Juan Manuel “Rifle” Varela recibió a Infobae en las oficinas de su productora, en Palermo. Actualmente, en la semana su despertador suena a las 3:30 para conducir el noticiero + mañana, de 6 a 9, por La Nación+.
Aunque sus inicios fueron como periodista deportivo, hoy está donde siempre quiso estar: conduciendo un noticiero. Sin embargo, a la hora de dar las noticias, elige no opinar, ya que siente que no es su función. Está convencido de que sus espectadores de la mañana necesitan un periodista que los acompañe, no alguien que les grite o que les diga qué es lo que está bien y lo que está mal.
A la hora de hablar de actualidad, se mostró crítico con el Gobierno y aseguró que la sociedad es responsable también de la situación actual. Asimismo, opinó que lo más grave de la situación de Alberto Fernández es que “ni los propios confían en él”.
—Para empezar, ¿nos cuenta por qué lo llaman Rifle?
—Yo entré como pasante a TN, un contrato de tres meses, y como nadie sabía mi nombre, Nico Singer, un compañero que hoy sigue trabajando en TN, que le ponía apodos a todo el mundo, me puso Rifle por mi fisonomía, por cómo soy. Así todo el mundo empezó a decirme Rifle. Después, la pasantía se fue alargando, y yo seguía siendo Rifle.
Me acuerdo que cuando empecé a salir en cámara muchos conductores me decían Rifle, aunque los jefes no querían que me digan así al aire, pero todo el mundo me decía Rifle, porque nadie sabía que me llamo Juan Manuel. Me acuerdo un día que Fernando Carnota, antes de presentarme, estaba sentado al lado mío y me dice: “Che, yo te conozco como Rifle, ¿cómo te llamás?”. De hecho, el único que me decía Juan Manuel, y me sigue diciendo Juan Manuel, es Nelson Castro y ahora, en La Nación +, Gustavo Carabajal.
—Contó que empezó como pasante. ¿Cómo llegó su primer trabajo en los medios?
—Yo estudié en la Universidad Católica y como tuve que hacer una pasantía, tuve la posibilidad de entrar en TN en deportes, porque ellos tenían un convenio con Artear, y después terminaron siendo 16 años.
—¿El deporte era su especialidad?
—A los 11 años que un día dije “voy a ser periodista deportivo” y desde ese entonces nunca cambió mi foco. En ningún momento dudé de lo que quería estudiar. Siempre me gustó el deporte, pero a partir de los 11 años, de un trabajo que pidió una maestra, nunca más cambié de parecer.
—¿Cómo tomó su familia la contundente decisión de que quería ser periodista deportivo?
—Lo que voy a contar ahora lo conté una sola vez. Creo que mi mamá nunca se enteró. Cuando dije que iba a ser periodista deportivo estaba en quinto año del colegio. Un día la escuché a mi mamá hablando por teléfono con alguien, que nunca supe quién era, que le preguntó qué iba a hacer yo de mi vida y mi vieja le dijo que quería ser periodista deportivo, pero que ella no me veía porque era muy tímido, muy callado, pero que bueno, que yo quería eso y que ellos me iban a acompañar: “Si quiere ser periodista deportivo que estudie”, dijo. Y verdaderamente tenía razón, porque yo soy tímido en mi vida privada, soy muy silencioso, soy muy callado, soy tímido.
—¿Es tan tímido como lo describe su mamá?
—100%. Nunca lo hablé esto con mi vieja. Ahora, porque es una nota para Infobae, se va a enterar. Yo creo que mi mamá ni se debe acordar de esa situación, porque nunca supo que yo escuché esa conversación, ya que ella estaba en su habitación, la puerta estaba cerrada. El temor típico de madre, pero yo en ningún momento tuve bronca ni indignación, de hecho, me causa gracia esa situación. Pero, como digo siempre, para mí cuando se prende la luz roja yo me transformo. Es parte de mi trabajo, de mi concentración, me preparo para eso todos los días. Y hay muchas veces que hago cosas que en la vida cotidiana no haría, pero que sí hago delante de cámara.
