El gobernador Axel Kicillof, uno de los jugadores centrales de la alianza de gobierno, mantuvo una reunión con intendentes de la Tercera sección electoral en la gobernación de La Plata en lo que fue el primer careo luego de la derrota electoral. La reunión, que duró más de tres horas, se dio en las horas más calientes para el Frente de Todos desde que está en el gobierno y con una ola de renuncias que iba tomando volumen en el Gabinete Nacional.
Fue un miércoles muy largo para el Gobierno y las réplicas de los movimientos que se iban dando llegaban a La Plata. Primero, la ministra de Gobierno bonaerense, Teresa García, adelantó que el todo el gabinete le había ofrecido la renuncia a Kicillof.
Los dichos de García hicieron estallar los teléfonos de miembros de la mesa ministerial y obligó al gobierno provincial a salir con una respuesta rápida y urgente que circuló por WhatsApp: “Desde el día que asumimos el Gobernador tiene las renuncias a disposición. Es un equipo y siempre va a estar donde los necesite. En consonancia con lo que declaró ayer, las y los ministros del gabinete saben que ninguno es imprescindible y que de considerarlo necesario, se harán los cambios consecuente”. El mensaje lo elaboraron entre el propio Kicillof y la ministra de Comunicación, Jesica Rey. Sin embargo, el mandatario no moverá piezas.
Por ahora, salvo una decisión que exceda al propio gobernador, no habrá cambios. Sin embargo, la carta que jugó la ministra bonaerense -de cercanía a Cristina Kirchner- se interpretó como una señal al gobierno nacional. Luego de esa declaración aparecieron la oleada de renuncias sobre la mesa de Alberto Fernández.
Un alto funcionario provincial aseguró a Infobae que “Axel no se va a desprender de su equipo más cercano de trabajo”, y que en la responsabilidad del gobierno provincial por la derrota hay ciertas cuestiones que desde la gestión bonaerense “no podemos manejar como la emisión monetaria o la inflación”. Ahí la crítica solapada se dirige hacia la Casa Rosada.
Pero este miércoles, Kicillof estuvo sentado en primera fila en lo que fue el acto que encabezó el Presidente para presentar la ley de Hidrocarburos y sirvió como exposición de Guzmán para defender su gestión en el proceso de negociación de deuda. En el entorno del mandatario provincial interpretan que la presencia en el acto es un respaldo hacia el gobierno nacional. A diferencia de otros gobernadores peronistas, Kicillof no utilizó sus redes sociales para exteriorizar un apoyo al presidente.
Entrada la tarde, el gobernador recibió bajo un estricto operativo de seguridad a las intendentas intendentas de Cañuelas, Marisa Fassi, de Quilmes, Mayra Mendoza, y de Presidente Perón, Blanca Cantero; y los intendentes de Berazategui, Juan José Mussi, de Almirante Brown, Mariano Cascallares, de Ezeiza, Alejandro Granados, de La Matanza, Fernando Espinoza, de Florencio Varela, Andrés Watson, de Ensenada, Mario Secco, de Berisso, Fabián Cagliardi, de Avellaneda, Alejo Chornobroff, y de Punta Indio, Hernán Y Zurieta. Todos dirigentes de la Tercera sección electoral, la única sección donde el Frente de Todos se impuso.
Kicillof estuvo escoltado por la vicegobernadora Verónica Magario, el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, la ministra de Gobierno, Teresa García, el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, de Seguridad, Sergio Berni, y de Hacienda y Finanzas, Pablo López.
Con un comunicado oficial el gobierno provincial explicó que “durante el encuentro, analizaron los resultados de las elecciones legislativas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se desarrollaron el domingo pasado”.
Los jefes comunales le plantearon a Kicillof lo mismo que ayer le habían transmitido al presidente Alberto Fernández en un almuerzo en Longchamps, Almirante Brown: que la principal respuesta tiene que ser económica.
En lo que hace a la estrategia electoral, una línea plantea que hay que ir a buscar a la gente que no fue a emitir su voto el último domingo. Sin embargo, más de un dirigente del FdT, reconoce que esa masa de votantes difícilmente se incline en su mayoría por la opción oficialista.
Ningún intendente habló luego del encuentro. Incluso, ni siquiera salieron caminando por la explanada de Casa de Gobierno . Por el contrario, hicieron entrar sus autos, se subieron a los vehículos en el playón, dentro de la gobernación, y salieron raudamente por los portones de calle 51 y calle 53. Afuera, la gente que pasaba en la tarde platense, miraba los vehículos desplazarse con un despliegue de seguridad incluido por las avenidas hoy reconvertidas en paseos gastronómicos. Dos hombres, incluso, intentaron que algún auto frenase para conseguir una colaboración para comprar una garrafa de gas, en una escena que marcaba el claro contraste que se vive en la sociedad.
La única participante de la reunión que salió caminando fue la vicegobernadora Verónica Magario que también se retiró sin mayores declaraciones. Antes de abordar su vehículo deslizó: “Hablamos de lo que tenemos que hacer”.
Luego, a través de sus redes sociales, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza -que participó de la reunión- sostuvo que “escuchamos el mensaje que nos dio el pueblo. Poner los cargos del ejecutivo nacional y provincial en manos de Alberto Fernández y Axel Kicillof es fortalecerlos para que tomen las mejores decisiones”.
Kicillof volverá a tener esta semana reuniones con intendentes pero de la Primera sección electoral, la región norte y oeste del conurbano bonaerense. El resultado del domingo movió la agenda inmediata en la gestión bonaerense. El mandatario dijo en una entrevista post derrota que “tanto el gobierno nacional y provincial deben dedicarse en este momento a la reconstrucción de manera excluyente; eso implica que el salario le gane a la inflación y que se cree trabajo”.
En medio de los rumores hay algo que Kicillof quiere evitar y es la salida del ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica Augusto Costa, cuyo nombre se repite como opción en caso de que Guzmán salga eyectado.
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