Juan Manzur asumirá en el Salón Blanco como jefe de Gabinete en reemplazo de Santiago Cafiero, que en la misma ceremonia jurará como ministro de Relaciones Exteriores. Manzur pedirá licencia como gobernador de Tucumán, y en su lugar quedaría el vicegobernador Osvaldo Jaldo, pese a los esfuerzos políticos que están ejerciendo Alberto Fernández, Sergio Massa y Eduardo “Wado” de Pedro. Jaldo es adversario político de Manzur, y sueña con apropiarse de su poder mientras trabaja en la Casa Rosada y vive en Buenos Aires.
El Presidente y el próximo jefe de Gabinete son amigos personales y compartieron más de una batalla partidaria. Alberto Fernández le propuso que sucediera a Cafiero, y Manzur a cambió pidió un solo gesto político: evitar que Jaldo asumiera como gobernador de Tucumán.
Manzur y Jaldo eran cercanos, y ahora buscan la destrucción del otro. Se enfrentaron por la designación del Defensor Oficial y volvieron a pujar en las PASO del domingo 12 de septiembre. Jaldo se quedó con la Defensoría Oficial, y Manzur con una victoria contundente en las primarias tucumanas del Frente de Todos.
Al comienzo, Sergio Massa se hizo cargo de la negociación para cumplir con la promesa presidencial. El titular de la Cámara de Diputados ofreció a Jaldo una silla en el Directorio del Banco Nación, o cargos importantes en los Ministerios de Economía y Obras Públicas.
-No, respondió Jaldo a Massa horas antes del anuncio oficial confirmando que Manzur sucedía a Cafiero.
Un día más tarde, el sábado en La Rioja, Alberto Fernández se hizo cargo del asunto. Estaba participando de una cumbre -presencial y virtual- con todos los gobernadores peronistas y Manzur estaba urgido para cerrar una crisis política que crecía con el correr del fin de semana.
El jefe de Estado pidió una comunicación con Jaldo y repitió la misma oferta que Massa había hecho un día antes. El vicegobernador debía abandonar Tucumán y podía elegir entre el Banco Nación, el Palacio de Hacienda o la cartera de Obras Públicas.
-Lo voy a pensar; te contesto mañana, Alberto- , replicó Jaldo.
El Presidente esperó al vicegobernador todo el domingo. Nunca llamó, y en Tucumán no se descarta que asuma pese a la presión política de Balcarce 50.
Manzur presentará hoy un pedido de licencia como gobernador que se votará sin dudar en la Legislatura de Tucumán. Y a continuación, la crisis política tiene dos salidas posibles: Jaldo se hace cargo de la Provincia, o Manzur logra que el legislador Sergio Mansilla -exsenador nacional y exaliado de José Alperovich-jure en su lugar.
Alberto Fernández trabaja en ese sentido, y aún es probable un acuerdo político entre Balcarce 50 y Jaldo.
Manzur apuesta a que el jefe de Estado resuelva el entuerto antes de su asunción en la Casa Rosada. Teme que Jaldo fuerce la renuncia de todo su gabinete y que asfixie a los intendentes peronistas que jugaron a su favor en las PASO. No es un secreto en Tucumán que el vicegobernador se apoyó en los restos del Bussismo y en Juntos por el Cambio para manejar la legislatura provincial.
El futuro jefe de Gabinete llegará cerca del mediodía a Buenos Aires y no se descarta que se reúna con Alberto Fernández en Olivos. Manzur sabe cómo funciona el poder en la Argentina y ha logrado importantes contactos internacionales con autoridades laicas y religiosas en Estados Unidos, Europa y Medio Oriente.
Cuando estudió medicina en Buenos Aires, el sucesor de Cafiero se quedó a vivir en la casa de Doña Sara, una viuda de origen judío que lo trató como un hijo. Doña Sara le enseñó a respetar el Shabat y le llevaba la comida al hospital adonde hacía sus prácticas de medicina.
Manzur trabó una excelente relación con la comunidad judía, y en las últimas horas recibió una carta personal de David Baruch Lau, Gran Rabino Asquenazí de Israel. En la misiva escrita en hebreo se puede leer: “Te bendigo y que Dios se manifieste a través del trabajo de tus manos”.
Lo va a necesitar.
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