoral basada en un slogan único que caracterizó la fallida primera etapa de la carrera proselitista. En cambio, comunica sus actividades con distintas consignas, de acuerdo al contexto, la medida, y el espacio político.
Hasta las PASO, la frase de cabecera del Frente de Todos, reproducida en spots, afiches y redes sociales, era “La vida que queremos”. El concepto había sido creado en el Complejo C, centro cultural que funcionaba como búnker de campaña, y cuyo papel quedó desfigurado después del revés en las urnas, por las internas que atraviesa la coalición.
Después de la derrota, los armadores de la coalición oficialista renegaron de la utilización de una frase central para enmarcar la campaña y las acciones proselitistas fueron descentralizadas. De hecho, hasta hace pocos días, en los distintos espacios aseguraban que no habría un slogan.
Sin embargo, esta semana Alberto Fernández empezó a utilizar en sus discursos y piezas comunicacionales el concepto de la “afirmación”, en contraposición con la “negación” de Juntos por el Cambio. Tras bajar de todos los afiches la consigna “La vida que queremos”, el Frente de Todos informó que esa sería la nueva estrategia central, diseñada con asesoramiento del consultor español Antoni Gutiérrez Rubí, “El Catalán”. Lo llamaron “la campaña del sí”.
En paralelo, el Presidente esbozó ayer una nueva marca registrada para las generales, en el anuncio por redes de un plan de “salario familiar” que forma parte de la batería de anuncios económicos y sociales que viene promoviendo el Gobierno. A través de un hilo en Twitter, con un video que lo mostraba en su despacho junto a la titular de ANSES, Fernanda Raverta, describió el alcance y el motivo de la medida, y cerró: “Gobernar es escuchar”. En la Casa Rosada aseguraron que la frase resume su campaña y que seguirá utilizándose, pero se mostraron reacios a hablar de “slogan”. “Es un concepto que sirve para administrar la idea de escucha que promueve el Presidente”, lo relativizan.
En tanto, las numerosas actividades del jefe de Gabinete, Juan Manzur, y de sus ministros, son enmarcadas bajo la frase “Reconstrucción argentina”, que resume la historia reciente del gobierno y el motivo de su llegada a la Casa Rosada. El gobernador de Tucumán en uso de licencia fue convocado a la Casa Rosada por Alberto Fernández, con el aval de Cristina Kirchner, para “relanzar” la gestión nacional luego del diagnóstico que hicieron todos los sectores de la coalición sobre una administración “lenta”, que demoraba las medidas de económicas y sociales, y a la cual adjudicaron la derrota.
Y el massismo, que hasta la semana pasada insistía en dejar a un lado las manifestaciones proselitistas, avaló al “sí”, y hasta lo plasmó en sus afiches digitales, pero también lanzó sus propios slogans: “Argentina unida”, “Mayoría argentina” y “Un puente al empleo”, que resumen los ejes de su postura política y de campaña, basados en el “diálogo”, el “consenso” y la “moderación”, el alivio fiscal, y la conversión de planes sociales en trabajo.
Por su parte, La Cámpora, aunque también respaldó la campaña del “sí”, no publicó hasta ahora ninguna alusión a esa parte de la estrategia oficialista. En cambio, evita utilizar frases prefabricadas, y si lo hace, refiere a “Organizar comunidad” y “La patria es el otro”, frase ya histórica, que caracterizó la comunicación política durante los gobiernos de Cristina Kirchner.
En las últimas semanas, el kirchnerismo se diferenció de la Presidencia, al continuar con las actividades y actos masivos destinados a “ganar la calle”. Mientras tanto, Alberto Fernández se recluía en Olivos y se encontraba con vecinos para escuchar sus demandas con un estilo modesto.
Sin embargo, ayer Alberto Fernández torció nuevamente el timón de su oscilante modo de expresarse. Dio un giro al encabezar un plenario del Movimiento Evita, organizado en torno a su figura. El jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, y uno de sus hombres más cercanos, el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, lo acompañaron, a pesar de sus diferencias con la organización social que lidera Emilio Pérsico. Fue una señal de aval a la reaparición del estilo rimbombante en comunicación del Presidente, que brindó un encendido discurso con cuestionamientos directos a Mauricio Macri.
“Por ahora estamos trabajando con una narrativa cultural basada en la coralidad”, dijo un importante armador, que aseguró que cerca de las elecciones “la campaña va a ser más fuerte”.
Los distintos sectores del Frente de Todos elucubran la forma de posicionarse para 2023, pero la prueba electoral más inmediata es la elección general legislativa, que, coinciden, debe encontrarlos “unidos”. Entre disputas internas irresueltas, el oficialismo acordó, para calmar las aguas, realizar una campaña heterogénea, que quedó evidenciada, entre otras señales, en la diversidad de enunciados. Reacios a un slogan rector, sin un comando único, cada protagonista diseña la manera de resumir ante la opinión pública lo que tienen para ofrecer al electorado -según el caso, individualmente o en conjunto-, para los próximos dos años.
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