El Gobierno no quiere que en los estadios de fútbol de la Argentina haya exceso de público. Por eso esta tarde, alrededor de las 17.30, se hará de manera virtual una reunión entre los ministros de Seguridad, Aníbal Fernández, de Salud, Carla Vizzotti y de Turismo y Deportes, Matías Lammens y las entidades deportivas encabezadas por la AFA. Allí se pedirá que se controle que el aforo permitido de un 50% de la capacidad de los estadios. Quienes no garanticen ese control, deberán disputar los partidos a puertas cerradas.
Causó mucho malestar entre las autoridades del Gobierno que se hayan visto canchas con mucho más público del que estaba permitido. En el Superclásico entre River y Boca en el Monumental se dio el mejor ejemplo. Desde el club de Núñez se informó que por los molinetes que se instalaron en las cercanías del estadio pasaron 36.787 personas, o sea apenas un puñado más de socios de los que estaban habilitados. Es difícil calcular cuántos espectadores asistieron, pero lo que es seguro es que se sobrepasó la capacidad autorizada. Según lo que estimaron los organismos de seguridad, hubo alrededor de 54.000 espectadores cuando la capacidad permitida era de 36.000 (es decir, el 75% del aforo).
Ya por la mañana en Casa Rosada después de participar en la reunión entre el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el gobernador interino de Tucumán, Osvaldo Jaldo, Lammens y Aníbal Fernández se reunieron durante un largo rato para analizar el tema. Tanto a River como a Vélez, dos clubes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se les labraron actas por incumplir la norma.
Después de ese encuentro matutino desde el Gobierno dejaron trascender su malestar especialmente con las autoridades de la Ciudad. Remarcan que cada jurisdicción es responsable de los controles. Para todos los encuentros de la fecha 14 de la Liga Profesional de Fútbol y también en las categorías de ascenso se había pedido una serie de requisitos: tener al menos una dosis de alguna de las vacunas autorizadas contra el COVID-19 en el caso de los mayores de 18 años (el certificado se validaba a través de las páginas oficiales de cada club), asistir con la aplicación Cuidar y en caso de haberse vacunado en el exterior, tramitar una constancia para ser habilitado. En el caso de los menores, simplemente podían entrar con su localidad correspondiente.
Sin embargo, en la mayoría de las canchas ante la aglomeración de gente solamente se pidió el DNI a los espectadores. Otra de las situaciones irregulares respecto del aforo se apreció en la cancha de Belgrano el viernes 1° de octubre. En el partido ante Deportivo Riestra que terminó con la victoria por 1 a 0 del equipo cordobés, válido por la fecha 28 de la Primera Nacional, el estadio, con capacidad para 30 mil personas, lució casi a tope.
Dirigentes de varios clubes la semana pasada expresaron su bronca por las demoras que tuvo el Gobierno en publicar la Decisión Administrativa que permitió el regreso de los hinchas a los estadios después de más de 500 días por la pandemia de coronavirus. Se conoció recién el jueves por la noche con el detalle de todos los protocolos que debían implementarse. Los clubes argumentaban que tuvieron un tiempo muy escaso para organizar los operativos, distribuir las localidades y establecer los controles de ingreso.
Los ministros lanzarán este ultimátum con la intención de que el aforo del 50% tienda a normalizarse con el correr de las fechas. Luego de una experiencia piloto sin grandes problemas en el Argentina-Bolivia por las Eliminatorias Sudamericanas, el Gobierno decidió que en octubre el público volviese progresivamente en los espectáculos masivos al aire libre, en los que entraba el fútbol. Ahora desde la Casa Rosada advierten que “si no pueden controlar el aforo, volverán a jugar sin público”.
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