Un Presidente más cerca de la gente y el changuito lleno: cómo es la estrategia del Gobierno para recuperar los votos perdidos en las PASO

Alberto Fernández tomó tres decisiones terminantes pocas horas después de la dura derrota electoral del último domingo y las ejecutó en 48 horas. La primera fue sostener la misma conformación del Gabinete que tenía hasta ahora. No habrá cambios pese a las presiones del kirchnerismo. Nadie se va y nadie llega. Al menos por ahora. La decisión parece estar firme.

Cerca del Presidente aseguran que la discusión por los cambios en el Gabinete “está saldada”. Certifican que hay un acuerdo con el ala K para mantener la estructura ministerial sin cambios hasta las elecciones generales de noviembre. Después de esa fecha la historia puede tener modificaciones.

La segunda decisión de Fernández fue hablar a través de los gestos. El lunes, en la presentación de un proyecto para apoyar el crecimiento de empresas de origen nacional en sectores estratégicos de la economía, el Jefe de Estado se mostró al lado del ministro de Producción, Matías Kulfas, y sentó en primera fila, uno al lado del otro, al Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y al ministro de Economía, Martín Guzmán.

Los tres nombres son apuntados desde el kirchnerismo para salir del Gabinete. Fernández los respaldó en una imagen. Un día después, durante un acto en Almirante Brown, el Presidente dio su discurso con Cafiero y Sergio Massa sentados al lado. No fue casualidad. Hubo una intención manifiesta de mostrar el respaldo al Jefe de Gabinete en medio de los rumores de su salida de la Casa Rosada.

Incluso la aparición del presidente de la Cámara de Diputados pareció reducir al mínimo la idea que gira en el oficialismo desde el domingo, sobre la posibilidad de que se convierta en el próximo Jefe de Gabinete. Massa entiende a la perfección las señales en la política. Sabía que esa foto implicaba un respaldo a Cafiero. Desde su entorno aseguran que no se meterá en la discusión sobre una posible renovación del Gabinete.

Finalmente, la tercer decisión del primer mandatario fue estructurar una nueva campaña electoral para llevar adelante durante los próximos dos meses. Una de las modificaciones respecto a la campaña previo a las PASO será reducir los actos políticos para hablarle a la política - de los que hubo varios en las últimas semanas- y multiplicar el cara a cara con la gente. En la calle, en los barrios, en las escuelas, en los comedores.

La intención que hay en el seno del Gobierno es que el Presidente se muestre más cerca de la gente. No solo es una necesitad para reconstruir la confianza con el electorado, sino que también forma parte de un nuevo tiempo de pospandemia. En el oficialismo advierten que la campaña con restricciones fue extremadamente rara e impidió empatizar con las personas.

Ese alejamiento de los actos políticos también resulta ser una respuesta al pedido de los gobernadores del peronismo, que le cuestionaron al Presidente la comunicación durante la gestión porque consideran que dejó de hablarle a la sociedad. En el Gobierno tienen en claro que para dar vuelta la elección es necesario cambiar en el discurso y hacerlo con rapidez.

Fernández tiene pensado viajar al interior del país para realizar nuevas recorridas de campaña y llevar un discurso impregnado de economía en visitas a una serie de fábricas y Pymes. Este jueves dará el primer gran paso para construir ese discurso cuando anuncie una batería de medidas económicas que tiene como objetivo mejorar el poder adquisitivo de la clase media, el sector productivo y los jubilados.

Aún no está definido el detalle de las medidas pero está en evaluación la posibilidad de otorgar un Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) segmentado y direccionado a ciertos rubros. También mejoras en las jubilaciones y en la Asignación Universal por Hijo (AUH). “Lo que nos importa más que nunca es el changuito del supermercado”, advierten.

Dos días después de la elección en la Casa Rosada consideran que la crisis económica es la respuesta principal al resultado que arrojaron las urnas. No está en ese mismo escalón los errores en la comunicación presidencial. Entienden si la gente siente una mejoría en la economía de su vida diaria, no hay un tema más importante que pueda opacar esa sensación positiva.

