Visitar las provincias más afines, evitar los territorios en los que se dirimen internas fuertes o donde domina la oposición, mantener prudente distancia con algunos focos conflictivos y reforzar la presencia en lugares con muchos votos en juego. La estrategia de Alberto Fernández en el tramo final de la campaña camino a las PASO del 12 de septiembre puede resumirse de esta manera.
En el marco de la Agenda Federal que diagramaron en la Casa Rosada, la última escala de la semana pasada fue en Chaco, donde el Presidente reunió a empresarios del denominado “Norte Grande” para celebrar el Día de la Industria. Eligió una provincia con un gobernador cercano como Jorge Capitanich, así como había ocurrido en la semana anterior con visitas a San Juan, Catamarca y La Pampa. También allí los mandatarios locales (Sergio Uñac, Raúl Jalil y Sergio Ziliotto) se mostraron junto a los candidatos de turno. El Frente de Todos descuenta una victoria con cierta amplitud en esos cuatro distritos.
Hasta Catamarca, para participar del acto por los 200 años de su fundación, se acercaron los gobernadores de La Rioja (Ricardo Quintela) y de Misiones (Oscar Herrera Ahuad). Herrera Ahuad ganó las elecciones locales con su Frente Renovador de la Concordia Social pero es aliado a nivel nacional del Frente de Todos.
En estas elecciones se renueva un tercio de la Cámara de Senadores, donde el oficialismo cuenta con 40 bancas propias. En Tucumán, Catamarca, Córdoba, Corrientes, La Pampa, Santa Fe, Mendoza y Chubut estarán en juego esos escaños. Los senadores que cumplen su mandato son 24: 15 representan al PJ y 9 a Juntos por el Cambio. Sin contar los aliados del Frente de Todos, para quitarle autonomía los opositores deberían sumar cinco senadores más.
Hay otras jurisdicciones difíciles que Alberto Fernández prefirió eludir. En Santa Fe, por ejemplo, el escenario es complejo en una interna potente que enfrentará al ex ministro de Defensa Agustín Rossi con el candidato que impulsó el gobernador Omar Perotti, el periodista Marcelo Lewandowski. Las encuestas entregan números parejos y el jefe de Estado decidió mostrarse prescindente para no alimentar más enfrentamientos.
Lo mismo ocurre con Tucumán. Allí estuvieron a fines del mes pasado el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa y el ministro del Interior, Eduardo De Pedro, para apoyar al candidato a senador y actual diputado, el médico Pablo Yedlin, a quien respalda el gobernador Juan Manzur. Tampoco allí habrá lista unificada ya que Yedlin tendrá como rival en la interna a Juan Antonio Ruiz Olivares, el preferido del vicegobernador provincial, Osvaldo Yaldo.
Tampoco otras dos provincias importantes a nivel nacional como Córdoba y Mendoza estuvieron entre las últimas elegidas para las recorridas y los discursos presidenciales. Saben en el Gobierno que la banca de senador que intentará revalidar Carlos Caserio corre peligro. Los cordobeses demostraron en 2019 un marcado rechazo al kirchnerismo y Juan Schiaretti accedió a la gobernación con la fuerza propia de Hacemos por Córdoba. De las tres senadurías el PRO pone en juego dos. Alberto Fernández estuvo en Córdoba el 25 de junio para la entrega de un avión de la Fuerza Aérea y para inaugurar obras viales.
Antes, durante ese mismo mes Fernández había pasado por Mendoza donde se anunció la capitalización de la empresa energética IMPSA. Allí también la fuerza del gobernador radical Rodolfo Suárez, Cambia Mendoza, quiere renovar dos bancas del Senado Nacional por la mayoría. La precandidata del Frente de Todos es Anabel Fernández Sagasti, una de las senadoras más cercanas a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El peronismo confía en que conservará ese lugar en el Congreso.
Formosa tampoco entró en la órbita presidencial. Aunque el apoyo al mandatario de esa provincia tan cuestionada por algunos manejos relacionados con la pandemia, Gildo Insfrán, quedó explicitado en el encuentro del 24 de agosto en la Casa Rosada con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Más allá de que oficialmente se informó de un análisis del plan de vacunación el apoyo político también estuvo presente.
Aunque se había anunciado, el Presidente no viajó nuevamente a Santiago del Estero, otro escenario aliado, donde el radical K Gerardo Zamora domina los comicios en los últimos años con holgura. Había participado el 4 de marzo de la inauguración del estadio Madre de Ciudades, donde Argentina enfrentó a Chile por las Eliminatorias sudamericanas. Algo similar pasó con Salta a mediados de junio. Allí se conmemoró el Bicentenario de la muerte de Miguel Martín de Güemes y hubo protestas contra el Gobierno de los “gauchos” que habitualmente acompañan ese tipo de celebraciones.
En Entre Ríos, el 12 de agosto con Gustavo Bordet anunció obras y un plan de empleos para los trabajadores rurales. Hubo elecciones recientemente en Corrientes, donde gobierna el radical Gustavo Valdés, pero Fernández solo expresó su solidaridad en la red social Twitter con el diputado provincial Miguel Arias, quien fuera baleado en un acto de campaña. En otros distritos como los del Sur (Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego) no hubo actividad presidencial en este tramo final de la campaña.
Para las últimas jornadas previas a las PASO en estos comicios de medio término se prefirió reforzar la presencia en la provincia de Buenos Aires, con especial atención en el Conurbano: el viernes visitó Berazategui y el sábado, Hurlingham. El cierre de campaña prevé escalas en Mar del Plata y en La Plata. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, históricamente refractaria al peronismo y en manos de Juntos por el Cambio desde fines de 2007, no fue tenida en cuenta en este raid.
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