Con la anunciada renuncia de Elena Highton a partir del 1 de noviembre, la Corte Suprema de Justicia emprenderá el desafío de funcionar con cuatro miembros a la espera de que el Ejecutivo proponga a un candidato -probablemente mujer- que pueda sortear su suerte en el Senado donde necesita ser convalidado por dos tercios de los votos. Para la Corte, la decisión de un postulante está en manos de la política y por lo tanto entiende que no tiene nada que opinar. En el mientras tanto, los jueces no piensan “paralizarse”: seguirán analizando y resolviendo fallos con la firma de cuatro ministros.
“La Corte no quedará detenida. ¿O acaso en otra época no funcionó con tres jueces?”, razonan en el cuarto piso del Palacio de Tribunales, en alusión al escenario que se dio tras la renuncia de Carlos Fayt en diciembre de 2015 cuando Ricardo Lorenzetti, Elena Highton y Juan Carlos Maqueda analizaban y votaban resoluciones hasta que los candidatos propuestos por Mauricio Macri, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, llegaron para integrarse al máximo tribunal tras conseguir el acuerdo en el Senado.
Para que una resolución se convierta en sentencia, necesita de tres votos coincidentes. Si no hubiesen tres votos coincidentes (es decir, un escenario de dos votos a dos), el trámite ya está previsto y no es nuevo. Se sortean conjueces entre los presidentes de las Cámaras Federales del país para ser convocados a pronunciarse, como si fueran el juez de la Corte que falta.
Solo un ejemplo: así sucedió con la causa Farmacity recientemente, cuando la Corte Suprema debía resolver sobre el reclamo de la empresa -una sociedad anónima- para poder instalarse en la provincia de Buenos Aires, a contra marcha de lo previsto en el artículo 14 de la Ley 10.606. En esa causa se excusaron de intervenir Rosenkrantz y Rosatti por diferentes motivos. Por lo tanto, tras una audiencia pública, y ante la imposibilidad de que los tres integrantes del tribunales llegaran a una opinión unánime, se sortearon a dos camaristas: Martín Irurzun, de Comodoro Py; y Mirta Gladys Sotelo de Andreu, de Corrientes. En ese fallo, la Corte resolvió -con los votos de Lorenzetti, Highton e Irurzun- rechazar la demanda de la firma, mientras que la jueza de Corrientes votó por la inconstitucionalidad de la ley. Maqueda no se pronunció.
Además de las causas que lleguen a esa instancia, la Corte también tiene bajo su órbita la resolución de cuestiones administrativas, como contratos, licitaciones y otras cuestiones de relevancia. En 2018, apenas Rosenkrantz se hizo cargo del máximo tribunal, una mayoría de Lorenzetti, Maqueda y Rosatti resolvió que esas resoluciones ya no estarían en cabeza del presidente de la Corte sino que serían decisiones colegiadas, con la firma de tres ministros. Ese escenario también se mantiene actualmente y por lo tanto la integración de cuatro integrantes en la Corte no modifica la situación. Lo que sí cambió desde que Rosatti asumió la presidencia el viernes pasado es el orden de circulación de firmas, indicaron fuentes judiciales.
En la mañana del martes, en la tradicional reunión de acuerdo que protagonizaban los jueces del máximo tribunal, Highton de Nolasco pidió permiso para retirarse. Se iba para hablar por teléfono con el presidente de la Nación Alberto Fernández. Era el anuncio de su renuncia, a sus 78 años, después de haber sido magistrada del tribunal durante 17 años -la mayoría de ellos como vicepresidenta del cuerpo- y gracias a un fallo judicial que le permitió continuar más allá de sus 75. En las últimas horas, hubo especulaciones sobre una eventual renuncia de Juan Carlos Maqueda, de 71 años, al máximo tribunal, algo que -en el cuarto piso del Palacio de Tribunales- descartan de plano. Maqueda fue clave en la decisión que se tomó hace diez días cuando Horacio Rosatti fue elegido presidente del cuerpo.
SEGUIR LEYENDO