Faltan dos semanas para las PASO y cada movimiento en el tablero electoral produce una serie de interpretaciones en el mundo de la política. Juntos por el Cambio y, en especial, la Unión Cívica Radical (UCR) se anotaron un triunfo importante en Corrientes, la primer provincia que eligió gobernador en el año - la otra será Santiago del Estero en noviembre - donde el actual gobernador Gustavo Valdés fue reelecto por una diferencia abismal.
El actual mandatario correntino se impuso ante el candidato peronista Fabián Ríos, el dirigente que tuvo el apoyo de la Casa Rosada y que recibió, en formato de respaldo político, la visita de un puñado de ministros, entre los que se destacan Juan Zabaleta (Desarrollo Social), Luis Basterra (Agricultura) y Jorge Ferraresi (Hábitat). Valdés obtuvo un triunfo aplastante. El apoyo de los ministros no bastó para evitar una caída durísima.
Sacó el 76% de los votos frente al 23% de su rival con el 99% de las mesas escrutadas. Fue una paliza electoral.
En Corrientes se sabía de antemano que el actual gobernador tenía grandes posibilidades de quedarse con el triunfo, pero se generó cierta incertidumbre en las últimas horas luego del atentado del que fue víctima el diputado peronista Miguel Arias. La duda se produjo en el microclima electoral correntino, donde algunos dirigentes del peronismo y del radicalismo se preguntaban si el hecho podía influir en las urnas en contra del oficialismo local.
Sin embargo, las proyecciones que estaban planteadas de antemano, se mantuvieron indemnes. Para el radicalismo fue un triunfo partidario más que de Juntos por el Cambio. Una victoria que les calzó justo en la disputa interna que enfrenta a la UCR con el PRO por el liderazgo de la coalición. Los radicales quieren aprovechar el rol opositor para discutir el poder de una forma más horizontal, diametralmente diferente a cómo lo hicieron durante los cuatros años de gobierno de Mauricio Macri. En ese camino, la victoria correntina agrandó la espalda roja ante la estructura amarilla.
La primera línea del radicalismo se hizo presente en Corrientes para exprimir al máximo el simbolismo del triunfo. Gerardo Morales, Ernesto Sanz, Alfredo Cornejo, Luis Naidenoff, Facundo Manes y Maximiliano Abad nacionalizaron la victoria radical con sus rostros. Para la UCR no fue solo un triunfo en una provincia donde volvió a pisar fuerte, sino la posibilidad de agrandar el músculo electoral de Juntos por el Cambio en el país y, en paralelo, dar una señal interna de la fortaleza radical.
“Esta elección muestra un radicalismo fuerte y con gestión en las provincias, donde hay que demostrar capacidad para gobernar. Somos un partido nacional con territorio. Reafirma el concepto de qué hay un país y una vida más allá de la Ciudad de Buenos Aires”, indicó a Infobae uno los hombres fuertes de la UCR, convencido de que el partido centenario está en pleno crecimiento y dispuesto a pelear por el control del poder, y con una clara indirecta a Horacio Rodríguez Larreta, el liderazgo más fuerte que hoy tiene el PRO.
En el radicalismo consideran que están frente a un momento determinante para el partido, donde deben darle volumen a los nombres propios más importantes y plantar candidatos que puedan ser competitivos. La figura de Manes en la provincia de Buenos Aires es el principal exponente de ese cambio de mirada. Sumado a la presencia de Martín Lousteau en la Ciudad de Buenos Aires, como referente local del espacio; la candidatura de Mario Negri en Córdoba, la eficacia de Gerardo Morales en Jujuy y el bloque de poder del tándem Rodolfo Suárez-Alfredo Cornejo en Mendoza.
En un carril distinto a la disputa por el liderazgo de Juntos por el Cambio va la relación de Valdés con Horacio Rodríguez Larreta. Con el correr de los meses el gobernador reelecto se fue alejando del ex presidente Mauricio Macri y, al mismo tiempo, acercándose al Jefe de Gobierno porteño, que lentamente arma su proyecto presidencial. Pragmatismo al máximo. El mandatario correntino endureció el bloque radical con su triunfo, pero mantiene la mano extendida hacia el larretismo. En su juego propio no hay internas.
De las cuatro elecciones que hubo hasta el momento - Misiones, Jujuy, Salta y Mendoza - el Frente de Todos no ganó en ninguna con una lista pura. El triunfo más cercano fue en Misiones, donde el Frente Renovador de la Concordia, un partido provincial aliado al gobierno nacional, se impuso ante la lista de Juntos por el Cambio. Fueron tres legislativas y una para gobernador. El peronismo no pudo hacer pie en esos comicios.
“Con el resultado de Corrientes se ve una clara tendencia en el país de pérdida del electorado del Frente de Todos”, aseguró Gerardo Morales cuando se enteró que el resultado de su par correntino era inmodificable. Esa es la línea que expondrá el radicalismo de aquí en adelante.
Martín Lousteau, que no estuvo presente en Corrientes pero respaldó a Valdés desde Buenos Aires, describió el camino que para él está siguiendo su partido. “Ese radicalismo que sale de la vocación de minoría para ser mayoría y transformar la realidad empieza a tener representantes en distintos lugares del país y eso es muy auspicioso”, explicó.
Para el gobierno nacional la elección correntina era perdible. No lo contaban como una posibilidad real de batacazo. Sin embargo, la diferencia en el resultado es una señal de alerta para el oficialismo nacional, de cara a las PASO y las elecciones generales de noviembre. Para esos comicios en la Casa Rosada sostienen que un triunfo por la mínima diferencia será valioso, contextualizado en el drama de la pandemia y la crisis económica que dejó el macrismo en su retirada.
Las encuestas que reciben en los búnkers del Frente de Todos dan cuenta de una caída de entre 4 y 6 puntos en la imagen presidencial, debido al escándalo por el cumpleaños de Fabiola Yáñez en Olivos durante la pandemia, y una diferencia con Juntos por el Cambio, en la provincia de Buenos Aires, cercana a los 5 puntos. La gran duda que permanece en el oficialismo es el impacto real que tendrá esa foto de Yáñez y sus invitados en el momento de la votación. Un impacto que quizás no puedan registrar las encuestas.
Aunque faltan 15 días para que se realicen las elecciones, en el interior del Gobierno asumen que perderán los distritos más importantes del país, salvo Buenos Aires. Por eso el foco está puesto en la diferencia que puedan obtener en la provincia que gobierna Axel Kicillof. Un triunfo por más de cinco puntos será un triunfo lógico y valioso, una victoria por una diferencia menor no será una buena elección, teniendo en cuenta la posibilidad de la oposición de achicar la diferencia en el camino a noviembre y que el bonaerense es un territorio peronista por excelencia. Sobre todo el conurbano.
En Juntos por el Cambio aprovecharon esta victoria para escribir en el escenario preelectoral la fortaleza de la oposición y sembrar más dudas en el oficialismo sobre el resultado de los próximos comicios nacionales. En el Frente de Todos dicen que las elecciones que vienen serán “voto por voto, legislador por legislador”. Es decir, que cada sufragio y cada punto serán importantes para lograr una victoria a nivel nacional. En la noche del domingo 29 de agosto el peronismo acumuló un nuevo revés y más incertidumbre en las grietas de la Casa Rosada.
SEGUIR LEYENDO: