Carlos Liñani era uno de los enigmáticos personajes que aparecieron en la causa de Dolores. En ese expediente estaba procesado por asociación ilícita y por extorsionar a Pablo Barreiro, ex secretario de Cristina Kirchner. Experto en comercio exterior, ex empresario gastronómico, hombre de confianza del falso abogado Marcelo D’Alessio, conocido del ex fiscal Juan Bidone, del ex espía “Rolo” Barreiro, y hasta del empresario Pedro Etchebest, quién desató el escándalo. Anoche apareció muerto en su departamento, en el barrio de Palermo. Según pudo saber Infobae de fuentes policiales, dejó varias cartas.
El supuesto experto en comercio exterior se involucró en el escándalo de Dolores a partir de una reunión con los hijos de Ricardo Barreiro, más conocido como el “jardinero” de los Kirchner, quien estuvo detenido en la causa de los cuadernos. Liñani conocía a Pablo Barreiro y armó una reunión en el hotel Hilton el 4 de octubre de 2018.
Liñani fue a esa reunión en representación de D’Alessio, que prometía “ayudar” a los Barreiro en los tribunales de Comodoro Py, donde tramitaba la causa de su padre. En ese encuentro, aseguró que era inminente la detención de Pablo. “Una vez que te pusieron adentro fuiste, a tu viejo no se la van a dar a la libertad”, fue una de las frases.
Los hijos de Barreiro sospecharon de la situación y lo grabaron. En esos audios, que terminaron en poder de la Justicia, Liñani se adjudicaba una relación con el fiscal Carlos Rívolo, que lo terminó denunciando. Por ese episodio, Liñani fue procesado por el juez Sebastián Casanello por el delito de “defraudación con influencia mentida en grado de tentativa”. El fallo luego fue confirmado por la Cámara Federal.
Cuando fue indagado por el entonces juez de Dolores, Alejo Ramos Padilla, Liñani admitió su vínculo con el falso abogado pero dijo que solo lo había asesorado.
Liñani y D ́Alessio se conocían desde 2017, a través del ex espía “Rolo” Barreiro, otro de los procesados por la red de espionaje ilegal.
Ramos Padilla procesó a Liñani en agosto e 2019 como un miembro secundario de la banda de D’Alessio. “Liñani, en razón de su experiencia y actividad en comercio exterior, desempeñaba un rol específico en la organización en particular en torno a los planes de la organización respecto de la denominada ‘mafia de la aduana’ o ‘mafia de los contenedores’, ya que podía utilizar sus especiales conocimientos en la materia para actuar con visos de mayor legitimidad frente a las víctimas y otorgar mayor verosimilitud a las intimidaciones que formaban parte de la batería de recursos que eran utilizados para el desarrollo de ciertas operaciones, alegando vínculos propios o de otros miembros de la organización con la Agencia Federal de Inteligencia, la Embajada de los Estados Unidos, funcionarios de la Aduana, magistrados y periodistas”, consta en esa resolución.
Nunca quedó claro su vínculo con Pedro Etchebest. Liñani tenía agendado a Etchebest como “Pedro De Vido”. Su explicación ante Ramos Padilla fue muy confusa: “Cuando yo lo conozco, por interpósita persona, supuestamente el estaba en relación con el Ministerio, con De Vido y demás”. Y agregó: “Yo me juntaba con Pedro en el Hotel Panamericano, tomábamos algo, queríamos saber si podíamos hacer algo con la Secretaria de Industria que nunca, tampoco tuve mucha relación comercial, o sea si bien lo conozco hace varios años (sic)”.
Además del comercio exterior, Liñani había incursionado en el rubro gastronómico. Fue el dueño del restorán “El Bodegón de Núñez”, en la esquina de Congreso y O ́Higgins. Aunque se lo vinculó a “El Obrero”, ese local pertenece en los papeles a Juan Carlos Castro, su socio en Impex Lavalle, una importadora de alimentos.
Anoche, la Policía de la Ciudad llegó hasta el departamento ubicado en Soler al 6000, en el barrio de Palermo, por un escape de gas. Luego de evacuar el edificio, los efectivos de la comisaría 14 B rompieron la puerta del 1B y encontraron a Liñani tirado en el living.
El parte policial detalla que no había desorden y que hallaron varias cartas, presuntamente escritas por Liñani. Los efectivos se sorprendieron por otro detalle: la víctima había sellado con cinta las ventanas y las puertas para que no saliera el gas.
Allegados a Liñani le confirmaron a Infobae que no estaba preocupado por su situación judicial ni tenía problemas económicos. “No le estaba yendo mal”. “Siempre se dedicó al comercio exterior, pero los detalles de su vida eran un misterio”, dijo esa misma fuente.
La causa judicial quedó del fiscal Adrian Guillermo Peres, titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional 46, quien dio la orden de preservar el contenido de las cartas en un sobre cerrado.
Hace unos días, Liñani había despedido al ex juez Norberto Oyarbide con un mensaje muy sugestivo en su cuenta de Facebook: “Viejo …. No vemos pronto!!!!! Te extraño!!!!”. No fue el único aviso.
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