—¿Recuerda cómo fue su primera vez frente a una cámara?
—Sí, 100%. Era un sábado, no había nadie de deportes, el único era yo, porque era como el jefe de producción, estaba a cargo del programa y estaba jugando el Manchester United contra el Blackburn Rovers, y el Manchester estaba luchando la Premiere League contra el Chelsea. Hizo un gol sobre la hora Carlitos Tévez, entonces, en ese momento llama el jefe por teléfono y pide que se haga una última noticia con el gol de Tévez, porque eran las últimas fechas, y en ese momento estaba creciendo C5N, pero le dicen en la redacción que no había nadie de deportes, que solo estaba yo y él dijo: “Bueno, que suba el Rifle”. Y me acuerdo que vino la productora de ese momento, Agustina Muda, y me dice que tenía que ir al aire. Yo me acuerdo que venía de cuatro días de vacaciones en Montevideo y estaba sin afeitar, con ropa cómoda, le dije: “Mirá, si yo salgo en cámara así te echan a vos, a mí y al director”, pero ella me dijo que lo importante era que salga el gol de Tévez.
Entonces, le dije: “Si quieren que salga al aire para la próxima hora me afeito y salgo al aire”. Y me acuerdo que hice eso. Me afeité en el baño del canal, le robé una camisa a Marcelo Fiasche, que tenía ahí en la oficina. Me puse la camisa e hice la misma salida que había grabado, pero al aire. Y después a la otra hora me pidieron salir con lo mismo y a la otra hora me dijeron: “¿Tenés algo para salir?” y ahí empezó todo. Seguí a la noche, a la medianoche, y después me pasaron también a TN Central…
—Un día fue noticia porque renunció sorpresivamente a la casa que le dio la primera oportunidad, que lo vio crecer. ¿Cuéntenos el motivo de esa decisión y, especialmente, cómo es producir el “operativo despedida”? Porque hay que sentirlo, pensarlo, hacerlo y comunicarlo.
—Sí. Yo me fui el 1 de diciembre de 2017 y todavía mucha gente me sigue preguntando lo mismo e inventando cosas, o cuando cuento la verdad no me la creen.
Sentí que tenía que pegar el salto, que necesitaba otra cosa. Que iba a llegar un momento que no iba a estar a gusto, que no iba a ser feliz. Que necesitaba arriesgar. Sentía que iba a tener 60 años y que iba a estar en el mismo lugar. Al principio, empecé a sentir eso, pero no sabía si era una cuestión genuina, ego, bronca… Entonces, lo empecé a hablar, a hacer terapia, para ver si ese sentimiento era verdadero, si lo sentía, si de verdad quería irme.
Me pasaron algunas situaciones de, por ejemplo, abrir el placar para cambiarme e ir al canal y no saber qué ponerme. Y ahí creo que empezaron los indicios de que me tenía que ir. O algunas situaciones en las que hacía algo y no me hacían devoluciones, entonces decía: “¿Para qué estoy acá si no sé si hago bien o mal las cosas?”. Y cuando me convencí de que lo mío era genuino, que quería pegar el salto, pero no me animaba a ir a la oficina a renunciar, tenía una traba que no me permitía ir. Y me acuerdo que trabajé en terapia eso, ese momento de irme.
El clic lo hice cuando Argentina clasificó al Mundial para Rusia a último momento, con goles de Messi en Ecuador; yo ya sabía que iba a ir al Mundial al otro año independientemente de si Argentina clasificaba o no, pero como clasificó me dijeron que iba a ir al sorteo del Mundial, yo nunca había ido a uno, y ahí es como que me pusieron entre la espada y la pared, e internamente sabía que no iba a ir por el canal al Mundial, porque yo iba a renunciar. Me parecía algo desleal. Y entonces ahí tomé fuerzas, fui, golpeé la puerta, estaba abierta, me senté...
—¿Quién era su jefe?
