Es una suerte de funcionario “antigrieta” en un momento en el que las divisiones parecen estar más presentes que nunca en la Argentina. “Quiero seguir trabajando por una cultura donde no haya grieta; yo trabajo con todo el sector cultural y hablo con artistas de todos los colores políticos”, afirmó Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, una pieza clave de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta y, a la vez, del proyecto político del jefe de Gobierno.
Aun así, el ministro porteño negó ante que esté trabajando en el plan presidencial de Rodríguez Larreta y aseguró que sólo le solicitaron que profundice la gestión cultural y su relación con el interior: “Horacio me pidió que estemos vinculados con todo el país a través de la cultura, entendiendo que es un puente con las provincias a partir de un activo tan importante y que va a ser más relevante que nunca en esta situación de crisis”, afirmó en una entrevista con Infobae.
Avogadro destacó que el resultado de las PASO en la Ciudad “señala un reconocimiento a un gobierno que gestiona bien y que lo hace con un pilar fundamental: todas las decisiones se tomaron de acuerdo con la evidencia y a través del diálogo”, y anticipó que para las elecciones del 14 de noviembre la estrategia será “seguir dialogando, seguir caminando y seguir haciendo propuestas”.
¿La cultura es un lujo en un contexto de crisis? Para el funcionario no es así: “Cuando la gente no tiene nada, tiene la cultura -destacó-. Es como una especie de fogata a la cual acercarse y conectarse con los demás. Por eso la cultura es una herramienta clave para volver a ponernos de pie”.
En la entrevista, Avogadro hizo un balance del impacto de la pandemia en su sector y brindó detalles sobre la idea de la candidata María Eugenia Vidal de expandir a nivel nacional el Pase Cultural, un plan creado en 2018 y que apunta a jóvenes de entre 16 y 19 años para que puedan ir al teatro, comprarse un libro o escuchar música en vivo mediante una tarjeta que brinda crédito y descuentos.
-¿Cuál es su interpretación sobre el resultado de las PASO? ¿Cree que la gestión cultural tuvo alguna incidencia en el triunfo del oficialismo porteño?
-El balance es positivo y tiene que ver con un trabajo que se ha venido haciendo a lo largo de toda la campaña, escuchando y generando propuestas. La cultura en la Ciudad de Buenos Aires es uno de los sectores centrales y por eso tuvimos un protagonismo particular. Lo que fuimos escuchando en todos lados era un reconocimiento al trabajo que se ha hecho en la Ciudad durante la pandemia respecto de la salud y la pelea por la presencialidad en la educación, que en nuestro caso tiene que ver con haber acompañado al sector cultural con medidas de apoyo económico, pero, sobre todo, a través del diálogo y la búsqueda de formatos de apertura que permitieran al sector volver a trabajar.
-¿Qué otros componentes explican el voto de las primarias?
-Hay un reconocimiento también a un espacio como Juntos por el Cambio, que ha presentado propuestas, que se ha plantado frente a cuestiones que merecía plantarse. El mensaje que aglutinó y que surgió con más fuerza al final de la campaña de decir “basta” a una serie de atropellos. Ahora viene la elección de noviembre y nuestra tarea es seguir dialogando, seguir caminando, seguir haciendo propuestas. Miro con preocupación lo que pasó después de las PASO a nivel nacional porque es justamente la contracara del mensaje de las urnas. La gente lo que está pidiendo es que nos concentremos en salir de una vez por todas de la pandemia, en hacerlo bien, y particularmente en generar trabajo, que es lo más relevante en una situación de crisis como la que atravesamos.
-¿La campaña electoral interfiere en la gestión? ¿Existe alguna estrategia desde las políticas oficiales que ayuden a captar el voto de Javier Milei, por ejemplo?
