“Ya hay circulación comunitaria de esta contagiosa forma del COVID-19”. Con esas palabras el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak anunciaba que la variante Delta ya no solo se detectaba entre las personas que llegaban al país provenientes del exterior. La revelación encendió luces de alarma que derivaron en cambios de estrategias para identificarla cuanto antes y evitar su expansión en los distritos bonaerenses.
“A las medidas de vigilancia que venimos implementando le sumamos lo que se conoce como ‘testeo por pooles’ enfocado en la variante Delta”, le anticipó a Infobae Marina Pifano, asesora biotecnológica del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires.
“A partir de la detección de circulación comunitaria de la variante Delta sumamos esta nueva estrategia para identificarla que, además, permite aumentar hasta siete veces la cantidad de muestras estudiadas por semana”, detalló Kreplak en diálogo con este medio y precisó que los esfuerzos de su ministerio están centrados en “evitar que la variante Delta sea predominante”.
Hasta ayer a la noche se habían confirmado 63 casos positivos y otros dos estaban en estudio. Según el último estudio genómico realizado por el Ministerio de Salud de la Nación, hasta el 23 de Agosto, “en Argentina han sido identificados 235 casos de variante Delta de SARS-CoV-2 confirmados por laboratorio, de las cuales 211 corresponden a casos importados o relacionados con la importación (163 a viajeros internacionales y 48 a personas relacionadas con dichos viajeros -contactos estrechos o contactos de sus contactos); 11 casos en los que no se ha podido establecer la relación con la importación y 13 corresponden a un conglomerado de casos relacionados entre sí en los que se encuentra en investigación su origen”.
De ese total, 63 corresponden al territorio bonaerense. Los otros están repartidos en las provincias de Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Rio Negro, Salta, Tucumán y la Ciudad de Buenos Aires.
El avance de esta variante en el país, clasificada como “prioritaria” por la OMS, potenció la estrategia para identificarla cuanto antes y evitar su expansión en los distritos bonaerenses. Una de las razones, es que la mayoría de la población bonaerense, y del país, no tiene aplicada la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19, la única arma efectiva para evitar casos graves de la enfermedad que pueden derivar en fallecimientos.
Una nueva forma de detección
-¿Qué es el “testeo por pooles enfocado en la variante Delta”?, le preguntó Infobae a Pifano, doctora en Ciencia y Tecnología.
-Esto quiere decir que analizamos un grupo de diez muestras positivas para COVID-19 y si de ese análisis conjunto se desprende la aparición de la variante que hoy más nos preocupa, abrimos el pool, identificamos a quién corresponde la variante Delta y fortalecemos todas las medidas de cuidado que requiere el caso, entre ellas el aislamiento de la persona afectada y de todos sus contactos estrechos.
La especialista dijo además que, de esta manera, “se logra hacer en un día lo que por el método de secuenciación genómica llevaría por lo menos una semana”. Esta ventaja es clave habida cuenta de que la variante Delta es mucho más contagiosa con un periodo mucho más acotado de incubación.
Pifano destacó también que “todas las muestras detectadas por este método como variante Delta serán enviadas a secuenciar a los nodos de Proyecto PAIS a fin de confirmar el resultado ya que esta estrategia es un método de tamizaje rápido adecuado para este momento, pero requiere ser chequeado por el único método confirmatorio que es la secuenciación”.
Consultado por este medio, el médico infectólogo Eduardo López, entendió que “esta metodología de ‘testeo por pooles’ lo que hace es apurar el proceso de secuenciar y detectar las cepas de la variante Delta” y precisa: “Con el testeo de pooles se gana un paso. Ya se ha usado en otras enfermedades tanto en medicina humana como en medicina veterinaria. Esto es bueno porque adelanta el proceso y se adelanta un paso porque la extracción de ARN, que lleva tiempo, ya se realizó. Esto es un adelanto para la detección más precoz de la cepa Delta”, explicó.
