La derrota en las PASO no solo impactó negativamente en la valoración de la gestión presidencial sino también en la imagen de Alberto Fernández, que se encuentra en su peor momento desde que asumió, en diciembre de 2019.
Un sondeo online realizado por Fixer en una multiplataforma de redes sociales, entre usuarios de 17 y 80 años, arrojó que la imagen negativa del Jefe de Estado cayó a un piso histórico del 67% y la baja se aceleró un 8% entre los “propios” ya que el kirchnerismo duro lo responsabiliza del revés electoral sufrido en las urnas.
La crisis política -autogenerada por el oficialismo- y el posterior cambio de gabinete amplificaron la incertidumbre social y económica y tuvieron un fuerte impacto en la opinión pública, principalmente dentro del Frente de Todos.
“La imagen positiva de Alberto Fernández llegó a su pico cuando asumió. Hasta la pandemia tenía un promedio de 42%, cayó en marzo y a partir de las medidas implementadas para cuidar la vida de los argentinos se va al 56%. Pero a partir de ahí empieza a descender de manera constante y desde agosto de 2020 la imagen negativa fue mayor que la positiva. Así fue como llegamos a septiembre de este año con la imagen más baja de la que se tiene registro”, precisó a Infobae Sebástian Lopes Perera, director de opinión pública de Fixer, la consultora que acertó en los resultados electorales de las PASO y que predijo que Juntos por el Cambio llegaría al 38% de los votos en la provincia de Buenos Aires.
Lo particular de esta encuesta es que la imagen negativa del Presidente se disparó aún más en segmentos insignia del oficialismo como los jóvenes y los menos instruidos. De agosto a septiembre aumentó 13 puntos la negativa en el votante joven y pasó del 54 al 67%; y en las personas con secundario incompleto creció 8 puntos, del 46 a 54 por ciento.
El 67% de imagen negativa que Alberto Fernández cosechó entre los millennials y centennials está marcada principalmente por la falta de trabajo y de oportunidades de progreso en medio de la crisis económica que profundizó la pandemia. Sus vidas adultas están marcadas por la inflación, el estancamiento de los salarios y el aumento del costo de vida.
“Les reclaman por el pasado, el presente y el futuro. Los tuvieron encerrados casi dos años y ahora que les dicen ‘te libero todo’ sienten que el gobierno los está gastando. Muestran una preocupación seria por la estabilidad laboral y están los que no tienen trabajo y a los que no les alcanza lo que ganan. Notamos que están reclamando una propuesta de futuro y ven que no la hay”, alertó Lopes Perera.
Si bien ambas generaciones surgieron en plena era digital; los millennials nacieron en los ‘80 y actualmente tienen entre 26 y 40 años, mientras que los centennials son aquellos nacidos a fines de los ‘90 y a principios del nuevo milenio y tienen entre 16 y 25 años.
En este contexto, los que más se ven defraudados por la clase política son los millennials ya que soñaron con más prosperidad que las generaciones anteriores y ahora tienen más probabilidades de endeudarse que sus antepasados y tardan más tiempo, por ejemplo, en dejar la casa de sus padres o en alcanzar los hitos tradicionales de la vida adulta, como comprar una propiedad o un automóvil. Sufren una desconexión entre la expectativa y la realidad y descreen de los gobernantes.
“No son iguales los millennials que los centennials. Los primeros atravesaron toda su educación en la etapa del kirchnerismo. Hubo etapas económicas que fueron mejores, y buena parte de esos jóvenes eran oficialistas, querían trabajar en el Estado y aprobaban todas las políticas públicas”, recordó el experto en opinión público.
Pero ahora, esa concepción cambió con la llegada de los centennials. “Son más rebeldes porque no atravesaron las mejores épocas de ningún gobierno y no responden a la autoridad. Hoy, desde el oficialismo, no encuentran la forma de hablarle y persuadirlos como sí lo hicieron con los millennials. Ellos compraron que el kirchnerismo se preocupaba por los jóvenes y los acompañaba en su realización”, comparó Lopes Perera al analizar el comportamiento de ambas generaciones.
En cuanto a su imagen positiva, Alberto Fernández también llegó a piso histórico para ambos segmentos: 21% para los millennials y 29% para los centennials. Lopes Perera lo atribuye a que “como Argentina no genera empleo desde 2011 estos jóvenes no tienen un recuerdo vívido de buenas épocas y buscan nuevos políticos, como Javier Milei, que se convirtió en un gran catalizador de sus reclamos y aspiraciones.
SEGUIR LEYENDO: