Horacio Rodríguez Larreta sabe que el domingo arriesgará gran parte de su proyecto político con la cantidad de votos que obtengan los candidatos que impuso en el distrito porteño y el bonaerense. Hay mucha confianza en un triunfo en la Ciudad de Buenos Aires y en una estrecha diferencia con el oficialismo en provincia de Buenos Aires, pero preocupa la prolongada transición entre las PASO y las elecciones generales del 14 de noviembre: serán 63 días donde puede pasar de todo.
En el larretismo advierten que hay demasiado tiempo entre los dos comicios como para sostener un buen resultado en las primarias porque, en ese escenario favorable para la oposición, el Gobierno tiene “capacidad de daño” y hará todo lo que esté a su alcance para asegurar un triunfo final. Y si el balance nacional le resulta más ventajoso al oficialismo, también temen que suceda lo mismo.
El jefe de Gobierno convocó para esta tarde a sus principales colaboradores para definir el escenario de las próximas horas. Las últimas encuestas le permiten mantener el optimismo, pero una de las decisiones clave es qué sucederá en Costa Salguero: Rodríguez Larreta le garantizó a sus aliados que no buscará estar en la foto con los candidatos triunfantes y que está dispuesto a ceder ese lugar a sus socios de la coalición y a dirigentes como Patricia Bullrich, la presidenta del PRO, con quien alcanzó una tregua y privilegió lo máximo posible en la campaña, pero aún existen tensiones.
Para el alcalde porteño, afirman en su entorno, es más importante privilegiar el difícil equilibrio interno que logró en la Ciudad con la UCR, la Coalición Cívica, Confianza Pública, el Socialismo y el GEN que dar una señal a destiempo de su plan para llegar a la Presidencia de la Nación en 2023.
La postal del domingo a la noche es importante para el mensaje que se quiere transmitir a la gente. Ricardo López Murphy y Adolfo Rubinstein, los primeros precandidatos de las otras dos listas porteñas en competencia con la de María Eugenia Vidal en las PASO, ya anticiparon que seguirán el escrutinio en otros lugares, pero que luego irán a Costa Salguero para mostrar el espíritu de unidad de Juntos Podemos Más y la voluntad de estrechar filas para la pelea final contra el kirchnerismo.
Además de la imagen, otro aspecto decisivo es el discurso poselectoral. Allegados a Rodríguez Larreta consideran que fue un acierto que Vidal y Diego Santilli hayan evitado criticar a sus rivales internos de las primarias, aunque en el oficialismo porteño se quejan de que Facundo Manes, el precandidato bonaerense de la UCR, fue más duro contra el jefe de Gobierno que contra el kirchnerismo. ¿El neurocientífico jugará en equipo desde el lunes?, es la pregunta que se hacen en la calle Uspallata.
Distinta es la mirada sobre López Murphy y Rubinstein. Sobre todo en el caso del líder de Republicanos Unidos, que marcó sus diferencias con Vidal “de manera caballeresca”, reconocen en las filas larretistas. El único punto de fricción fue cuando el ex ministro de Economía de la Alianza pateó el tablero al hacer públicos sus reparos al reglamento interno de Juntos Podemos Más, que podía perjudicarlo por la Ley de Paridad de Género aunque obtuviera muchos votos. Ayer se llegó a un acuerdo que privilegia al primer candidato de cada lista para conformar la nómina definitiva.
Así, confían cerca del jefe de Gobierno, la figura de López Murphy en un lugar expectable de la lista retendrá el voto duro porteño y evitará el drenaje hacia Javier Milei. ¿Preocupa el crecimiento del economista liberal? “La gente sabe quién puede defenderla mejor y los lobos solitarios aúllan, pero siempre están solos contra los enemigos”, dicen poéticamente los larretistas.
Para Rodríguez Larreta, hay margen para que Santilli mejore significativamente los votos de 2019 en la Provincia, donde Vidal perdió con el 38% de los votos ante el 52% de Axel Kicillof. Las encuestas más recientes que maneja el oficialismo porteño, que se mantuvieron estables en la última semana, muestran una diferencia de apenas cinco puntos en favor de la kirchnerista Victoria Tolosa Paz.
En la reunión cumbre convocada por Rodríguez Larreta se debatirá la estrategia electoral a partir del lunes 13 y durante las nueve semanas que faltarán para las elecciones del 14 de noviembre. “Ahí comenzará otra campaña”, advierten colaboradores del alcalde de la Ciudad. Uno de los dilemas por resolver es cómo contrarrestar los duros ataques del Gobierno que se prevén (”habrá denuncias y carpetazos de todo tipo contra nosotros”, sospechan) y, a la vez, de qué forma captar a los votantes que están por fuera de la grieta y que resultarán determinantes para ganar los comicios.
“Si no nos ampliamos, no vamos a ganar”, vaticinan en las oficinas de la Jefatura de Gobierno porteña. Aún no terminó la primera batalla, la de este domingo en las PASO, y en la oposición ya están pensando en la que viene. No es para menos. Allí se definirá si Juntos por el Cambio ya está en condiciones de volver a a la Casa Rosada o si deberá resignarse a más años de kirchnerismo.
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