Una batería de flexibilizaciones que comienzan a regir desde hoy y la intención de, paulatinamente, transmitir que la pandemia del COVID-19 va quedando en el pasado, al igual que el resultado de las PASO. Con la serie de medidas oficializadas este viernes, el gobierno nacional apuesta a recuperar el control de la agenda, empatizar con el humor social y dejar atrás la cruda crisis político-institucional que atravesó tras la derrota electoral del 12 de septiembre. En contraposición, el Poder Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires rechazó las aperturas: un síntoma de que la campaña de cara a noviembre ya comenzó.
Con la mira puesta en achicar la distancia con Juntos por el Cambio, la meta fijada en el Frente de Todos es generar buenas noticias y un impacto positivo en la sociedad en el menor tiempo posible. Con el nuevo Gabinete se buscó oxigenar la gestión y acelerar medidas económicas y sanitarias para demostrar que el Gobierno captó el mensaje de las urnas.
La suba del mínimo no imponible para el pago de Ganancias; el aumento del salario mínimo; la habilitación de reuniones sociales sin cupos; la vuelta del público a las canchas; señales al campo; la apertura gradual de fronteras; la jubilación anticipada; fueron las primeras cartas que jugó el oficialismo post PASO. Algunas confirman el cambio de rumbo, otras simplemente exponen cuestiones que en la práctica ya se venían percibiendo desde hace meses como el no uso del barbijo al aire libre, cuya no obligatoriedad fue oficializada este viernes.
Frente a una sociedad abrumada la crisis económica y el año y medio de pandemia, entre otras flexibilizaciones desde hoy los boliches podrán volver a funcionar con un aforo del 50% solicitando previamente el esquema completo de vacunación de los jóvenes; los salones de fiestas podrán solicitar un test negativo realizado con una antelación no mayor a 48 horas para comenzar a salir de su crítica situación; además fueron autorizados los viajes grupales que permitirá a jubilados y estudiantes recuperar parte de la normalidad pre pandemia. En tanto, atendiendo un tema que generó un gran revuelo negativo para el oficialismo, se definió el cupo diario de vuelos que podrán llegar a Argentina irá aumentando en las próximas semanas de forma escalonada hasta desaparecer completamente.
Las nuevas medidas están avaladas por las 16 semanas consecutivas de descenso de contagios de COVID-19 y de un sistema sanitario que recuperó su capacidad de respuesta. Todas las decisiones fueron publicadas hoy en el Boletín Oficial. En el Decreto firmado por Alberto Fernández y su renovado Gabinete se aclaró que las 24 jurisdicciones “podrán establecer medidas sanitarias temporarias y focalizadas” de acuerdo a la situación epidemiológica particular.
En este marco, la Ciudad de Buenos Aires ratificó que no adherirá a las medidas por el momento. El Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta que a lo largo de la cuarentena se mostró a favor de las reaperturas, en este enroque de posturas con el oficialismo, ahora pide cautela y reclamó al Gobierno por la falta de previsibilidad y de un plan gradual. Córdoba, Jujuy, Salta, tampoco se sumarán por el momento a las nuevas medidas.
El encargado de reafirmar la decisión fue el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, quien este jueves a última hora dijo que CABA no se sumará a la habilitación de boliches bailables con aforo del 50% -como sí regirá en territorio bonaerense- ni a la no obligatoriedad del barbijo en espacios abiertos. Por otro lado, los hinchas sí podrán volver a las canchas de la Capital Federal.
El titular de la cartera sanitaria y Larreta definirán en estos días cómo avanzar “con el plan de flexibilizaciones” de la Ciudad. Pero las medidas de la Nación funcionaron como contrapunto para resaltar las diferencias entre ambas gestiones.
Eso se vislumbró cuando, en declaraciones a TN ayer a última hora, Quirós manifestó que hubiera preferido que haya “más previsibilidad” y “más organización” de parte de la administración nacional en cuanto las últimas decisiones sanitarias: “La pandemia todavía no pasó y no queremos dar la señal de que podemos bajar la guardia”.
Esta nueva etapa de confrontación entre el kirchnerismo y el Gobierno porteño, que desde ambas partes se acusan “con fines electorales”, se evidenció nuevamente el martes 21 de septiembre cuando Juan Manzur, en su primer gran anuncio como jefe de Gabinete, adelantó junto a Carla Vizzotti que el uso de tapaboca dejaría de ser obligatorio en espacios abiertos.
Como un acto reflejo, la oposición salió en manada a sostener de forma irónica que el Poder Ejecutivo nacional había decretado “el fin de la pandemia”. En efecto, en Juntos por el Cambio suponen que las flexibilizaciones sanitarias ocurrieron a raíz de la derrota del Frente de Todos en las PASO como un intento desesperado de recuperar al electorado que dejó de apoyar al kirchnerismo al sentir el golpe de la pandemia y la cuarentena.
Luego del traspié en los comicios, en Casa Rosada ya asumieron que la gestión sanitaria y el plan de vacunación no se traslada en votos. Al menos no como suponían en un primer momento.
Anoche, la primera candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz, reapareció mediáticamente y descartó que las decisiones tomadas busquen “un rédito electoral”. En diálogo con A24, subrayó que “los errores cometidos no los podemos revertir”, pero aseguró que el Gobierno continuará por un sendero de anuncios que, según ella, “van a modificar la calidad de vida” de los argentinos.
Tolosa Paz se mostró en sintonía con la línea que adoptó el oficialismo de dejar los errores y las polémicas en el pasado y no reflotarlos en esta etapa de cara a las Generales. Por ello hubo cierto malestar con Daniel Gollan por su declaración en la que, parafraseando a un tercero, aseguró que “con un poco más de platita en el bolsillo, la foto de Olivos no hubiese molestado tanto”.
Hay una idea grabada a fuego para la alianza de Gobierno: ni la foto del cumpleaños en Olivos, ni el vacunatorio VIP, pueden volver a instalarse en la agenda que el Ejecutivo busca volver a dominar a partir de las nuevas medidas y los cambios de nombres.
Ayer Alberto Fernández y Cristina Kirchner se mostraron juntos públicamente luego de la furibunda carta de la vicepresidenta que aceleró el recambio de funcionarios. Una tensa calma en medio de los persistentes desencuentros y para el Frente de Todos es vital que se sostenga durante los próximos 45 días, al menos hasta las elecciones del 14 de noviembre. Ese día la sociedad evidenciará en las urnas cómo ponderó el rumbo que adoptó el oficialismo luego del cachetazo de las PASO.
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