-No, la agenda de la gestión de la Ciudad no cambia en absoluto. Por eso es tan relevante el Plan de Futuro que se lanzó y en el que venimos trabajando desde hace meses. La Ciudad de Buenos Aires siempre tiene una agenda que busca mejorarles la vida a las personas, aunque el Covid puso pausa a la posibilidad de pensar el futuro. A medida que salimos de esta situación sanitaria, nuestra obligación es abrirle los brazos al futuro. Ese plan que nosotros venimos trabajando hace meses de manera interna hoy lo estamos presentando e invitando a la gente a ser parte de una conversación más amplia a través de un proceso de participación ciudadana a través de redes sociales, de la web, y más adelante, de encuentros presenciales para aportar ideas, sugerencias y proyectos de futuro. La pandemia nos ha enseñado a ser muy humildes. Si uno ve los casos de otros países, han tenido que avanzar y retroceder, entonces lo hacemos siempre con mucha prudencia, siempre apegados a la evidencia y pensando en seguir administrando y estar preparados para todo.
-¿De qué forma afectará la pandemia a sus planes y su gestión?
-Poner en marcha la Ciudad después de la pandemia requiere de un trabajo enorme. En nuestro caso, desde mediados del año pasado fuimos pioneros, a través de los protocolos que fuimos generando, en permitir que la cultura volviera primero sin público a teatros, a las salas de música, a las galerías, a las librerías. Después también fuimos pioneros con los eventos al aire libre. Luego, con la vuelta del público con aforo limitado. Fue un trabajo de mucho tiempo y de mucho diálogo con el sector para ir logrando lo que tenemos hoy, que es que efectivamente la gente volvió a todos los espacios culturales y volvió a trabajar. Eso es una alegría, pero también nos obliga a seguir pensando el futuro.
-Me imagino que la recuperación de la actividad no será inmediata.
-Como todas las actividades van a regresar de a poco, nuestro foco tiene que ver con cómo ir de alguna manera reencontrándonos con la vida en la Ciudad de Buenos Aires a través de la cultura. El Festival y Mundial de Tango y Mundial fue un anticipo de lo que va a ser nuestra agenda de los próximos meses, una agenda muy intensa con foco en que la gente pueda reencontrarse a través de la cultura y que el sector se pueda recuperar. No sólo porque la cultura ha sufrido muchísimo en términos de impacto económico sino porque necesitamos de la cultura para ayudar a que el resto de los sectores se recupere. La cultura es un espacio de encuentro, entonces es clave que todos los espacios culturales, en particular los independientes, la Ciudad de Buenos Aires tiene una enorme cantidad de espacios independientes, casi 500 entre salas de teatro, salas de música, centros culturales, necesitamos que todos vuelvan a abrir sus puertas, que puedan recibir al público, que el público vuelva a los espacios culturales, porque entendemos que es fundamental para esta etapa donde el país está atravesando un momento muy complejo y la cultura puede ser ese lugar de encuentro.
-¿Qué enseñanza deja la pandemia en el sector de la cultura?
-El tema central de la pandemia es haber desnudado algo que se sabía, pero que quedó muy en evidencia: el alto nivel de informalidad que tiene el sector cultural. La gente que trabaja en cultura vive al día, y no hablo sólo de artistas sino de todas las personas que están vinculadas y de los empleos indirectos que tienen que ver con la actividad. Respecto a los espacios, estuvimos desde el minuto cero en diálogo con cada uno de los sectores. Generamos líneas de apoyo económico. Reforzamos los subsidios a la cultura, a las distintas disciplinas artísticas y espacios culturales. Con el programa Mecenazgo este año vamos a apoyar a alrededor de 1.500 proyectos por 1.200 millones de pesos. El balance es de un sector muy golpeado, pero con muchas ganas de volver a trabajar y que de a poco se va recuperando. El público está volviendo tanto a salas de teatro, salas de cine, a los recitales, a los museos. Es sintomático de cómo la cultura puede ser una herramienta para reencontrarnos.
-¿Su gestión también mantiene lazos con el interior, como el resto del gobierno porteño?
-Sí, y es algo fundamental. Estuve en Santa Fe para presentar el BAFICI y este año visité Rosario, Córdoba, Jujuy, Corrientes. Es una agenda donde lo que busca Buenos Aires es ir creando puentes con diferentes provincias y municipios a través de la cultura. Lo hicimos durante toda la pandemia, lanzamos una plataforma digital que hoy es un suceso, Vivamos Cultura, que nos permite tener lo mejor de la cultura pública, pero también de la cultura independiente y de todo el país. De a poco vamos de la virtualidad a la presencialidad. Estos viajes apuntan a consolidar esos vínculos.