—Ricardo Ravanelli. Cuando entré, estaba ahí con la computadora, me senté y le dije: “Me voy”. No me acuerdo exactamente la charla, pero se sorprendió y le dije que no era feliz, que me quería ir bien. Y me dijo: “Pero vas a ir al sorteo del Mundial”. Le dije que justamente por eso me parecía mal quedarme, que tenía que ir alguien para el canal porque eso le iba a servir mucho como experiencia. Y me agradeció ese gesto, me dijo que quería que me vaya bien del canal.
—Cuando dejó Canal 13, ¿cómo fue la transición hasta llegar a La Nación +? ¿Cómo se manejó con las ansiedades? ¿Cómo fue estar “desocupado”?
—En 2018 trabajé en la Televisión Pública haciendo unos documentales. En 2019 hice Los titulares, también en la Televisión Pública. Seguía trabajando en radio. En el 2018 y principios del 2019 en Radio Rivadavia. En TN, en algunas circunstancias, algún verano me había tocado reemplazar a Nelson Castro. Y yo sabía que en algún momento me iba a tocar conducir un noticiero. Y es más, cuando estuve en TN había tenido una reunión con Juan Cruz Ávila por A24, ahí estuvimos cerca.
Después, cuando me fui de TN estuve a punto de ir a A24 también y no llegó. Además, tenía un ofrecimiento de un canal de noticias para hacer la primera mañana y luego surgió la posibilidad de La Nación +. Cuando me llamó Juan Cruz Ávila no lo dudé porque era con la persona con la que quería trabajar, es una persona que va para adelante y yo sentía que podía aprender mucho de él y podía mejorar en mi carrera, potenciarla. Y por eso estoy en La Nación +.
—¿Está hoy en el lugar que quiere estar?
—No. Pero soy feliz. Disfruto mucho lo que hago. El despertador suena a las tres y media de la mañana porque quiero. Al principio cuando sonaba el despertador abría los ojos, miraba el techo y decía “¿quién me mandó a hacer esto?” Ya ese sentimiento se me terminó. Yo me hago el nudo de la corbata y es mágico. Llego al canal cambiado, ahí solo me maquillan y me peinan, y me transformo.
—Está en un canal donde todos los conductores tienen su propia opinión. Si no me equivoco, creo que es el único que no opina. ¿Cómo maneja el tema de la opinión y por qué no editorializa?
—Nosotros empezamos el 22 de febrero. A mí me tocó ser el primero que diga algo. Y lo que dije verdaderamente era lo que sentía, lo que pensaba y lo que sigo pensando: que es el lanzamiento televisivo del año, lo demuestra lo que genera La Nación +, no hay ni Tinelli, ni MasterChef, ni nada, el boom televisivo de este año es La Nación +. Y uno cumple una función. Yo no creo que todos los periodistas tengan que hacer editoriales. Yo trabajo en un programa que es un equipo y que hay un montón de características que tienen otros y que yo no las tengo.
Yo empiezo a las seis de la mañana, imaginate que una persona que se despierta a las seis de la mañana y prende el televisor, de por sí hay que mandarle un desayuno de agradecimiento. Pero imaginate que prende el televisor 6:05 de la mañana y ve a un pibe todo trajeado, peinado para atrás, maquillado, haciendo una editorial señalando con el dedo, enojado. Me parece que la función de ese horario es acompañar, es estar, es informar, es ser ameno. Yo no considero que todos los que están delante de cámara o todos los que son conductores de un noticiero tienen que estar dando una editorial, que es un arte. Tal vez ahora se puso de moda, puede ser eso. Pero yo considero que no lo tengo que hacer. Puede ser que tal vez, en alguna situación, me salga algo genuino por algún tema,pero no me parece que sea mi función.
—Como ciudadano, ¿cómo ve al país?
—Muy mal, lamentablemente mal. Y no creo que esto tenga una solución en el corto plazo y no me refiero al 14 de noviembre o 2023, le va a costar mucho al país. Y por desgracia el gran problema de muchas situaciones es la política y los políticos más que nada, y también un grado de responsabilidad tiene la ciudadanía. Me parece que nosotros como pueblo, en muchas cosas, tenemos esa responsabilidad por tener los políticos que tenemos, por no exigirles de la manera que tenemos que hacerlo, por no votar, y que los políticos muchas veces tengan licencias o piensen que pueden hacer cualquier cosa porque el ciudadano después no les dice nada.