En esencia, el estudio consiste en mezclar en una sola muestra las extracciones obtenidas de varias personas que dieron positivo a COVID-19. Se testea esa muestra conjunta y, si resulta negativo a la variante Delta se entiende que todos están libres de esa cepa. Si resulta positivo, se realiza la prueba individualmente a cada uno para identificar quién o quiénes están infectados con la variante que más inquieta a los funcionarios.
El también denominado “pool testing” o “técnica de los test por agrupamiento”, no es nuevo y se lo puede aplicar también a un grupo de muestras cuyo resultado se desconoce y de esa manera acelerar la detección del Coronavirus u otros virus.
Este método se utilizó por primera vez para detectar la sífilis en la Segunda Guerra Mundial a iniciativa del profesor Robert Dorfman y más tarde contra el VIH en los años 80, cuando los test eran raros y caros. Es habitual en la detección de pruebas infecciosas en animales, tal como le recordó a este medio el doctor López. La provincia de Buenos Aires ya había sido la primera del país en implementar la estrategia de vigilancia activa con testeo grupal para detectar los casos de manera temprana y evitar contagios en geriátricos e instituciones semicerradas durante 2020. Ahora suma esta modalidad para la detección específica de Delta.
El ministro Kreplak le aclaró a Infobae que, si bien “existe circulación comunitaria” de la variante Delta, esta “aún no es predominante en la Provincia de Buenos Aires”.
Según el último estudio realizado por el ministerio de Salud bonaerense, la cepa predominante es la Gamma (Manaos) presente en el 57% de los enfermos. Le sigue la Lambda con el 20%; la Alfa (UK) presente en el 13% de las muestras estudiadas y, entre otras variantes la Delta (India) en el 1%.
Este método de procesamiento único de varias muestras en un pool de laboratorio motorizado por la cartera de Salud bonaerense cuenta con la articulación de los centros de investigación de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata.
Desde la cartera sanitaria provincial le informaron a este medio que “esta estrategia se basa en la técnica de PCR (siglas de reacción en cadena de la polimerasa), que fue desarrollada por Maximiliano Juri Ayub, profesor de Biología Molecular en la Universidad Nacional de San Luis e investigador del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Investigaciones Biológicas de San Luis”.
Ayub y su equipo de investigación trabajaron en el diseño de la PCR para que detecte diferencialmente la variante Delta. Según precisaron desde la cartera de Salud, para llevar adelante la tarea, retomaron la metodología de testeos por pooling ideada el año pasado por el grupo de investigadores que lidera el químico analítico Roberto Etchenique y puesta a punto por el equipo de Daniela Hozbor. Luego realizaron la adaptación para la vigilancia y detección de la variante Delta, actualmente predominante en la mayor parte del mundo.
Etchenique fue el especialista que, en abril del año pasado, sentenció “no hay que achatar la curva de la pandemia, sino aplastarla”.
Hasta el momento, la vigilancia regular de las variantes se realizaba mediante el envío semanal de muestras positivas para SARS-CoV-2 a distintos nodos de secuenciación del Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica de SARS-CoV-2, más conocido como Proyecto PAIS, a cargo de la doctora Mariana Viegas, y también mediante la vigilancia regular realizada con el Instituto Malbrán.
De esta manera, según explicó Marina Pifano, la incorporación de la estrategia de análisis por grupos o pooles “permite ampliar notablemente la cantidad de muestras analizadas semanalmente y acortar mucho los tiempos para la obtención de resultados y, en consecuencia, acelerar la toma de decisiones”, para evitar la propagación de una variante que ya causó la quinta ola en Alemania, la cuarta en Italia y España, y el recrudecimiento de la pandemia en Estados Unidos, y la decisión, por ejemplo en Israel, de comenzar a aplicar una tercera dosis de la vacuna contra el COVID-19 para evitar casos graves de la enfermedad que estresen los sistemas de salud y causen miles de muertes más.
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