Un día después de la contundente derrota del Frente de Todos y la aplastante victoria de Juntos por el Cambio, que se impuso en casi todo el país y las cinco provincias con mayor población, el periodista Víctor Hugo Morales reflexionó sobre los resultados que dejaron las PASO y consideró que “hay que aceptar el mal gusto de la derrota”. En su columna de opinión de AM 750 advirtió que “lo que pasó en Argentina está pasando en todo el mundo” en medio de la pandemia de coronavirus.
Como siempre al otro día de las Elecciones para algunos el día es formidable, para otros es la mismísima peste, ¿no? Es increíble pero llegó el día en el que Clarín y La Nación dijeron una verdad. La Nación dijo “debacle electoral del Gobierno”, y es cierto. Clarín dijo “sorprendente triunfo opositor en Buenos Aires y otras 14 provincias”, y es verdad.
Lo cierto es que la Argentina resolvió su conflicto de medio término a favor de lo que pasa en el mundo entero. La pandemia se lleva puestos a todos los gobiernos. Pierde Merkel, que sabe de su derrota y se aleja con la lamentación entre dientes porque siente que no la merecen. Sufre Macron, lo indecible, pierde plebiscito el gobierno de México, cae Piñera, cayó Trump, cae Bolsonaro, gana VOX. A la derecha y a la izquierda, la pandemia los ha decapitado.
Los encierros, que los jóvenes no quisieron sobrellevar. La economía, que afectó a todos los países, la caída brutal de la clase media en el mundo entero, la marginación. La pandemia ha potenciado el malestar, el enojo y la decepción. Lo único que hace falta para perder elecciones es ser gobierno. Y la Argentina no fue la excepción.
Aunque el resultado no fue una derrota sino una caída estrepitosa, que ha dejado perplejos y desorientados a los seguidores, sobre todo porque a las 21 el Gobierno hizo creer que ganaba en la Provincia y que hacía una excelente elección en la Ciudad de Buenos Aires. La realidad es que sólo se sostiene un poco pero por debajo de lo esperado el número de la fórmula porteña, de Santoro y Marziotta; y en la provincia, donde la respuesta final fue más bien modesta.
El país le dio la espalda al Gobierno, hizo su lectura. La democracia está para eso. Está para que la aceptemos. Hay que apretar las mandíbulas y aceptar el mal gusto de la derrota y el disgusto. Por ese lado vamos. Muchas cosas para decir y discutir y muchos temores porque cuando se dice “escuché el mensaje” uno tiene que saber qué mensaje cree escuchar el Gobierno. Porque lo peor sería en la mitad del río cambiar el recorrido.
Lo cierto, es que si el Gobierno pensó que tenía razón en sus sueños y que esos sueños son los que hay que concretar, si otros no quieren, hay que seguir con los mismos sueños.
SEGUIR LEYENDO: