Un potente gesto de unidad. Una postal del triunfo en las PASO. Una escenificación del realineamiento de los nuevos liderazgos. Son apenas tres de las conclusiones que dejó el encuentro de la conducción nacional de Juntos por el Cambio con unos 100 candidatos de los 24 distritos del país, que simbolizó el relanzamiento de la campaña opositora en medio del intento del Gobierno de superar su crisis y tratar de revertir la derrota electoral.
En el cuarto piso del Hotel NH de la calle Bolívar al 100, a pasos de la Plaza de Mayo, donde los piqueteros duros se habían movilizado contra “la profundización del rumbo ajustador y represivo del gobierno con los nuevos ministros elegidos por Fernández-Fernández”, la coalición opositora construyó una puesta en escena para mostrar la fortaleza en la que quedó tras las primarias y, además, para dar claras señales de que la unidad interna será la primera herramienta para ganar en noviembre.
Allí, en un amplio salón, estaban sentados candidatos que ganaron y perdieron las PASO de Juntos por el Cambio, como, por ejemplo, los bonaerenses Diego Santilli y Facundo Manes, que se sentaron solos en una mesa con cuatro lugares para que los fotógrafos pudieran inmortalizar la imagen de la tregua pactada entre ellos. Varios de los postulantes de todo el país hicieron referencia a las diferencias internas, pero destacaron que estarán unidos para derrotar al kirchnerismo en las urnas.
El mismo eje fue el que eligió Horacio Rodríguez Larreta para su discurso, pronunciado casi con el espíritu del nuevo líder de todo el espacio, en el que elogió incluso al resto de la Mesa Nacional de JxC porque “no hay jefes ni jefas, somos todos iguales, todos opinamos y mantuvimos la unidad”. Cuando lo dijo, Mauricio Macri, quien se mantuvo en silencio durante la reunión, ya se había ido.
“Tenemos que defender esa unidad en cada ámbito en el que participamos juntos. Las PASO nos ayudó a potenciarnos. Los medios siempre van a amplificar las pequeñas diferencias y no van a destacar lo bien que nos llevamos”, se quejó el alcalde porteño. Y pidió mantener “la vocación de seguir sumando, ampliándonos, porque la diversidad enriquece” y“un proyecto que apunta a gobernar es heterogéneo por definición; el desafío es que sepamos administrar las diferencias”.
El jefe de Gobierno se concentró luego en uno de las grandes coincidencias de la tarde: propuso “convocar a una cruzada para seguir sumando fiscales”. “No subestimemos ni un minuto a quien tenemos enfrente. Van a venir por más, pero tenemos que defender el voto de la gente”, dijo.
La anterior referencia a este tema estuvo a cargo de Patricia Bullrich, quien anunció la creación de un “comité jurídico electoral” para denunciar delitos cometidos durante los comicios y evitar el fraude. La presidenta del PRO pronunció otro de los discursos destacados, en el que destacó el objetivo de “repetir la elección en las ocho provincias que eligen senadores” para que el oficialismo “no tenga más el quórum en el Senado”. El otro objetivo, destacó, es “sacar el 45% de los votos porque nos pone en 2023, sin ballotage, para volver a gobernar el país y cambiarlo definitivamente”.
Maximiliano Ferraro, presidente de la Coalición Cívica, castigó al Gobierno cuando señaló: “Estamos ante un gobierno que no ha escuchado y se ha encerrado en sí mismo, con golpes facciosos nos han tenido de rehén con el golpe palaciego y los cambios para que nada cambie”. En una línea similar lo había precedido su par de la UCR, Alfredo Cornejo, quien abrió el encuentro y se refirió a Alberto Fernández y Cristina Kirchner como “esos dos irresponsables que han metido a la Argentina en un callejón sin salida, sin plan, sin orientación”. Luego, junto con Bullrich, presentaron a los distintos candidatos de todo el país y pidieron que hablaran, en un tono distendido que parecía el de los conductores de la entrega de los Martín Fierro. El único que no quiso decir nada fue Luis Juez.
Uno de los más aplaudidos de la tarde fue Ricardo López Murphy, que se sentó en la “mesa porteña” junto con sus compañeros de lista Paula Oliveto y Martín Tetaz, y terminó su duro discurso con ”una nota un poco más divertida”: “Ustedes vieron que ha terminado la pandemia. Quiere decir que la vacuna del 12 de septiembre fue muy efectiva. Espero que la vacuna del 14 de noviembre termine con esta pesadilla”.
La reunión de Juntos por el Cambio incluyó diálogos chispeantes, como el que mantuvieron Macri y Santilli: “Dieguito, ocupate de mantener la unidad. Es importante ese mensaje en la campaña”, le dijo el ex presidente. “Me ocupo. ¿Alguna vez te fallé? Te dije en Punta Alta que íbamos a ganar”, contestó el candidato de Juntos, mientras el ex jefe del Estado le respondió: “Por eso. Te lo pido por segunda vez”. No tan lejos, Rodríguez Larreta y su armador nacional Eduardo Macchiavelli hablaban con el radical Mario Barletta, candidato a diputado de Santa Fe.
Las ausencias destacadas fueron las de Elisa Carrió (celebrada por algunos que, en broma, imaginaban cómo podía haber sido su encuentro con Facundo Manes) y los gobernadores radicales Gerardo Morales (Jujuy) y Rodolfo Suárez (Mendoza). Sin embargo, la fundadora de la Coalición Cívica monitoreó la reunión desde su chacra de Exaltación de la Cruz y, en particular, se preocupó para que en el documento final no faltara un párrafo que le parecía particularmente importante.
El texto en el que insistió Carrió sostiene: “Reafirmamos que el ámbito para acuerdos en materia institucional es el Congreso de la Nación. El principio republicano de división de poderes establece que es el Poder Ejecutivo quien tiene que recurrir al Congreso, y no a la inversa. Nuestros gobiernos provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tratarán con el Poder Ejecutivo cuestiones de gestión que hacen a las políticas de gobierno de sus respectivos distritos”.
Una confirmación de que Juntos por el Cambio se mostró más unida que nunca, pero que sus dirigentes sospechan que, en la pelea por ganar las cruciales elecciones generales, el Gobierno puede buscar la división opositora con propuestas de diálogo que sólo intentaría debilitarlos.
El escenario opositor quedó montado nuevamente con una imagen impactante de fortaleza y unidad. Aún así, todos saben que no alcanza para lo que viene: la batalla final para demostrar si las PASO fueron un espejismo o una imagen que anticipará los cambios en el poder desde 2023.
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