Si bien los viajes al interior están en la hoja de ruta presidencial como un ítem importante, la clave estará en el conurbano bonaerense. El peronismo perdió en siete de las ocho secciones electorales que tiene la provincia y en la Tercera, la única en la que ganó, lo hizo por una distancia mucho menor a la que suele lograr en las elecciones. Obtuvo el 42,65% de los votos, contra el 32,52% de Juntos por el Cambio.

“Hay que salir a buscar los votos al conurbano. A las ciudades donde perdimos y en las que ganamos por menos de lo que lo hacemos siempre. Ahí están los votos y hay que trabajar para conseguirlos de acá a noviembre”, explicó un dirigente de extrema confianza del Jefe de Estado.

Fernández apostará a intensificar el trabajo territorial con los intendentes y hacer bajadas frecuentes a las localidades más pobladas del conurbano bonaerense. Los jefes comunales jugarán un rol clave en la nueva estrategia y en el Gobierno esperan que todos cierren filas y se encolumnen detrás de la lógica de la nueva campaña.

Desde hace largas semanas que el Presidente y sus ministros buscan marcar la agenda de campaña con datos macroeconómicos como el crecimiento de la industria, la reapertura de pymes o la mejora en sectores como el turismo. La mejora de las variables de la macroeconomía son ciertas, pero son imposibles de decodificar como un beneficio directo para la ciudadanía.

Por eso en Balcarce 50 decidieron acelerar el anuncio de medidas económicas y empapar el discurso oficial del único tema que puede cambiar el rumbo del barco peronista. La pandemia quedó atrás y el domingo quedó comprobado que la gestión sanitaria y el operativo de vacunación no tuvieron un redito electoral.

“Destinamos muchísimo dinero para los planes de emergencia y mejorar el sistema de salud, pero la gente lo tomó como un derecho cumplido en medio de la pandemia. Está bien. Es así. Pero por momentos pareciera que se olvidaran del daño que ocasionó el coronavirus”, reflexionó un funcionario nacional.

En este nuevo tramo de la campaña Alberto Fernández volverá tener un lugar central. Será quién encabece la mayoría de los actos y recorridas. Asumió la derrota y su responsabilidad en el resultado, pero advierte que desde su rol debe seguir poniendo la cara y buscar el voto casa por casa, como un militante más.

Otra de los cambios de la nueva campaña será apoyar el discurso en el futuro más que en el pasado. Dejar de mirar para atrás y generar expectativas. La idea de hacer un recuento de lo que se hizo durante la gestión se quebró el domingo de las elecciones.

La búsqueda del discurso oficial estará concentrada en la reactivación económica que está en marcha y en la lenta disminución de la inflación, que lleva 5 meses consecutivos en baja: 4,8% en marzo; 4,1% en abril; 3,3% en mayo; 3,2% en junio y julio y 2,5% en agosto. Aún así, en lo que va del año acumuló 32,3%, mientras que en los últimos doce mese alcanzó el 51,4%.

En esta nueva etapa también se buscará profundizar la división de los discursos de acuerdo a los sectores de la sociedad en los que cada líder del Frente de Todos tenga más empatía. “En algo tenemos que aprovechar las diferencias que tenemos en la coalición”, explicaron en el gobierno nacional. Si bien la estrategia se aplicó antes de las PASO, a partir de ahora se duplicará el esfuerzo.

En el Frente de Todos empezaron a trabajar en la nueva campaña con el objetivo concreto de dar vuelta la elección. Saben que será una tarea titánica y que las posibilidades de lograrlo no son mayoritarias. Fernández les pidió a los intendentes y sus ministros salir a buscar el voto en las próximas ocho semanas. Unidos, sin renegar del resultado electoral y dejando en claro que el Gobierno entendió los motivos por los que perdió.

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