Con el Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U) como principal jugador, el espectro de las agrupaciones políticas que se definen como “anticapitalistas” se embarcan este domingo en un escenario incierto de dispersión y de rediscusión de los liderazgos, aunque de oportunidades ante el descontento generando por la pandemia y seis años de continuados de estancamiento y aumento de los niveles de pobreza.
Tras una intensa campaña crítica del Gobierno y contra el candidato libertario Javier Milei, la alianza compuesta por el Partido Obrero (PO), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Izquierda Socialista (IS) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) tiene como principal objetivo retener las dos bancas de diputados por la provincia de Buenos Aires que se vencen este año. De no obtener un resultado similar al 2017, el FIT-U podría quedarse sin representación parlamentaria.
Al inicio del proceso electoral de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), el FIT-U aspiraba a ubicarse como tercera fuerza en la Ciudad de Buenos Aires con la candidatura de la abogada de derechos humanos, Myriam Bregman (PTS), quien viene creciendo en las últimas elecciones y en 2019 alcanzó el 6% de los votos ante la elección polarizada entre Mauricio Macri y Alberto Fernández. Sin embargo, esa expectativa parece ahora lejos de concretarse ante el crecimiento de “Avanza la Libertad”, el espacio que conduce el economista Javier Milei.
En general, a la izquierda le suele ir mejor en los comicios de medio término que en las elecciones presidenciales. De esta manera, observan con optimismo los resultados que podrían surgir en Jujuy, donde el FIT-U posee 4 de los 48 diputados provinciales, y en Mendoza, donde obtuvo casi el 12% de los votos en 2017.
Una de las novedades de la contienda en el FIT-U es que tendrá competencia interna en 16 provincias. El retador interno principal en todos los distritos es el MST. La organización no cerró un acuerdo de lista única con sus otros aliados, tras una serie de críticas al funcionamiento interno de la alianza y planteos de mayor representación política. Su apuesta es impulsar como precandidatos a diputados nacionales a Celeste Fierro, en la Ciudad de Buenos Aires, y Alejandro Bodart, en la provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, la puja interna en el FIT-U problablemente no vaya a trastocar la selección final de los candidatos que estén en noviembre. Apenas podría verse modificado el acuerdo por el tiempo de rotación de las bancas, si el MST obtiene el 20% de votos exigidos por sus aliados en algunos distritos.
Por eso, los socios mayoritarios de la alianza (PO-PTS-IS) no consideran a esa medición interna como relevante. Evalúan consolidadas gran parte de las candidaturas que ya compitieron en otras elecciones, sobre todo las de mayor impacto nacional, como las de Myriam Bregman y Nicolás del Caño. Los resultados que podrían ser imprevistos son los de Córdoba, donde el frente se presenta con tres fórmulas: Liliana Olivero (IS-PTS); Luciana Echevarría (MST) y Soledad Díaz García.
Más allá de estos cálculos, en el Frente de Izquierda aspiran a “quedar lo mejor posicionados” posible en las PASO en lo que respecta a porcentaje de votos, con la intención de ir a fondo para la renovación de las bancas. Lo que ocurrirá este domingo es “una parada más” para la pelea más importante de noviembre, dijo a este medio uno de los armados del FIT-U.
Castañeira, Altamira y Zamora: los otros nombres
Otros precandidatos a diputados nacionales por fuera del FIT-U buscan hacerse un lugar en los comicios generales del 14 de noviembre. Las boletas del Nuevo MAS de Manuela Castañeira, Política Obrera con Jorge Altamira, y Autodeterminación y Libertad (AyL) de Luis Zamora tienen una meta más modesta: superar el 1,5% de los votos exigidos por la ley electoral.
La relevancia de esta oferta política “alternativa” radica en el factor dispersión de los votos “anti capitalistas”, y que cuestionan abiertamente la orientación del Frente de Izquierda.
En los años precedentes, el porcentaje de votos alcanzado por Luis Zamora le restaron la oportunidad a Myriam Bregman de acceder a una banca nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Mientras que en lo que refiere al Nuevo MAS y Política Obrera, la curiosidad apunta a que son dos agrupaciones que piden abiertamente una PASO de “toda la izquierda”. En las negociaciones para la inscripción de las alianzas, hubo conversaciones entre los distintos espacios para alcanzar ese objetivo, pero naufragaron sin éxito.
Junto a Federico Winokur, que se presenta como precandidato a diputado nacional por CABA, Manuela Castañeira alcanzó una fuerte presencia mediática y en las redes sociales en el último mes con su propuesta de aumentar el salario mínimo, vital y móvil a $100 mil, y el incremento a las retenciones al sector agropecuario hasta el 50 por ciento. En el Nuevo MAS se muestran conformes con la campaña desplegada, a la que califican de “histórica”.
De alcanzar el 1,5% de los votos en la provincia de Buenos Aires, sería la primera vez que Castañeira logre el piso mínimo de sufragios para presentarse en las elecciones generales. El Nuevo Más presenta, además, boletas en otras 13 provincias.
En lo que respecta a Política Obrera, el histórico dirigente y fundador del Partido Obrero Jorge Altamira vuelve después de seis años a competir en una elección, luego de su derrota en las PASO presidenciales de 2015 frente a Nicolás del Caño. El economista Marcelo Ramal encabezará también una lista por ese mismo espacio, y habrá boletas en Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Santa Fe.
Aunque con dificultades para lograr presencia durante esta campaña, el sector de Altamira también tiene la capacidad de restarle votos al FIT-Unidad, sobre todo en la provincia de Buenos Aires y en Salta. En 2015, la boleta de Altamira consiguió imponerse sobre la Del Caño en el mayor distrito del país, aunque la ruptura con sus ex aliados probablemente dejó a esta agrupación en desventaja para repetir un resultado similar.
Por último, la organización que dirige Luis Zamora en los últimos años viene perdiendo apoyo en cada elección. Pese a esa tendencia negativa, en todas las PASO logra superar el umbral mínimo del 1,5% de los sufragios exigidos. Al igual que Política Obrera, entre los seguidores de Luis Zamora también hubo quejas por la “enorme desigualdad” con los candidatos de otras listas.
Más allá de las posibilidades de cada lista, las elecciones legislativas históricamente son un terreno propicio para el crecimiento de las fuerzas “anti sistema”, sobre todo cuando coinciden con profundas crisis económicas y sociales. En este marco, las fuerzas de izquierda confían en conseguir un mayor apoyo de los votantes desencantados afines al Frente de Todos. Desde otro polo, irrumpe un nuevo actor en la apuesta por capitalizar el hartazgo: los libertarios, un adversario que habla un idioma de “rebeldía” similar al de la izquierda, pero que es antagónico en sus propuestas.
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