Según su círculo íntimo Elena Highton de Nolasco votó con buena fe y esperanza a Carlos Rosenkrantz en 2018, esperando que hubiera un cambio de figuras, pero que se siguiera con las políticas de estado de la Corte que ella suscribió durante años.
Nada de eso ocurrió.
Ni bien iniciado ese período, se transformó en una crítica de la gestión de Rosenkrantz y la conclusión fue la traumática elección de Horacio Rosatti, del pasado 23 de septiembre, deteriorando un prestigio que la Corte había ganado y que ahora se perdió al punto de mostrar una imagen negativa del 70% según la mayoría de las encuestas que circulan en el mercado.
Rosenkrantz pocas veces logró mayorías. En sus primeras declaraciones dijo que “no hay mayorías estables” y eso afectó gravemente su presidencia, porque lo que la sociedad espera de la Corte es que haya mayorías estables en los fallos para dar seguridad jurídica. Lo cierto es fue una Corte que no generó seguridad jurídica y su presidente siempre votó en minoría, lo cual debilitó su figura.
En este período no se dictaron sentencias importantes como ocurrió en los años anteriores. Los casos de Bruglia/Bertuzzi y el derecho a la educación en la pandemia, surgieron por presión de la sociedad en conflictos circunstanciales, pero no fueron grandes fallos emanados de la agenda propia de la Corte.
Highton se quejó también de que no hubieran declaraciones públicas en defensa del Poder Judicial que, en estos años, sufrió un fuerte retroceso.
Por ejemplo, el primer discurso de Rosenkrantz en la apertura del año judicial fue tan rechazado por los jueces y juezas que asistieron, al punto de que nunca más volvió a realizarse.
Rosenkrantz asumió prometiendo desempeñar un rol de jurista, pero lo cierto es que no hay ninguna sentencia suya que haya sido dictada en estos años que permita considerar que se ha establecido un criterio importante.
Highton estuvo siempre muy vinculada al Poder Judicial y en varias oportunidades se molestó por tener que soportar las críticas por la inacción de Rosenkrantz.
El Poder Judicial ha quedado muy debilitado por la falta de políticas públicas. Se dejaron de hacer las Conferencias Nacionales de Jueces donde se fijaban las bases del funcionamiento del Poder Judicial.
El Centro de Información judicial, baluarte importante en la defensa de los magistrados, fue desactivado sin permitir que se comunique información judicial relevante de los tribunales inferiores. La información que se publica sólo corresponde a la Corte y es muy limitada.
En ese momento también comenzó una “etapa oscura” de la Corte, ya que empezaron todo tipo de denuncias de un ministro contra el otro, primero contra Lorenzetti con la finalidad de desplazarlo de la presidencia y luego se fue deteriorando la situación. Se creó un clima de desconfianza que no había existido con anterioridad, al menos después de la Corte de los noventa, y mucho menos desde el 2005 hasta el 2018.
El salario real tuvo una pérdida significativa, muy importante, que ha motivado la queja constante del gremio, y los paros de los judiciales volvieron, luego de una larga época en la que habían cesado.
También hay muchas quejas porque la Corte estuvo ausente en leyes importantes para la independencia del Poder Judicial. Fue reformada la ley de impuesto a las ganancias, lo que generó la derrota de una de las banderas históricas de la Asociación de Magistrados. Se reformó la ley de jubilaciones en perjuicio de magistrados y funcionarios del Poder Judicial, porque se aumentaron los aportes y se bajó el haber jubilatorio. Ya en el final de su mandato, Rosenkrantz no adoptó ninguna posición en relación al sometimiento de la justicia nacional al Tribunal Superior de la Ciudad Autónoma.
La obra social entró en una crisis terminal, y las quejas de los gremios, los comunicados de todas las listas de las diversas asociaciones de jueces y funcionarios son elocuentes del derrumbe de un sistema que había sido elogiado. No hubo medidas inspiradas desde la presidencia a pesar de los reclamos de todos los sectores.
La elección de Horacio Rosatti por procedimientos irregulares, falta de cortesía y hasta el recurso del autovoto, fue lo que colmó la paciencia ya agotada de Highton.
Lo que sigue
Es una Corte en la que las mayorías seguirán siendo inestables.
Rosenkrantz se excusó en más de 100 causas y por lo tanto no vota en las más relevantes. Su opinión generalmente no coincide con la de Rosatti y la de Maqueda. En la mayoría de las decisiones necesitarán de Lorenzetti, quien a su vez, está más cerca de Rosenkrantz que de Maqueda y Rosatti.
Las mayorías serán muy difíciles porque en una Corte de cuatro, se necesitan tres, tanto para los casos judiciales como para los administrativos.
Se abrirá entonces un período de negociación constante, donde es probable que prevalezca quien más habilidades tenga para moverse en ese contexto.
También habrá que tener en cuenta qué suceda con el futuro de Juan Carlos Maqueda, porque todos señalan que se jubilaría antes de fin de año.
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