La Confederación General del Trabajo (CGT) avanzó en los preparativos del congreso del 11 de noviembre que elegirá sus nuevas autoridades, con el aval a la reforma del estatuto para fijar el cupo femenino del 30% en su conducción y una dura crítica contra Juntos por el Cambio por haber propuesto una reforma laboral: “Han perdido la vergüenza y los temores al repudio social”, afirmó la central obrera como una forma de subirse a la campaña electoral del oficialismo.
Las definiciones se alcanzaron esta mañana en la sede cegetista de Azopardo 802 durante la deliberación del Comité Central Confederal, considerado “el Parlamento obrero”, del que participaron representantes de 110 sindicatos y dirigentes como Pablo Moyano (Camioneros), Sergio Palazzo (bancarios) y Ricardo Pignanelli (SMATA), que habían abandonado la central obrera.
No hubo por ahora ninguna resolución sobre quiénes podrían liderar la nueva CGT ni el esquema de conducción (podría ser un triunvirato o un cuarteto), pero los titulares actuales, Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de servicio), suspiraron aliviados porque en el transcurso del Confederal fueron respaldados y no recibieron cuestionamientos ni hubo cruces personales, algo que parecía probable porque allí se reencontraron gremialistas que llevan largos meses de peleas.
“Fue un debate ejemplar, con mucha disciplina para llevar adelante la unidad de la CGT”, sintetizó José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), secretario de Acción Social cegetista y miembro del sector de “los independientes” (junto con Gerardo Martínez, de la UOCRA, y Andrés Rodríguez, de UPCN), que pilotean la central obrera junto con Daer, del sector de “los Gordos”.
En el encuentro se ratificó la movilización de la CGT por el Día de la Lealtad Peronista, que tendrá lugar el lunes 18 de octubre hasta el Monumento al Trabajo, en la avenida Paseo Colón al 800, que algunos imaginan como una expresión de respaldo a Alberto Fernández, y pudo esquivarse el debate sobre un tema que genera asperezas: un conflicto entre SMATA y el Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio (SOESGyPE) por el encuadramiento sindical de los trabajadores de estaciones de servicio ubicadas en las rutas de la provincia de Buenos Aires.
Acuña, titular del SOESGyPE, quería que su reclamo para quedarse con esos afiliados fuera votado por los participantes del Confederal, pero el líder de la UOM, Antonio Caló, se negaba porque le parecía que no era el ámbito adecuado para tratar ese tipo de conflictos. La cuestión amagaba con originar nuevas peleas, pero finalmente antes del encuentro cegetista se hizo una reunión entre Acuña y Pigananelli, con la presencia de Luis Barrionuevo (gastronómicos), en la que resolvieron abrir un período de negociación para lograr un acuerdo antes de llevarlo al próximo Confederal.
En un documento difundido luego de la reunión, la CGT hizo un llamado a los sindicatos que la integran a “realizar los máximos esfuerzos para alcanzar la unidad en una nueva conducción que pueda sintetizar el pensamiento de todas las expresiones internas” y sostuvo: “La unidad no es un valor en sí mismo, sino la mayor expresión de fortaleza que debemos ofrecerle a los trabajadores en momentos en los que los indicadores sociales nos demandan la máxima atención”.
A continuación, la central obrera le apuntó contra la dirigencia de JxC. “Los adversarios de los trabajadores nunca descansan: cuando alcanzan el gobierno por la fuerza o por los votos, siempre buscan atomizar el modelo sindical, fragmentar la negociación colectiva y desfinanciar a la seguridad social -señaló-. Hoy, agazapados en la oposición, no dudan en proponerle a los ciudadanos una reforma laboral, la eliminación de la indemnización por despido y la negociación individual de condiciones laborales. Han perdido la vergüenza y los temores al repudio social”.
“Hoy es necesario más que nunca demostrar con la unidad del movimiento obrero que podemos oponernos a los viejos anhelos de los poderosos. Nuestra legislación social y laboral no son un conjunto de leyes marchitas: son el corazón de la justicia social y son esencialmente el pacto fundante de una sociedad justa e igualitaria”, advirtieron los gremialistas.
Ahora, comenzó la cuenta regresiva para la nueva CGT y, sobre todo, para las complejas negociaciones entre los distintos sectores internos que definirán quiénes la liderarán hasta 2025: Daer, del sector de “los Gordos”, quiere continuar en la conducción y se sumaría Pablo Moyano, sostenido por la Corriente Federal, de Palazzo, y el SEMUN, del ferroviario Sergio Sasia. También podrían incorporarse un representante de los sindicatos industriales como Caló, o nuevamente Acuña, del barrionuevismo.
Sin embargo, alguno de estos nombres en danza puede cambiar como fruto de las tratativas internas y, además, porque en ese triunvirato o cuarteto deberá incorporarse una mujer para mantener el cupo femenino que estrenarán. Es la gran incógnita sobre la nueva CGT, que renovará su cúpula apenas tres días antes de las elecciones generales. Como una muestra de que, pase lo que pase en las urnas, no quieren tanta contaminación de la política en lo que resuelva el congreso cegetista.
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