En medio de la conferencia de prensa por el retorno del público a los estados de fútbol, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, se refirió al nuevo índice de pobreza -llegó al 40,6% en la primera mitad del año- informado por el Indec: “Si bien vemos un cambio de tendencia, hay una disminución pequeña, pero una disminución. Vemos que en provincia de Buenos Aires esta disminución ha sido aún mayor. Cuando uno mira el indicador en su totalidad nos duele mucho. La instrucción que tenemos del Presidente es redoblar los esfuerzos en pos de generar trabajo genuino”.
El funcionario fue el primer integrante del gobierno nacional en hablar del tema y destacó el pedido de Alberto Fernández: “El objetivo es cambiar la situación de emergencia, de planes, por trabajo genuino. Generar confianza para atraer inversiones, agregar valor a lo que producimos, pero sobre todo la confianza, a partir de esto que hoy estamos viendo de estar en la última etapa de esta tragedia que vivió la humanidad y que la Argentina no está exenta como la pandemia”.
“La instrucción que tengo para impartir a todos los colaboradores del Presidente es redoblar los esfuerzos”, cerró Manzur.
Según difundió el Indec a las 16 de este jueves, la pobreza fue del 40,6% en el primer semestre del año, mientras que la indigencia alcanzó al 10,7% de la población. Esto quiere decir que casi 19 millones de personas son considerados pobres por no poder cubrir el costo de la canasta básica total.
La pobreza abarcó a 18,8 millones de habitantes y la indigencia a casi 5 millones, según la proyección al total país de 46,4 millones de personas de la Encuesta Permanente de Hogares en 31 aglomerados urbanos con una población de 28,9 millones de personas.
El resultado del principal indicador social estuvo muy cerca del que había marcado el organismo estadístico para el primer semestre de 2020, en que los índices de pobreza e indigencia treparon desde el 35,5% con que terminó el 2019 a 40,9% por el impacto inicial de la pandemia y las medidas de aislamiento social en la economía y en los ingresos de los hogares.
En la comparación más inmediata, el segundo semestre de 2020 había terminado con un índice de pobreza de 42%, mientras que la indigencia trepó al 10,4%, el nivel más alto desde 2004. Según los expertos, la falta de recuperación real de los puestos de trabajo y del poder de compra de los salarios evitó que los números de la pobreza muestren una mejoría relevante en los últimos meses, en que el Gobierno celebró una recuperación económica.
En paralelo a los datos oficiales, un índice de la pobreza que elabora el Gobierno registró que por la pandemia casi la mitad de la población fue empujada a esa situación de vulnerabilidad económica cuando se agregan a la medición por ingreso aspectos como acceso y calidad de la vivienda, empleo o salud, el cual fue del 49,6% de los habitantes, unas 22,7 millones de personas.
El reporte muestra que la situación social era muy precaria en el momento en que se celebraron las PASO, incluso con varios meses de recuperación de la actividad encima. Medidas por franja etárea, el 65,8% de los niños de hasta 3 años son considerados pobres bajo este criterio multidimensional.
En términos de vivienda, un 20% de la población tiene algún problema relacionado a ese factor. Respecto a la educación, el 33% de la población experimenta algún déficit, mientras que el 46% de las personas sufrieron algún tipo de dificultad en términos laborales: la principal es la dificultad de acceso al empleo que nada menos que se triplicó durante la pandemia, desde 6 a 18% de la población total.