“No se ganan elecciones sin guita en el bolsillo”, cuenta en confianza alguien cercano al presidente que les dijo Cristina Kirchner hace varios meses. Mientras el presidente Alberto Fernández se prepara para una recorrida por la fábrica de la multinacional Ball que elabora los envases de aluminio de varias marcas de gaseosas y hasta de champagne en el Parque Industrial de Almirante Brown, la misma persona reconoce que no supieron escuchar esa advertencia de la vicepresidenta. No habla de reforzar planes sociales sino de generar empleo. También de generar las condiciones con el objetivo de que mejoren los salarios que están por debajo del mínimo o de los que todavía no pueden llegar a fin de mes.
Otro integrante del círculo más cercano al Presidente también fuera de las declaraciones formales advierte que este fue “un voto enojo”. Agrega que hay que conformar “al laburante que gana 40 o 50 mil pesos por mes y está decepcionado porque el Gobierno ayuda a otros y a él no”. Describe el resultado del domingo como “la crónica de una muerte anunciada”.
En la Casa Rosada apuestan a reconquistar al millón de personas que no fueron a votar. Hay que mostrar gestión y adoptar medidas, porque quedan 60 días para que la historia se revierta, dicen. Por eso la visita a Almirante Brown, un distrito en el que el espacio del intendente Mariano Cascallares (ahora cabeza de lista para diputados provinciales) salió muy bien parado este domingo. El Frente de Todos, con un menor caudal de votantes que en 2019, igual sacó el 45% de los sufragios contra el 29,22% de las dos listas que compitieron en la interna de Juntos por el Cambio en el distrito.
Se trata de un territorio del Conurbano que con urgencia requiere soluciones para los problemas cotidianos. Hay carencias, por ejemplo, en Ministro Rivadavia, la localidad más antigua del partido donde todavía se ve pasar a los vecinos a caballo y con ropas de gaucho. Faltan cloacas, asfalto, seguridad. También llegar a fin de mes ahí se parece a una utopía. Y en esa zona donde antes había solamente barro se mete Alberto Fernández a inaugurar 5 kilómetros de doble mano de la avenida República Argentina.
La combi que lo traslada estaciona a una cuadra del escenario. En esos poco más de 100 metros hay vallas entre la avenida y las veredas pero el Presidente se frena a cada paso. Se saca selfies con ancianos, gente de mediana edad, adolescentes y chicos. Hay militantes de la UTEP y de la Coordinadora Juana Azurduy, trabajadores con mameluco. Busca mostrarse cercano a esa gente que lo alienta a no aflojar. “Gracias por el asfalto”, le grita una mujer de unos 40 años. “Tenemos que ganarle a Cambiemos en noviembre”, vocifera otro vecino que luce una remera desgastada y unas zapatillas que necesitan reposición urgente.
Alberto sonríe y a las fotos se suman el intendente Cascallares, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que viene unos metros más atrás y la candidata a diputada Victoria Tolosa Paz, incapaz de perder la sonrisa. Hasta el más tímido, el ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis, se anima a saludar a los militantes o a los espectadores espontáneos.
Antes de los discursos se suma Santiago Cafiero, el jefe de Gabinete. Alguien que lo conoce bien afirma que entre los más allegados al jefe de Estado “estamos unidos y trabajando mucho”. Descartan, una vez más, que se produzcan cambios entre los ministros. Hay coincidencias en que se debe reactivar el consumo y por eso se espera que el jueves haya medidas económicas importantes. Mañana terminarán de definirse en la reunión habitual de los miércoles del Gabinete Económico. “La economía está en dos velocidades y debemos procurar que sea en una sola”, señala durante esa caminata otro funcionario con despacho en la Casa de Gobierno.
Un rato antes, en la fábrica de envases de aluminio, Tolosa Paz también había entregado su diagnóstico tras la sorpresiva derrota que sufrió el oficialismo este domingo: “Las herramientas con las que contamos tienen que ser revisadas. La gente con su voto nos dijo que con este salario no puede vivir, que debemos resolver la inflación y los problemas de los hogares más necesitados. Hay que escuchar ese reclamo y tomar nota”.
La primera precandidata por el Frente de Todos también aseguró que “nos faltó termómetro para ver a un electorado que no aguanta más. Debemos tomar medidas en este sentido porque la caída de 22 puntos que tuvo el salario real durante la presidencia de Macri no es fácil recuperarla. Quedan 60 días para tomar medidas en ese sentido, con un programa que no afecte a la macroeconomía, ni a las reservas del Banco Central”.
El acto en el que se inaugura esta avenida de doble mano que conectará a cinco localidades intenta ser más descontracturado que los anteriores de la campaña electoral. Muchos de los que se apoyan en los vallados tienen banderitas argentinas de plástico. En el armado de la platea sobre sillas de plástico hay más de 200 personas, con Mayra Mendoza, la intendenta de Quilmes en primera fila, cerca del ministro Kulfas. En el fondo trabajadores de la UOCRA, con cascos verdes, exhiben la bandera de su sindicato. El video que se exhibe tiene testimonios de vecinos que se reconocen en la pantalla gigante.
Cuando le toca hablar a Katopodis pide “humildad y a trabajar” con el objetivo de mejorar el rédito en las urnas el 14 de noviembre. Massa afirma que “vamos a transformar los planes sociales en empleo”. Hasta pide permiso al Presidente para contar como infidencia que ya se mandó al Congreso un proyecto de ley para crear cinco universidades más en la provincia de Buenos Aires”. Cierra eufórico con un “nos vamos a volver a levantar”.
Alberto Fernández va subiendo el tono a medida que avanza en su discurso de 15 minutos, cuando ya se acercan las 14.30. Promete corregir rumbos, resalta la importancia de las obras, dice que nada es más importante que el trabajo y la producción. Y por último les pide a los militantes que vayan “a golpear la puerta del vecino que esta vez no fue a votar porque hay que explicarles que está en juego su futuro” y pidió no interrumpir este proceso: “No condenemos al país al retroceso.
De allí se fue a un almuerzo a unos 3 kilómetros de distancia en el Aeródromo de Longchamps, donde compartió un asado con intendentes de la Primera y de la Tercera Sección Electoral. Estuvieron, además, Máximo Kirchner y el ministro del Interior Wado De Pedro. Volvieron a analizar la caída electoral. Alguien del entorno presidencial, en la despedida de los periodistas, graficó: “Hay que convencer a ese millón de personas que no fue a votar. Quizás fue un error no haber ido nosotros también a unas PASO”.
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