Lo que lamento de verdad y me da bronca de los políticos y también de la ciudadanía, del pueblo, es que no puede ser que no se puedan juntar los políticos referentes o los dos, tres partidos más importantes y que digan: “Bueno, che, nos ponemos de acuerdo en la educación, en salud y en tal tema. Por 20 años hacemos esto, hacemos un acuerdo. Después con lo otro nos matamos, cada uno hace su juego, pero vamos con esto, pensemos en qué es lo mejor para sacar el país adelante”. Bueno, eso me duele, me da bronca que los políticos no lo hagan, no se pongan los pantalones, no piensen en mañana o piensan solo en su beneficio. Y me duele también que nosotros no exijamos eso a los políticos. Porque me parece que ahí está el cambio. Ahí está el cambio donde se puede proyectar un país. Ahí está el cambio donde los chicos puedan quedarse en el país para estudiar, para mejorar, para tener un futuro, para tener una vida, para planificar. Y eso eslo que más me indigna, porque no sabés lo que va a pasar el año que viene. Vos no podés planificar absolutamente nada en este país. Ni para armar un negocio, ni para comprarte algo, ni para hacer un viaje. Si vas a tener o no. Si hay aerolínea o no. Si hay pasaje, si no hay pasaje.
Los políticos piensan que pueden hacer cualquier cosa porque el ciudadano, después, no les dice nada
—Ahora vienen las elecciones, ¿cómo piensa que va a reaccionar la sociedad? ¿Se va a repetir lo de las PASO o ahora, con todo este cambio de estrategia y de gabinete, se puede revertir el resultado?
—Bueno, hubo un tsunami después de las PASO en el gobierno y estaba todo focalizado en eso, mismo la oposición no sabía qué hacer. Yo creo que muchos resultados en el país se van a repetir. En algunos lugares el gobierno va a mejorar la elección. Siempre se dice que la provincia de Buenos Aires es la madre de todas las batallas. Me parece que todavía es una incógnita, porque el oficialismo agarró de nuevo las cartas y está mezclando otra vez, hay que ver cómo juega. Y hay que ver cómo se perfila la oposición con la unión. Es un desafío muy pero muy grande el que tiene el gobierno y es una oportunidad muy pero muy grande la que tiene la oposición con respecto a eso. Me parece que para la oposición puede ser un punto de partida pensando en el 2023 y, para el Presidente, el 14 de noviembre puede ser el principio del fin.
—Hablando del presidente, ¿cómo lo ve hoy, en este escenario, a Alberto Fernández?
—Y en este momento no hace falta ser un erudito para decir que se lo ve perdido y que lo peor es que ni los propios confían en él. Porque uno puede coincidir o no con el Presidente pero es el presidente y, lamentablemente, el ejemplo más tangible y básico es que empieza la campaña rumbo al 14 de noviembre y lo están tratando de correr o que no tenga tanta visibilidad como tuvo en la previa de las PASO. Entonces sí, yo creo que si el 14 noviembre sale igual que en las PASO o peor, eso es el principio del fin para Alberto Fernández.
—¿Y para Cristina Kirchner qué sería?
—Para la Vicepresidenta primero creo que va a ser un golpe muy duro para su ego. Por las acciones que se están tomando con los cambios de gabinete, en la provincia de Buenos Aires y en el Gobierno nacional, y por la carta que escribió. Yo creo que si no puede revertir la situación en algunos lugares como en la provincia de Buenos Aires, como en algunas provincias que para ella son importantes, creo que el primer diagnóstico va a ser un golpe duro para su ego. Porque me parece que ahora ella siente que está volviendo a tomar las riendas y que se tiene que hacer lo que ella dice y si no salen bien, obviamente, cómo es ella, le va a echar la culpa a Alberto Fernández, pero internamente va a ser un golpe duro para su ego.
