Una de las tareas más complejas que le aguarda a Santiago Cafiero como nuevo canciller argentino será restaurar las heridas abiertas dentro del Mercosur. El bloque atraviesa uno de los momentos más tensos desde que fue creado hace 30 años y al ex jefe de Gabinete le toca la misión de intentar aplacar los ánimos y seguir las negociaciones con los socios comerciales del mercado común para lograr consensos.
Esta semana Cafiero, que llegó al Palacio San Martín el 21 de septiembre luego de jurar el día anterior en la Rosada como reemplazante de Felipe Solá, tendrá una intensa actividad. Este martes recibió durante casi 2 horas a su par uruguayo, Francisco Bustillo, en la sede de la Cancillería argentina. Compartieron un almuerzo. Y el viernes será el momento de viajar a Brasilia en su primer viaje al exterior desde que está en su nuevo cargo. Allí visitará a Carlos França, el canciller de Jair Bolsonaro. Con França habló ya vía telefónica la semana anterior luego de las duras declaraciones del ministro de Economía brasileño Paulo Guedes que no hicieron más que sumar discrepancias dentro del bloque.
Tras el encuentro bilateral ambas cancillerías coincidieron en destacar que fue un “diálogo fructífero” que permitirá “apuntalar el intercambio comercial entre ambos países”. Decidieron dejar en suspenso las diferencias para más adelante, ya que acordaron realizar dos reuniones de trabajo, una en noviembre y otra en diciembre, entre las dos partes. “Una será la de la Comisión de Integración Argentina-Uruguaya (CIAU), que abordará la relación bilateral a nivel secretarios de Estado. Y la segunda, la Comisión Bilateral de Asuntos Comerciales Argentino-Uruguaya, para evaluar en detalle los temas de la agenda bilateral económica y comercial, encabezada por los Secretarios de Relaciones Económicas Internacionales de cada país”, según el comunicado oficial de la diplomacia argentina. Extrañamente en esa comunicación no hubo ninguna referencia al Mercosur.
Los dos cancilleres también instruyeron a sus equipos técnicos y diplomáticos para avanzar con el estudio de factibilidad técnica del puente entre la ciudad correntina de Monte Caseros y la ciudad del departamento Artigas, Bella Unión, sobre el Río Uruguay. La obra se financiaría con fondos de la CAF (Corporación Andina de Fomento) y se transformaría en el cuarto puente que une ambos países. Es un proyecto que surgió hace casi tres décadas pero que nunca se cristalizó.
Entre Argentina y Uruguay la relación es tirante desde hace tiempo. Recrudecieron los enfrentamientos verbales en la Cumbre del Mercosur del 26 de marzo cuando el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou dijo que el bloque regional era un “lastre” para su país y Alberto Fernández le respondió que tomara “otro barco” si esa era su visión. En julio hubo otra vez roces diplomáticos cuando Uruguay anunció su intención de lograr acuerdos comerciales con terceros países sin el consenso de los demás integrantes del bloque.
La cumbre del viernes 13 de agosto cuando ambos mandatarios se encontraron en la residencia de Olivos para compartir un asado ayudó a distender la relación. Uruguay y Brasil impulsan una flexibilización del mercado común que Argentina resiste con una política proteccionista porque según Alberto Fernández, hay que esperar que el mundo se recupere económicamente de los efectos de la pandemia de coronavirus antes de sentarse a introducir cambios que pueden afectar a las industrias de los países que lo integran. Brasileños y uruguayos coinciden en que es urgente reducir el Arancel Externo Común (AEC) del bloque y también que se pueda establecer negociaciones con países ajenos al bloque sin necesidad de respetar la regla del consenso entre los cuatro países que rige actualmente.
En septiembre otra vez sonaron las alarmas dentro del Mercosur. Primero por el anuncio de Lacalle Pou sobre un acuerdo con China por fuera del bloque regional, una negociación que se cerraría antes de fin de año. Luego el ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, echó más leña al fuego el 27 de septiembre. “Nuestra posición es de avanzar. Nosotros no vamos a salir del Mercosur, pero no aceptaremos el Mercosur como herramienta de ideología. El Mercosur tiene una propuesta muy clara. Es plataforma de integración a la economía global. Si no entrega este servicio, vamos a modernizar y los incomodados que se retiren”, afirmó el funcionario en un evento que organizó la Cámara de Comercio Internacional.
“El ministro França trató sobre la modernización del Mercosur y el ministro Santiago Cafiero manifestó la disposición del gobierno argentino de avanzar en la agenda de integración de la infraestructura física y energética entre los dos países”, consignó un mensaje publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil en su cuenta en Twitter 24 horas después del discurso de Guedes. El canciller brasileño, agregaba ese posteo, también “manifestó su disposición a trabajar a favor de los proyectos de interés común”.
El viernes Cafiero y França estarán frente a frente. Irá acompañado por el ministro de Desarrollo Productivo argentino, Matías Kulfas y el secretario de Industria, Ariel Schale. Antes de su viaje, Cafiero se reunió ayer con el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, quien desde su rol fortaleció el intercambio comercial entre ambas naciones y siempre mantuvo una relación pragmática con Jair Bolsonaro, quien está en las antípodas ideológicas del gobierno de Alberto Fernández.
Este miércoles Cafiero estará al frente de un encuentro oficial con todos los embajadores extranjeros acreditados en Argentina. Para el domingo tiene previsto volar rumbo a Roma. En la capital italiana participará de la reunión de cancilleres y ministros del G-20, preparatoria de la cumbre presidencial prevista en la capital italiana el 30 y el 31 de este mes.
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