Liliana Catucci, una de las juezas históricas de la Cámara Federal de Casación Penal, dejó hoy de serlo cuando en el Boletín Oficial se publicó la aceptación de su renuncia porque ayer cumplió 75 años, la edad tope que marca la Constitución Nacional para ser magistrado. De perfil muy bajo, Catucci integró ese tribunal -uno de los más importantes de Comodoro Py- desde su creación en 1992, durante el gobierno de Carlos Menem. Su salida abre un lugar clave a cubrir.
Catucci intentó continuar en el cargo al presentar una causa judicial que le permita seguir más allá de los 75 años. Pero a principio de mes, la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal confirmó el rechazo de su planteo. A la jueza le quedaba la instancia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que por los tiempos no llegaba. Un magistrado puede continuar cuando cumple 75 años pero para eso debe tener un nuevo acuerdo del Gobierno Nacional que lo proponga ante el Senado y eso no ocurrió.
La jueza fue despedida el miércoles con aplausos de empleados judiciales, colegas de Casación, personal de Comodoro Py y oficiales de la Policía Federal que le hacían la venia mientras bajaba las escalinatas del edificio judicial del barrio porteño de Retiro.
Catucci fue una de las juezas de más bajo perfil de Casación. Llegó a ese tribunal en 1992 cuando el entonces presidente Menem amplió la justicia federal y creó la Cámara de Casación, Comenzó a trabajar en la justicia en 1971, en 1980 fue designada jueza penal de primera instancia y en 1984 pasó a integrar la Cámara del Crimen.
Era la presidenta de la Sala III de la Cámara de Casación que integraba con Eduardo Riggi -otro de los históricos del tribunal y que siempre jugaron en tándem con Catucci- y Juan Carlos Gemignani.
Catucci intervino en varias causas de impacto político y social. En los últimos años hubo dos expedientes destacados. Fue una de las juezas de Casación que firmó la absolución de Carlos Menem por el caso de la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador al aplicar el criterio de “plazo razonable” por las dos décadas que llevaba abierta la investigación. También confirmó las condenas por el caso Cromañón.
“Acéptase, a partir del 16 de septiembre de 2021, la renuncia presentada por la doctora Liliana Elena Catucci al cargo de vocal de la Cámara Federal de Casación Penal, Sala III”, dice el decreto 619 que se publicó hoy en el Boletín Oficial y que lleva la firma del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y del ministro de Justicia, Martín Soria.
La salida de Catucci genera una vacante en la Cámara de Casación. Es uno de los tribunales clave para el poder. Por ahí pasan las causas de corrupción en dos instancias: primero durante sus investigaciones y luego por las condenas o absoluciones en los juicios orales.
El cargo de Catucci en la Sala III será ocupado momentáneamente por uno de sus colegas de Casación que será designado por sorteo. Y luego de manera definitiva por quien gane el concurso público que el Consejo de la Magistratura de la Nación deberá convocar para cubrir la vacante. El proceso puede ser extenso y se sumará a otras vacantes que hay en tribunales de Comodoro Py: tres cargos en la primera instancia, dos en la Cámara Federal y seis en los Tribunales Orales Federales.
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