—¿Cómo ve a la oposición? ¿A quién ve como el opositor más importante de Juntos? Si hay que votar mañana para presidente, ¿quién cree que es el candidato?
—Me parece que lo que ha mostrado en estas elecciones la oposición es que, independientemente de sus internas o sus disgustos o sus malas caras entre sí, van en bloque. Y esa situación le da la posibilidad de que si el 14 de noviembre le va bien, puede seguir creciendo de cara al 2023. Tal vez es una obviedad decir que Horacio Rodríguez Larreta puede ser un candidato, que María Eugenia Vidal puede ser otra candidata, pero yo no descartaría a Mauricio Macri, aunque muchos dicen que tal vez en el 2023 juegue, otra vez, como jefe de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires. Ojo con Patricia Bullrich, tal vez nosotros estábamos mucho acá en la Ciudad de Buenos Aires o en la provincia de Buenos Aires, pero Bullrich tiene muchos adeptos en el resto del país y creo que le quedó una espina por no haber sido candidata en estas elecciones. Y después creo que el radicalismo va a tener un candidato para el 2023 o va a luchar para tener un candidato. Yo creo que de esos nombres va a salir el candidato de la oposición para el 2023.
—¿Cómo vivió la pandemia y qué pasó en su vida durante la pandemia?
—En pandemia fui padre, así que ya con eso es un mundo. Fue muy loco, porque en un principio yo iba a todas las ecografías, veía todo y en un momento se cortó. No pude entrar a ninguna ecografía más, la acompañaba hasta la puerta, la típica ecografía 4D que tiene todo el mundo a poco de nacer y le ves prácticamente la cara perfecta no se podía hacer, ir al sanatorio solo, vivirlo en soledad. Me refiero a que éramos Pía, Capri y yo nada más. Vos me decís pandemia y lo primero que se me viene a la cabeza es Capri.
Después sí, estas situaciones de estar encerrado, que no lo podías creer. Yo me acuerdo cuando se decía que estábamos viviendo una pandemia, pero también que también íbamos a vivir una pandemia económica, una pandemia de salud, una pandemia de educación y una pandemia de salud mental, y eso es verdad. Me acuerdo que, en un momento, yo sentía como una sensación de ansiedad, que no era propia mía, para mí era el encierro. Yo no le encuentro otra explicación.
—¿Cómo fue ver a Capri por primera vez? ¿Qué le pasó?
—Me acuerdo que cuando llegamos al sanatorio, no paraba de caminar, se me cerraba la garganta, pero tenía sed. Bajamos juntos y la llevaron a Pía al quirófano y a mí me llevaron a un cuartito como para cambiarme, pero necesitaba tomar agua y me tomé como tres vasos. Estaba sentado ahí en un cuartito de dos por dos esperando y en un momento me vienen a buscar y entré caminando, mirando hacia abajo, y me senté en una banqueta, le agarré la mano a Pía, vi las paredes, vi el reloj y fue todo muy rápido. Nació Capri, se la dieron a Pía y después se la llevaron a neo para revisar y allí fui yo. En un momento empezó a llorar y me acuerdo que le empecé a tocar la cabeza y dejó de llorar, de hecho, hay una foto que sacó la partera en la que justo cuando a Capri le empiezo a tocar la cabeza ella como que me agarra el brazo.
Además, lo primero que le dije a Capri: “Mirá, hay que ser del rojo eh, del rojo Capri”. Y después me acuerdo que hice una videollamada con Mónica, la abuela, la mamá de Pía, con los dos hermanos. Sentía que tenía que ser primero con ellos porque era la primera nieta de la familia, la primera sobrina para ellos en esa familia. Me reventó la jefa de ahí pero bueno, la hice. Y después de eso Pía la empezó a amamantar.
—¿Se puede decir que le cambió la vida?