-María Eugenia Vidal incluyó entre sus propuestas de campaña el Pase Cultural, que es un programa que se lanzó desde su ministerio en 2008. ¿Le robaron la idea?
-Para nada. María Eugenia por supuesto conocía el Pase Cultural y conversamos mucho con ella sobre el tema. Es una de las distintas iniciativas de Cultura más le interesan por su preocupación de lograr, a través de distintas herramientas, equiparar e igualar oportunidades. El Pase Cultural es una herramienta que lanzamos con Horacio hace tres años: es una tarjeta a través de la cual le damos plata a chicas y chicos de la escuela pública secundaria con la condición de que solamente la puedan usar en cultura. De cualquier tipo: pueden ir al teatro, comprarse un libro, ir al cine, escuchar música en vivo. Lo interesante de este programa es que les damos la libertad de elegir. Llegamos a tener 12.000 usuarios, con la pandemia bajó un poco y ahora está nuevamente aumentando. A María Eugenia fue uno de los temas que más le interesó porque parte del problema que tenemos a futuro es la juventud en particular porque nos están pidiendo un horizonte de futuro donde haya trabajo, educación y la cultura sea un instrumento de desarrollo personal y colectivo, no como entretenimiento. Las estadísticas de este programa son interesantes: es mayor el nivel de utilización del Pase Cultural en los chicos y chicas de barrios con menores ingresos. ¿Por qué? Con la cultura no solamente tenés una experiencia estética más amplia, sino que podés conseguir trabajo, formar pareja, juntarte con gente que piense diferente a vos y ver eso como una oportunidad. En definitiva, la cultura es esa caja de herramientas para la vida. Por eso María Eugenia quiere propuestas muy concretas de políticas que son exitosas en la Ciudad de Buenos Aires y que con matices podrían también tener un alcance en cada rincón del país.
-¿La cultura no es un artículo de lujo en un país con el 40% de pobreza?
-En un contexto de crisis la cultura es más urgente que nunca porque es desarrollo. De hecho, el nivel de participación cultural es uno de los contenidos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Porque lo que está demostrado es que no da lo mismo. A mi hija mayor, que tiene 5 años, le leemos antes de dormir, va a los museos, va al teatro, vive en una casa donde hay libros. Si comparamos ese trayecto de vida con el de una niña de la misma edad pero que no tiene las mismas oportunidades y lo llevás 10 años para adelante, ahí hay una diferencia notable en términos del punto de partida de las oportunidades que le van a surgir. La cultura te da una serie de herramientas que van mucho más allá del puro y mero entretenimiento. El Pase Cultural es un reflejo de eso y es parte de toda una serie de herramientas que tienen que ver con esta igualación de oportunidades y que son más relevantes que nunca por el momento histórico. En una las grandes crisis que ha vivido la Argentina desde la recuperación de la democracia, como, por ejemplo, esa famosa primavera democrática fue de efervescencia cultural. O después del 2001, con una cantidad de fenómenos culturales que nacieron al calor de las asambleas populares. Cuando la gente no tiene nada, tiene la cultura, entonces es como una especie de fogata a la cual acercarse y conectarse con los demás. Por eso la cultura es una herramienta clave para volver a ponernos de pie. En eso estamos trabajando.
-Usted habló del Plan de Futuro porteño, pero no me dijo cómo imagina su propio futuro.
-Yo quiero ser un viejito que siga andando en bicicleta. Tengo la misma bici desde los 16 años y mi aspiración máxima es seguir usándola bien de viejito. Además, me moviliza el proyecto colectivo que representamos. Aprendo mucho todos los días. Valoro mucho la diversidad de nuestro equipo y seguir trabajando por una cultura donde no hay grieta: yo trabajo con todo el sector cultural y hablo con artistas de todos los colores políticos. Quiero seguir contribuyendo desde el lugar que pueda.
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