La paliza que sufrió el Frente de Todos en las PASO impactó en la Confederación General del Trabajo (CGT). Motivada por el temor de que la debacle electoral ocasione el avance de Cristina Kirchner en el Gobierno, la cúpula cegetista imagina convertir un encuentro con gobernadores y funcionarios previsto para la semana próxima en un debate para resistir al kirchnerismo.
Los sindicalistas que manejan la CGT sienten que no quedaron dañados por la derrota del oficialismo porque la Vicepresidenta los excluyó de las listas de candidatos y creen que ahora hay espacio para que “vuelva el Alberto Fernández de los primeros tiempos”, cuando, menos condicionado por su jefa política, buscaba un pacto social y aliarse con gobernadores, intendentes y dirigentes gremiales.
“Sería un error que se pagará en las elecciones de noviembre si el Gobierno cambia hacia políticas más fundamentalistas como quiere Cristina”, afirmó a Infobae un referente de la CGT, que consideró “injusto” atribuirle al Presidente toda la responsabilidad por el mal resultado electoral.
Para otro encumbrado dirigente sindical, “lo que tendría que hacer Alberto es llamar a una concertación socioeconómica y apostar al diálogo tripartito para bajar la inflación, como paso previo a un acuerdo con el FMI”.
Ambos coincidieron en que luego del domingo negro del Frente de Todos en las urnas también entró en revisión el acto de la CGT por el Día de la Lealtad Peronista que está previsto para el lunes 18 de octubre, con la participación de los movimientos sociales. En la central obrera ahora dudan de que muchos sindicatos hagan esfuerzos por movilizar a sus afiliados en medio de una nueva realidad política en donde el oficialismo se encamina a perder poder dentro de dos meses.
Lo que quedó en pie, hasta ahora, es un encuentro que se realizará la semana próxima en San Miguel de Tucumán para lanzar una plataforma de formación profesional que permita capacitar en distintos oficios a trabajadores del sector informal. Es una iniciativa del Gobierno, con financiamiento del Banco Mundial, pero ante la debilidad en que quedó el Presidente por la derrota electoral está tomando otro cariz: en la CGT imaginan convertirlo en un enclave peronista para resistir una ofensiva de Cristina Kirchner dirigida a intervenir el Gobierno y quitarle más poder a Alberto Fernández.
Allí confluirán ministros cercanos al Presidente como Claudio Moroni (Trabajo), Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), Gabriel Katopodis (Obras Públicas) y Juan Zavaleta (Desarrollo Social) y gobernadores del PJ como Juan Manzur, el anfitrión; Sergio Uñac (San Juan), Oscar Ahuad (Misiones) y Ricardo Quintela (La Rioja), entre otros. Por la CGT estarán su cotitular Héctor Daer (Sanidad), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias).
La idea es aprovechar el encuentro para “hablar de política”, aseguran en la central obrera, pero el telón de fondo será la necesidad de respaldar al primer mandatario y de frenar un avance de Cristina Kirchner en el Gobierno. Sobrevolará en ese encuentro el mismo espíritu del primer viaje de Alberto Fernández como presidente electo, que se hizo a fines de octubre de 2019, a Tucumán.
Allí estuvieron, en una muestra de que se aproximaba un pacto social que nunca se concretó, dirigentes de la CGT y referentes empresariales como Miguel Acevedo, presidente de la UIA; Adelmo Gabbi, de la Bolsa de Comercio; Julio Crivelli, de la Cámara de la Construcción; Daniel Funes de Rioja, de la COPAL y Marcelo Fernández, de la CGERA, además de Sergio Massa y gobernadores.
En ese momento, a partir del triunfo en las elecciones de 2019, parecía que Alberto Fernández iba a constituir un sector propio en el peronismo para equilibrar el poder de Cristina Kirchner, aliado a los gobernadores y a la CGT. Sin embargo, con el correr de los meses, el Presidente dio señales de que no estaba dispuesto a fundar “el albertismo” y se resignó a la fuerte influencia de la Vicepresidenta.
Ahora, sin la presencia del jefe del Estado, algunas de esa figuras volverán a coincidir en Tucumán con un objetivo muy similar. ¿Los avalará Alberto Fernández o los dejará desacomodados con más muestras de disciplinamiento hacia la Vicepresidenta? Todos saben la respuesta, pero están dispuestos a unirse como una forma de protección ante un posible giro oficial que los perjudicaría.
Hace diez días, cuatro dirigentes de la cúpula de la CGT almorzaron en secreto con Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro y llegaron a una tregua que pareció dar por superados largos meses de fuertes tensiones entre el sindicalismo tradicional y el kirchnerismo duro.
Hoy, el temor a una eventual radicalización del Gobierno impulsada por Cristina Kirchner para intentar frenar una nueva derrota en las elecciones del 14 de noviembre volvió a poner en alerta a la central obrera. El dato se torna más inquietante porque la CGT realizará su congreso para elegir nuevas autoridades tres días antes de los comicios generales: si la Vicepresidenta interviene la gestión gubernamental, muchos imaginan que allí nacerá una central obrera menos dócil que la actual.
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