Entre cuestionamientos a la ética de la oposición de Juntos por el Cambio y a los medios de comunicación, la vicepresidenta Cristina Kirchner aprovechó el cierre de campaña del Frente de Todos que encabezó ayer en Tecnópolis junto a Alberto Fernández a tres días de las PASO para marcar una serie de lineamientos sobre el manejo de la economía después de las elecciones. En un marco de incertidumbre sobre el impacto de las elecciones en los mercados, apuntó al gobierno anterior, pero también a la gestión actual, así como a los empresarios y a los sindicalistas, y llamó nuevamente a un diálogo con otras fuerzas políticas para negociar el pago de la deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI).
El vector principal del discurso de la vicepresidenta desde Tecnópolis, aunque entre múltiples ramificaciones en una diversidad de temas, fue la economía. La centralidad del asunto que más preocupa a Cristina Kirchner en el marco de la crisis quedó plasmada en distintos tramos de su discurso, durante los cuales enfocó su mensaje sobre los ejes de las tarifas, el dólar, las importaciones, los salarios y el cepo de las importaciones. Al final, después de vociferar una serie de fuertes críticas contra la gestión de Mauricio Macri, llamó una vez más a la oposición a un “debate serio” de cara al acuerdo con el FMI.
Sin nombrar directamente al ministro Martín Guzmán, la vicepresidenta, que habló en primer lugar, antes de Alberto Fernández, durante una hora, entrelazó un cuestionamiento a la suba de tarifas durante el gobierno Mauricio Macri con señalamientos al actual equipo económico.
Pasaron varios meses desde los fuertes cruces internos entre el kirchnerismo y la cartera de Guzmán por la suba de tarifas, una discusión que dejó a la vista un debate más profundo en el Frente de Todos sobre el manejo de los fondos públicos y la emisión. Aunque el problema puntual quedó zanjado finalmente a favor de la postura de evitar los aumentos tarifas más allá de un 8 por ciento, ayer la vicepresidenta reafirmó su mirada sobre la necesidad de preservar los ingresos en la etapa post-electoral
“(Desde 2019) no hubo más tarifazos de esos que volvían loca a la gente. Yo volví a tener calefacción en mi edificio ahora. Todos lo saben, no se prendía la calefacción, o la prendían nada más en ciertos momentos. La gente no sabía de cuánto venía la factura. Ahora dicen: vuelvo a enchufar la plancha, no plancho de tal hora a tal hora”, remarcó. Y recomendó: “Hay que empezar a traducir las políticas en la sociedad”.
En un sentido similar, se refirió directamente al atraso actual de los ingresos formales y comparó la gestión vigente con las administraciones de Néstor Kirchner, entre 2003 y 2007, y la propia hasta 2015, donde destacó la intervención del Estado: “El salario se había empezado a recuperar en los primeros meses de gobierno, en 2020. Y lo que se recuperó se perdió en la pandemia. Hoy tenemos un retraso salarial importante. No hay que tenerle miedo a las discusiones paritarias”, dijo.
“Al contrario: hay que incentivarlas”, insistió. “Néstor incentivaba las paritarias y los aumentos del Salario Mínimo Vital y Móvil por decreto. Y así empezamos a crecer, y pasamos de tres millones de puestos de trabajo, a seis millones cuando nos fuimos. Esta es la Argentina que hay que reconstruir”, sostuvo, en una de las varias reivindicaciones de su administración que hizo durante un discurso que arrancó con el recuerdo de la inaguración de Tecnópolis durante su gestión.
Más adelante, en misma sintonía, la vicepresidenta volvió a la carga: “Hoy la Argentina está en pandemia, el mundo está patas para arriba, le debemos al fondo 44 mil millones de dólares, y le debemos a los bonistas lo que se reestructuró. Tenemos que mejorar los salarios, seguir bancando las actividades que siguen teniendo problemas como el turismo”, dijo.
En otro tramo, Cristina Kirchner pareció reprocharle al Presidente, que se encontraba parado detrás suyo en el escenario del complejo de Villa Martelli, la salida del país de una importante planta química argentina. “Alberto, no tenemos que permitir el cierre de Dow Chemical, en San Lorenzo, provincia de Santa Fe, esa fábrica tan importante que produce insumos plásticos y los distribuye a toda la industria. Es una firma muy importante. Es cierto que han decidido relocalizar una dirección global, pero bueno, de esa manera quieren vendernos los fenoles para los polímeros desde Brasil, para que importemos. Esto es quitarle autonomía a nuestra industria, y generar un drenaje de divisas, que necesitamos para seguir produciendo en estas cosas”, deslizó. Y recomendó: “Estas son las cosas que tenemos que explicarle a la gente”.
Fue entonces cuando apuntó contra los medios y los sectores con poder de decisión en la economía con los que tuvo fuertes enfrentamientos durante su gobierno: “No sólo tienen que hablar los candidatos, sino que todos los que tienen responsabilidades institucionales y que conducen el país en las distintas áreas, para que los argentinos y las argentinas sepan de qué se trata”, dijo. Luego se dirigió directamente “a la oposición, a los medios, a los empresarios, y a los sindicatos”. Desde las sillas dispuestas frente a Cristina Kirchner en el estadio principal la escuchaban algunos de los principales dirigentes gremiales con los que confrontó durante su gobierno, entre ellos, Hugo Moyano (Camioneros) Andrés Rodríguez (Upcn) y Héctor Daer (Sanidad), quienes también tuvieron roces con la actual administración y con quienes la relación se encuentra en un impasse.
“Quiero que sepan que cada dólar que tengamos que pagarle al fondo va a ser un dólar menos para pagar importaciones para que las pymes produzcan. Porque, ¿saben qué?, nuestras fábricas y empresarios necesitan dólares para comprar insumos”, deslizó la vicepresidenta.
También apuntó contra el sector agropecuario al repetir, aunque con mayor nivel de detalle, la defensa del cepo a la carne que ya había expresado en un tuit, anteayer: “¿Están dispuestos los argentinos a dejar de comer carne para que los que producen ganen más plata?”, se preguntó retóricamente, entre ironías en un discurso que muchos compararon con un “stand-up” por las frases burlonas de la vicepresidenta, que despertaron risas e incluso aplausos entre los presentes
Entre ovaciones de los dirigentes , después de hacer un repaso por las reestructuraciones de pasivos durante su gobierno y el de Néstor Kirchner (“Nos la pasamos reorganizando deudas contraídas por otros”, se quejó), hacia el final su discurso Cristina Kirchner retomó el llamado a un acuerdo con la oposición por la deuda que en canales subterráneos también promueven el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el presidente del bloque oficialista, Máximo Kirchner, quienes se encontraban junto al Presidente y la vice sobre el escenario en el cierre de campaña.
Ya lo había hecho en varias ocasiones, a través de una carta pública, en octubre de 2020; y en marzo y junio de este año, en sendas alocuciones desde Las Flores y Lomas de Zamora. Ayer por la tarde, después de destacar que hay “dos modelos de país” -en contraposición con el macrismo-, convocó nuevamente a un consenso: “Esto recién empieza, espero en serio que el lunes podamos debatir un país sin agravios ni insultos”, dijo.
La vicepresidenta vinculó la necesidad de acordar con el actual marco electoral y económico, donde hay incertidumbre sobre los resultados del domingo y su impacto en los mercados. Cristina Kirchner comparó la situación actual del gobierno con el contexto 2009, cuando ella estaba al frente del gobierno y el kirchnerismo perdió las elecciones legislativas. “En ese momento teníamos minoría en la Cámara de Diputados y no nos votaron el presupuesto. Pero la Argentina estaba fuerte, desendeudada. Nadie podía decirnos cómo manejar los recursos (...). Hoy, la Argentina no está así”, reconoció antes de llamar a un diálogo por la deuda que contrajo Mauricio Macri. “Esto no tiene que ser un cierre de campaña, sino una apertura de debates en el país. Tenemos que debatir, debatir en serio”, agregó.
Hoy, en plena campaña para las PASO, donde el Frente de Todos y Juntos por el Cambio cruzan dardos a diario con cada vez mayor vehemencia y periodicidad y apuestan a la polarización para ganar las elecciones, en la oposición se muestran desconfiados de esa convocatoria y repiten, en público y en privado, que no hay ningún diálogo en marcha.
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