Alberto Fernández encabezará este jueves un acto organizado por los movimientos sociales en la cancha de Nueva Chicago, en Mataderos, a las 15. Contrario a la lógica que viene imponiendo en sus últimas apariciones públicas, con actividades más sectorizadas y con menos gente, se subirá al escenario para hablarle a miles de militantes.
El Movimiento Evita y Barrios de Pie son los principales anfitriones de un encuentro donde también estarán otros movimientos sociales como Organización 25 DE MAYO, CTD Aníbal Verón, Corriente Nuestra Patria, Frente 22 de agosto, Frente Desocupado Eva Perón, Octubres, Corriente Pueblo Unido, Movimiento Popular los Pibes, MP La Resistencia y Martín Fierro, entre otros.
Pero la clave del acto no está en la cantidad de organizaciones que van a estar presente, sino en la participación de figuras que representen los diferentes sectores del Frente de Todos. En volver a mostrar unidad y exponer el equilibrio de poder interno. Bajar las tensiones sin desconocer el complejo entramado de poder interno.
La participación de Fernández en el acto estaba atada a la turbulenta relación que mantienen el Movimiento Evita con La Cámpora en el territorio bonaerense. Vinculo marcado por una desconfianza mutua y diferencias en la forma de hacer política. En ambos espacios advierten que la tensión es real pero que está lejos de transformarse en una guerra interna.
El Presidente no quería generar más problemas y recién definió en las últimas horas su presencia. El día después de que los ministros que responden a la Vicepresidenta renunciaran en masa, el Evita convocó a una marcha para apoyarlo frente al vacío de poder generado por el kirchnerismo. Fernández agradeció pero pidió la suspensión. Está claro a quién respalda la organización. Ausentarse en el acto iba a ser un desprecio.
Lo que menos necesita el Frente de Todos en este momento son frentes de conflictos abiertos. Alcanza y sobra con el que protagonizan el Presidente y la vicepresidenta, Cristina Kirchner. Ese vinculo está roto y, por el momento, no se recompuso. El futuro de la relación preocupa a todos en la coalición, donde está completamente instalada la idea de que el espacio está quebrado y lleno de grietas internas.
El Secretario de Relaciones Parlamentarias e Institucionales, Fernando “Chino” Navarro, fue uno de los principales dirigentes a cargo de las negociaciones para poder organizar un acto heterogéneo que muestre que existe un intento de pacificar la debacle que se desató en la coalición de gobierno después de la derrota electoral en las PASO y la crisis política autogenerada.
Navarro se reunió en el ministerio del Interior con Eduardo “Wado” De Pedro para pedirle que esté presente en el acto. Su presencia es la también la de Cristina Kirchner y La Cámpora. Si no convocaban a nadie de la agrupación ultrakirchnerista, iban a dar lugar a un nuevo foco de resquemores y reproches. El ministro del Interior estará presente en el acto de hoy.
También dirá presente el líder de La Cámpora Máximo Kirchner, que es uno de los principales interlocutores entre el kirchnerismo y la Casa Rosada.
En una segunda parada de su circuito para recuperar la paz interna, Navarro viajó a La Plata para encontrarse con el flamante Jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde. Le propuso estar en el acto a él y a un grupo de intendentes del conurbano, otra facción de la coalición que ha sabido tener cortocircuitos con el Movimiento Evita en las zonas más pobladas de la provincia de Buenos Aires.
Por último, también mantuvo contactos con dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT) para que estén presentes en el encuentro y deje de lado esa relación de desconfianza entre el ala sindical y los movimientos sociales. No están confirmadas las presencias de los principales dirigentes de la central obrera.
“Todos queremos mostrar unidad, dejar de lado los conflictos internos y enfocarnos en ir todos para el mismo lado. Tenemos que mejorar el resultado de las elecciones en noviembre”, aseguró un dirigente de peso en el armado del Movimiento Evita.
La lógica del acto es correr a un costado los problemas, abrazarse en la adversidad, aún mirándose de costado, y renovar el entusiasmo en la militancia para ir a buscar el voto casa por casa. El análisis que se hizo dentro de las principales organizaciones ligadas al peronismo es que muchos de los que no fueron a votar en las PASO son potenciales votantes del Frente de Todos.
“Entre esos ausentes hay mucha gente de clase media y baja que la está pasando mal. Gente que naturalmente votó al peronismo. Después de las PASO, de mínima, tenemos que tratar de que no voten a Juntos por el Cambio. Hay que reenfocar la campaña y hablarle a esa gente”, definió un funcionario con vínculos aceitados con las organizaciones sociales.
Un funcionario de la Casa Rosada que estaba al tanto de la negociación lo definió con un poco más de crudeza. “Se va a tratar de que no se agudicen las diferencias. Sirve para acercar a todos a un mismo punto”, graficó.
En los diferentes sectores del Frente de Todos crece el convencimiento sobre que la elección general es imposible de ganar. Podrán dar vuelta algunas provincias, pero resulta difícil dar vuelta la provincia de Buenos Aires y lograr perder en la mayoría de las provincias del país.
Todos los movimientos de campaña actuales están vinculados a achicar la brecha con Juntos por el Cambio y levantar al Gobierno del piso. Principalmente a Alberto Fernández, que fue castigado por las urnas y por su compañera de fórmula, Cristina Kirchner, y que desde hace unos días trabaja para reconstruir su autoridad presidencial con un discurso moderado.
Se espera que en el acto el único orador sea Fernández. Antes hablarán los líderes de los movimientos sociales en un plenario que lleva el título “Por la unidad y la victoria”. Que haya discurso de cierre le da centralidad al Jefe de Estado, evita diferencias entre los socios y empodera la imagen presidencial. Uno de los objetivos que tienen hoy quienes asesoran al primer mandatario.
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