El Gobierno prepara un mega acto para el domingo 17 de octubre en el Mercado Central: desplegará todos los recursos disponibles para celebrar el Día de la Lealtad Peronista con dirigentes y militantes de todo el país, con Alberto Fernández como el único orador, y tratar de darle una nueva mística a la campaña destinada a recuperarse del duro revés electoral de las PASO.
La revelación fue efectuada por el jefe de Gabinete, Juan Manzur, durante el almuerzo que compartieron hoy el Presidente y la mesa chica de la CGT, en la Casa Rosada, durante el cual los sindicalistas prometieron concurrir al acto, pero confirmaron que mantendrán su movilización del lunes 18 de octubre al Monumento al Trabajo, en avenida Paseo Colón al 800, ideada como una demostración de fuerza del sindicalismo y una expresión de apoyo al primer mandatario.
En la comida, además, se analizó la situación socioeconómica, pero uno de los temas centrales fue la preocupación oficial para ganar las elecciones del 14 de noviembre y evitar un avance de Juntos por el Cambio en la relación de fuerzas en la Cámara de Diputados y en el Senado.
El jefe del Estado le reiteró a la dirigencia cegetista que quiere llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero advirtió: “Quiero que sea un acuerdo digno”. Aseguró que no hay un problema ideológico sobre este tema y puntualizó que se trata de “una oportunidad de que el país no salga más perjudicado por el endeudamiento que nos dejaron”.
Alberto Fernández, según los sindicalistas, le echó la culpa a la pandemia de la derrota en las PASO y no hizo alusión alguna a su pelea con Cristina Kirchner: atribuyeron ese silencio al hecho de que entre los comensales estaba el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, un fiel soldado de la Vicepresidenta cuya relación con el primer mandatario quedó dañada tras la crisis del Gobierno.
Allí también estaba Claudio Moroni, el ministro de Trabajo, que es uno de los funcionarios de mayor confianza del Presidente y que el kirchnerismo tiene en la mira. Es, a la vez, uno de los mejores interlocutores de la CGT y alguien que mantiene el diálogo con el empresariado.
La comitiva cegetista estuvo integrada por sus cotitulares, Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de servicio), Andrés Rodríguez (UPC), Gerardo Martínez (UOCRA), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Antonio Caló (UOM), Armando Cavalieri (Comercio) y Rodolfo Daer (Alimentación).
El encuentro fue una iniciativa de Manzur, quien tiene una estrecha relación con Daer y la cúpula cegetista, pero terminó sumándose Alberto Fernández para afianzar su vínculo con la central obrera: les pidió colaboración para convencer a sus afiliados de ir a votar por el Frente de Todos.
Optimista, el primer mandatario les dijo a los dirigentes gremiales que confía en una remontada que permita sumar más votos en el todo el país y dar vuelta la derrota en las PASO, donde el Frente de Todos perdió 13 distritos en comparación con las primarias que se realizaron en 2019.
Los sindicalistas no plantearon ningún tema conflictivo ni efectuaron reclamos, pero sí le expresaron nuevamente su malestar por el aumento de los precios y el alza de la inflación. Alberto Fernández compartió esas inquietudes y afirmó que estaban trabajando para resolver esos problemas.
Otro de los temas en el almuerzo fue la renovación de autoridades de la CGT durante el congreso que se realizará el 11 de noviembre, tres días antes de las elecciones, y en las que se aplicará por primera vez la la Ley 24.012 de cupo femenino, por la cual las mujeres deberán ocupar al menos un tercio de los candidaturas para el Consejo Directivo de la central.
Los dirigentes le aseguraron al Presidente que en la nueva central obrera habrá unidad de todos los sectores, un pedido que siempre les hizo, y le contaron sobre las reuniones de la cúpula cegetista con fracciones sindicales disidentes como el moyanismo o el kirchnerismo de la Corriente Federal.
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