—Obviamente que sí. Yo no hay día, y creo que no hay hora, que no me imagine algo de Capri. Yo a Capri me la imagino ahora mientras estamos haciendo la nota. Me la imagino cuando tenga 4 años, cuando tenga 6, cuando tenga 10, cuando sea madre, cuando vaya a tener su primera hija, cuando esté estudiando, cuando viaje, cuando esté comiendo con ella. Tengo todos los días, todas las horas, 360 mil imágenes de diferentes momentos de la vida de Capri. Y en este año y dos meses tuve emociones que nunca tuve en mi vida. Por ejemplo, un día que la tenía en brazos se quedó dormida en mi pecho y tuve una sensación de placer que creo que no la tuve en mi vida, yo ese momento no me lo voy a olvidar nunca. Capaz que se quedó dormida tres millones de veces, pero ese momento no me lo voy a olvidar jamás.
—Si pudiese volver a tener a una persona que ya no está, me refiero a afectos o deportistas, alguien al que un día le diesen la oportunidad de que vuelva, ¿quién sería?
—Primero, no quiero perder a nadie que tengo. Me encantaría hacer un contrato de vida con eso. Y después, voy a decir lo mismo que dije antes, puedo elegir 300 mil personas, pero a mí me quedaron cosas por hacer con Edgardo Antoñana, hicimos cosas realmente buenísimas. Tengo esa sensación de que íbamos a trabajar juntos, pero que su muerte cortó eso, es algo que lamento. A mí me encantaría vivir otra vez una cena con Edgardo y mis amigos, con esas historias que él contaba. Nosotros capaz que íbamos al Corralón, mientras que te lo cuento, tengo las imágenes de él cuando la noche empezaba a transcurrir y se desabrochaba un botón de la camisa y se le veía la cadenita de oro que él tenía con la medallita y me decía: “cofla, cofla”. Nada, a mí me encantaría eso, vivir otra vez una cena con Edgardo, que no haya relojes y que la noche depare lo que tenga que deparar.
—No puedo terminar la entrevista sin preguntar sobre el fútbol argentino. ¿Cómo lo ve?
—Es un desastre y creo que es un desastre por los dirigentes. Es como lo que hablábamos de los políticos, pasa lo mismo con el fútbol argentino.
—¿Es peor la política o el fútbol?
—Yo creo que son dos políticas. La política utiliza al fútbol porque, por ejemplo, la AFA para el gobierno, para los gobiernos, no me refiero a este gobierno en particular, es un Ministerio más. Tiene tanta importancia como un Ministerio. Tiene más importancia que algunos Ministerios. Y la política atraviesa al fútbol y el fútbol se aprovecha de eso muchas veces. Creo que la dirigencia del fútbol está peor preparada que la dirigencia política. La dirigencia del fútbol se deja usar por la política y muchas veces se aprovecha para tener beneficios. Pero el fútbol argentino está realmente muy mal. Y lo que estamos viviendo ahora con el tema de: hinchas sí, hinchas no, vacunas sí, vacunas no, y la violencia que estamos viviendo con los barrabravas sin los hinchas en la cancha no va a terminar acá. La semana que viene, dentro de una semana, de hoy a una semana vamos a tener más hechos de violencia de barrabravas. Y no te lo digo porque yo tenga un dato, es algo que se sabe que va a pasar.
Y lamentablemente ahí está la política, que muchas veces utiliza a los barrabravas como punteros políticos, como fuerza de choque, a su vez, la barrabrava y el fútbol son como una unidad de negocios más.
La AFA para los gobiernos es un Ministerio más
Dieciocho meses sin hinchas y no se pudo planificar un protocolo, ese es un ejemplo claro que demuestra que la dirigencia no está preparada.
Para finalizar la entrevista, le voy a dar una Tablet con tres videos. Le va a dar Play a cada uno de ellos y responder lo que sienta al verlos. ¿Listo?
PLAY 1. Despedida del Rifle Varela de Síntesis
— Éramos los últimos que nos íbamos del canal y, prácticamente, fui el último que me fui del canal, en vaciar el locker, todo. Es más, yo creo que la medianoche extraña un programa como ese. Era un éxito rotundo. Yo veía cosas ahí y las sentía en el cuerpo. Era un gran programa, dejaba de ser un noticiero. Me parece que por eso para la gente significaba tanto y que tal vez a alguno no le gustaban los noticieros o la noticia, pero a la medianoche esperaba que termine Tinelli para ver ese Síntesis, porque era glorioso. Era muy pero muy divertido, muy bueno.
Todo lo que dije lo reafirmo. Hasta te podría decir que me quedé corto. Te voy a contar algo, eso fue lo último que hice en el canal. Después vacié el locker, me fui a mi casa y como tenía muchos mensajes me habré dormido a las tres de la mañana, y me acuerdo que en un momento me levantó mi propio grito porque me había agarrado un calambre en un gemelo, lo tenía duro del dolor, fui saltando al baño para poner el pie en el frío y después me volví a acostar, habrían pasado veinte minutos, treinta minutos, una hora, me volví a dormir y me agarró otro calambre en el otro gemelo, me pasó lo mismo, no podía más. La tensión que tenía, la descarga de todo ese día de despedida fueron los calambres que me agarraron en los gemelos. Pero sí, Síntesis fue una bomba. Lo disfruté mucho, mucho.
PLAY 2. Mario Massaccesi (Conductor-periodista)
— Te fuiste de Canal 13, de Síntesis, porque querías estar mejor y ser más feliz. La pregunta es si lo lograste, si lo has conseguido, si estás siendo tan feliz como querías ser. Te mando un abrazo, te quiero siempre, y siempre está bueno que nos sigamos encontrando.
— Mario está escribiendo libros, da charlas de todo ese tema de soltar, de analizarse a uno mismo. Le respondo que sí, no me arrepiento para nada de la decisión que tomé. De todas formas, yo no creo que uno sea o no sea feliz, creo que la felicidad es una construcción de uno, de todos los días y ganas de ser feliz. Obviamente que todos los días tengo bronca, hay cosas que no me gustan, que quiero cambiar, pero yo estoy haciendo esta nota de Infobae, porque quiero hacerla, porque yo disfruto mirándote a vos y contestando esta pregunta. Yo hoy tengo que ir a la tarde a hacer con Eduardo Feimann el noticiero, porque disfruto de estar con él, que para mí, hoy por hoy, es el mejor conductor de noticiero de la televisión argentina. Yo disfruto a la mañana, a las 5 menos diez, hacerme el nudo de la corbata para ir al canal, y tomo conciencia de eso, de disfrutarlo, de ser feliz, de ver a mi hija, de aprender, de que mi hija me enseñe.
Hay días que cuesta más trabajo, hay días que hay broncas, que te cambian el eje, pero uno tiene que respirar, exhalar y ya es importante que todos los días uno se levante y tenga algo para hacer y a partir de eso, es un paso, y después de ese paso tiene que venir otro para mejorar y para seguir cuidándose y tratar de ir para adelante. Así que no me arrepiento de la decisión que tomé, pero estoy en el camino todavía. Como decía Churchill: “Uno tiene un camino, tiene un objetivo y no puede tirar piedras a cada perro que le ladre en ese camino, porque si no nunca va a llegar al objetivo”. Así que yo estoy en ese camino, caminando hacia adelante, y seguramente hay muchos perros que me están ladrando, pero es problema de los perros no es problema mío y no voy a tirar ninguna piedra.
Eduardo Feimann, hoy por hoy, es el mejor conductor de noticiero de la televisión argentina
PLAY 3. ¿Con quién te identificás más: con el Rifle o con Juan Manuel?
— Yo soy Juan Manuel Varela. Tal vez cuando me tengo que presentar con alguien o tengo que escribir un mensaje de WhatsApp por una información, es más fácil decir que soy el Rifle Varela, porque así la gente me identifica. Pero yo soy Juan Manuel. El Rifle es el trabajo, el pibe que sale en la tele, el pibe que sale en los medios. Pero yo me levanto y me duermo como Juan Manuel.
Video y foto: Cristian Gastín Taylor
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