Los datos formales dicen que más 34 millones de personas están habilitadas para votar hoy en las PASO y definir las listas de candidatos que competirán en noviembre para renovar la mitad de Diputados y un tercio del Senado. Es más que eso. La tensión de estas horas expone que se trata como siempre de una primera y fuerte batalla entre los distintos espacios políticos. Y que esta vez también tendrá efecto potente hacia el interior de cada frente. En síntesis, los resultados de las urnas impactarán sobre la interna del poder y la batalla por los liderazgos en la oposición, además de coronar candidaturas.
Las cosas no se agotan allí. Después de un año y medio de pandemia y discutida administración de las restricciones, que agravaron la crisis económica y social, un dato significativo será el nivel de participación en las primarias. Y el voto en blanco. En la previa, los comandos de campaña simplificaron o confundieron las señales que anticiparían una baja en la asistencia, con moldes como voto joven, desilucionados, enojados; un combo. El oficialismo, para recuperar lo que considera propio y las distintas fuerzas opositoras, para canalizarlo.
Como sea, esa es una preocupación que recorrió a las distintas fuerzas políticas. A la percepción y la explicación de cada una, se sumaron los antecedentes de las elecciones que se sucedieron en cuatro provincias: Jujuy, Misiones, Salta y Corrientes, con entre 8 y 12 puntos porcentuales menos en las cifras de votantes.
La pobre campaña de este turno electoral no asomó precisamente como un elemento convocante. Existen, en cambio, otros elementos que la alimentan la tensión. Las internas visibles -con mayor competencia que otras veces por las listas- y también las internas implícitas, en el oficialismo y en Juntos por el Cambio. Se verá además cómo funcionó la estrategia para polarizar y plebiscitar -que no es lo mismo-, frente a los esfuerzos de terceras fuerzas.
El Frente de Todos juega con lista única en buena parte del país, empezando por la provincia de Buenos Aires y la Capital, con Victoria Tolosa Paz y Leandro Santoro a la cabeza, y con campaña que mostró a Alberto Fernández en primera línea y que coronó la vuelta a la foto de unidad con Cristina Fernández de Kirchner. Sólo en dos de la media docena de distritos de mayor peso electoral habrá disputa fuerte: Santa Fe y Tucumán.
En los dos casos, los gobernadores están enfrentados a sus vice. Y en los dos casos, no siempre con alto compromiso, el Presidente y CFK apoyaron a su manera a los jefes provinciales. En Santa Fe, la lista motorizada por Omar Perotti es enfrentada por el ex ministro Agustín Rossi, en sociedad con la vicegobernadora, Alejandra Rodenas. En Tucumán, chocan Juan Manzur, de buena relación con Olivos y algo más complejo vínculo con CFK, y su segundo, Osvaldo Jaldo.
Por supuesto, la mira estará puesta en la provincia de Buenos Aires y en la suma nacional. En las dos cuentas, frente a JxC o su marca abreviada como Juntos. Eso será determinante para la pulseada doméstica en el poder.
Las especulaciones que se dejaron trascender desde del círculo de Olivos y del kirchnerismo duro lo expusieron por anticipado. Giraron de un lado en torno de la eventual “fortaleza” presidencial si el oficialismo rompe la racha de caídas en elecciones intermedias. Y anotaron desde el otro lado la “fortaleza” de CFK porque eso dependería básicamente de la provincia de Buenos Aires. Ni hablar en caso de resultados adversos. El gabinete y la economía asoman como principales terrenos en los que podría impactar esa interna posterior a las PASO y en la perspectiva de noviembre.
La oposición también está teñida por especulaciones que no se limitan a la consagración de las listas. JxC tiene primarias reales en los seis principales distritos del país: Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Tucumán, en ese orden. Las cuatro primeras son sin dudas de alto voltaje. Y en todos los casos se mezclan, aunque de diferente modo, las batallas por los liderazgos. En algunos casos, muy fuertes y evidentes en el PRO. En otras, entre el PRO y los radicales, orgánicos o de origen radical.
En otras palabras, está expuesta una pulseada con miras al 2023 entre nombres y marcas partidarias. Es una disputa que estuvo latente en los años de gobierno y ahora resulta más visible, con poco margen de fisura insalvable más por lectura del costo de una ruptura que por convicción, según admiten algunos referentes. Horacio Rodríguez Larreta estrena su proyecto presidencial. Mauricio Macri busca reacomodarse, últimamente con mayor protagonismo. Aparecieron otros jugadores, como Patricia Bullrich, en esa puesta entre duros y blandos. Elisa Carrió y la CC se mostraron con discurso cuidado. Y la UCR se afirma en las provincias que gobierna y por primera vez, corrida María Eugenia Vidal de Buenos Aires, da una batalla abierta al PRO.
En Buenos Aires, Diego Santilli y Facundo Manes expresan esa última competencia, que además refiere al proyecto del jefe de Gobierno porteño. Existen también mezclas. En la Ciudad, todo el PRO se alineó finalmente con Vidal, que cuenta además con respaldo de la CC y de la UCR orgánica. Compite con Ricardo López Murphy, que a la vez es una pieza para tratar de evitar un drenaje hacia Javier Milei. Y también se anotó una vertiente radical de perfil alfonsinista, con Adolfo Rubinstein como primer candidato.
Las pinceladas también se cruzan en otros territorios. En Córdoba es notorio, con Mario Negri y Luis Juez en listas separadas. Algo parecido, aunque tal vez menos intenso, se ve en Santa Fe, con cuatro listas anotadas. Tucumán no se queda atrás en cantidad. Y Mendoza, con gobierno propio, registra una interna menos tensa.
De manera significativa, la disputa de las terceras fuerzas parece acotada a un puñado de distritos, en particular Buenos Aires y la Capital. En la provincia, Florencio Randazzo y José Luis Espert van por públicos diferentes. En sentido reducido, por el voto peronista desilusionado y por el voto de JxC disgustado. En esa última franja y también con la idea lineal del “voto joven” como un compacto sin matices, juega Javier Milei.
La izquierda, con la tradición de la oferta variada, viene siguiendo de cerca, como lo refleja su prensa, el detalle de cada una de las pasadas elecciones provinciales. Advierte sobre la baja de participación y sobre el voto en blanco. Y expresa cierto optimismo con algunos de los comicios locales, en particular Jujuy y Salta, donde logró 7 y 5 puntos. El frente de Izquierda (ahora FIT-U) va a internas, con listas en 23 de lo 24 distritos del país. Por afuera corren otras expresiones, como Política Obrera -luego de la fractura del partido Obrero- o Autodeterminación y Libertad, en la competencia porteña.
Esta noche, tarde seguramente, todos podrán hacer sus cuentas.
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