En los 20 meses que pasaron desde que dejó el poder, a Guillermo Dietrich se lo vio poco. Dos o tres veces. Cuenta que retomó su vida empresarial y se dedicó a colaborar con los amigos de la política. También a reflexionar sobre los cuatro años vertiginosos que lo tuvieron como ministro de Transporte del gobierno de Mauricio Macri. Esos análisis muchas veces forman parte de las charlas que mantiene con otros miembros importantes de aquel gobierno, como Marcos Peña, Nicolás Dujovne, Gustavo Lopetegui y el propio Macri.
Este año tendrá una responsabilidad partidaria. Estará a cargo de coordinar la fiscalización de las elecciones, principalmente en las provincias, en un operativo gigantesco que requiere un aparato de más de 100 mil personas. La tarea no es menor: la elección se empieza a ganar o perder en el recuento de votos, dice.
En una entrevista con Infobae, el ex funcionario repasó errores y virtudes de la gestión de Juntos por el Cambio, criticó duramente a Alberto Fernández, contestó las denuncias por la concesión de la Panamericana y se animó a pronosticar que en 2023 algún dirigente de su partido llegará al poder.
- Recientemente se cumplieron dos años de las PASO de 2019, casi un año y medio desde que abandonaron el poder. ¿Qué balance hace de la gestión de Cambiemos?
- La verdad es que fue un proceso sumamente intenso. Ese día, el 11 agosto del 2019, fue de los peores días de mi vida profesional. La angustia fue tremenda, un golpe inesperado que después revirtió la gente en el proceso hacia octubre. Y terminamos con una elección que fue mucho mejor a lo que se esperaba, que no es algo menor porque en agosto se cuestionaba fuertemente si íbamos a llegar a diciembre.
Pensé mucho en las cosas que hicimos bien y en las que no hicimos tan bien. Tengo un montón de charlas con Nico Dujovne, Gustavo Lopetegui y Marcos Peña y creo que dejamos los cimientos para generar trabajo y desarrollo para el país. En muchas cosas podemos mostrar los resultados, como en la revolución de aviones, y en otros no logramos que los resultados se vean, como por ejemplo el tema inflación. Por esas cosas que no logramos, la gente no nos terminó eligiendo. Ganó el kirchnerismo con una propuesta distinta a la que después llevó a la práctica.
- ¿Y cuando habla con Peña, Lopetegui y Dujovne concluyen que las principales dificultades estuvieron en el plano económico o en el político?
- Claramente en el plano económico hicimos un trabajo muy importante y fundamental para Argentina. Un trabajo que generó la necesidad de un gran esfuerzo para la gente, como fue todo el proceso de las tarifas y de mejorar la calidad de los servicios y todas cosas que fueron muy importantes pero que tuvieron contracaras especialmente en el Conurbano.
Ese proceso, que impactó en el salario real de la gente, termina generando una desilusión. Ahí no hay dudas de que una parte importante de los argentinos no nos eligieron porque esperaban algo distinto a lo que recibieron y nosotros no supimos explicar con claridad lo que se requería en ese proceso y lo que estaba viniendo.
La cuestión política es discutible. Todos lo reconocen: hicimos obras en todo el país, independientemente de si gobernábamos nosotros o no; hacíamos reuniones de gabinete en las provincias, había mucho diálogo. Y sobre todas las cosas una transferencia enorme de recursos. No sé si podríamos haber hecho algo más ahí, pero la verdad es que casi todos los gobernadores terminaron estando con el kirchnerismo.
- Usted mencionaba el tema de las tarifas, pero cuando uno lee el libro de Macri o escucha declaraciones recientes en España (ver aquí), él dice que las reformas deberían haberse instrumentado más rápido, con mayor intensidad, en el marco de aquel debate que existía entre gradualismo y shock. ¿Usted coincide con esa visión?
- Yo leí el libro de Mauricio y no sé si dice exactamente eso, pero yo no creo en esa visión que tienen algunos de que para poder gobernar tenés que hacer un shock, transformaciones el primer día, romper todo y después rearmar.
A mí me tocó todo el proceso de las tarifas del transporte, que impacta en el bolsillo de las personas directamente, que era y volvió a ser de una altísima injusticia por la gran inequidad que hay entre las distintas provincias. Esos procesos, para mí, inevitablemente son graduales. Si vos no lo hacés gradualmente, el impacto que tiene sobre la gente es brutal.
La realidad es que nosotros agarramos una Argentina con cierta pobreza, la mejoramos, llegamos al menor nivel en diez años, luego de la crisis de 2018 se disparó hasta el 35% y ahora, en 2023, vamos a recibir un país con el 50% de pobreza, por lo tanto tenés que tener mucho entendimiento, sensibilidad y gradualismo en cualquier proceso que hagas de transformación.
-En algún momento intentaron armar un gabinete económico compuesto por funcionarios de distintas áreas, que finalmente terminó desinflándose. ¿Qué sucedió?
- En los dos segundos años del mandato, creo que estuvimos bastante bien coordinados. Los primeros dos, por distintas razones y no por culpa de nadie, no. Por una falla quizás de diseño faltó coordinación y ahí hubo algunas cosas que podrían haberse hecho mejor. Es fundamental no perder la perspectiva de que es muy complejo ordenar la economía argentina y nosotros quizás minimizamos eso.
Cuando dijimos que en cuatro años se resolvía la inflación, minimizamos la complejidad de ordenar la economía argentina. La realidad es también que el grado de deterioro que nos fuimos encontrando en el 2015 era superior al que pensábamos: deudas impagas, montón de obras paradas, distorsiones en las contrataciones que te llevaban mucho tiempo ordenarlas, etcétera, etcétera. En un próximo gobierno, tenemos, sea quien sea quien lidere ese gobierno, que ser muy conscientes de que es un proceso que requiere mucho tiempo y mucha consistencia ordenar la economía argentina.
Lo que vemos ahora es que en agosto de 2019, que supuestamente estábamos muy mal y la realidad es que había cosas que no estaban bien, estábamos infinitamente mejor que en agosto de 2021 en cualquier indicador que veas. ¿Salario real de la gente? Se destruyó, cayó enormemente. ¿Niveles de ocupación? Cayó enormemente. ¿Cantidad de negocios? Cerraron miles y miles de negocios. ¿Nivel de pobreza? Aumentó la pobreza. ¿Venta de autos? Cayó la venta de autos. ¿Asfalto vial? Cayó el asfalto vial.
-Hubo una pandemia en el medio
- Sí, pero casi todos los países están volviendo a la situación anterior. Es cierto que hubo una pandemia, pero las decisiones que se tomaron durante la pandemia y la falta de incentivos para el sector privado, generaron una destrucción de trabajo, inversión y negocios que nunca sucedió en la Argentina. Con la misma pandemia, en Uruguay, Chile, Estados Unidos y casi todos los países del mundo las consecuencias no fueron las que tuvimos nosotros.
Nosotros estamos peor que todos nuestros vecinos por dos cosas: tuvimos la cuarentena más larga y durante muchísimo tiempo se mató la actividad económica y los mensajes del gobierno fueron de ataque al sector privado, que destruyó un valor enorme y las consecuencias las pagan la gente, que hoy está muchísimo peor que en agosto de 2019.
- ¿Cree que hubiera sido muy distinta la gestión de la pandemia con Macri en el poder?
- Es muy contrafáctico. Si me permitís, te saco el quién y te pongo el qué. Habría que haber confiado mucho más en las libertades individuales de las personas y tener más diálogo con todos los sectores en serio. El confiar más en la iniciativa privada es escucharlos. Es cierto que hubo apoyos como el IFE, pero no es sólo eso: cuáles son tus necesidades, cuáles son tus oportunidades, cómo podemos hacer para que los restaurantes abran con menos riesgos… Las compañías aéreas, de un día para el otro, tuvieron menos de la mitad de los pasajeros que tenían. En vez de sentarse con las compañías, como sucede en todas partes del mundo, acá el diálogo no existe.
Creo que es una forma de hacer política que no cree absolutamente nada en la iniciativa privada, estigmatiza a las empresas grandes… y las empresas grandes fueron alguna vez chicas: Mercado Libre empezó en un garage, McDonalds empezó con un tipo que recorría los Estados Unidos hace 50 años y así cualquiera de los ejemplos. La mirada de ese “qué”, que tiene que ser distinto, es creer mucho en la iniciativa privada y generar incentivos para que invierta, genere empleo y desarrollo en el país.
- Actualmente hay diversos liderazgos en su partido: Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich… ¿dónde lo ubico en ese mapa partidario?
- Estoy entre los que están convencidos de que es muy importante que en 2023 se vuelva a gobernar a la Argentina y la encaminemos en la dirección del 2015-2019. Hoy Juntos por el Cambio es un espacio que lo puede hacer porque también tenemos la experiencia de todos estos años. Yo voy a trabajar para eso…
- Pero van a tener que elegir un candidato.
- Sí, pero se va a elegir en 2023 y falta una eternidad. Cualquier discusión anterior nos quita energía. Tenemos ahora una elección ahora, que es fundamental que la gente vaya a votar. Hay un poco de apatía la gente porque no conoce a los candidatos y siente que el Congreso no le impacta tanto en la vida, pero sí impacta y mucho… Creo que vamos a tener una muy buena elección y luego van a venir dos años difíciles.
- ¿Usted está trabajando en la fiscalización de las elecciones?
- Sí, es un sistema electoral obsoleto, el mismo que existe hace décadas cuando no existían celulares, internet, Facebook ni Instagram. No logramos que la oposición vote los cambios que propusimos o la lista única, que con pandemia haría todo más fácil. Este sistema requiere que haya ciento de miles de personas en todo el país durante todo el día cuidando que la voluntad de la gente se refleje en el conteo de los votos. Es increíble que haya que hacerlo y yo lo estoy coordinando, especialmente en todas las provincias.
- En 2019 hubo algún ruido en Juntos por el Cambio. Miguel Ángel Pichetto denunció irregularidades en las PASO. ¿Cree que puede haber fraude este año?
- Hay que estar muy atentos a todo. Hay un equipo de abogados que trabaja muy bien, liderado por Silvia Lospennato. Hay temas tecnológicos en los que hay que estar muy atentos. Y tenemos que estar en las mesas. Si no estás en las mesas, depende un poco aleatoriamente de cómo se da la dinámica. Antes, durante y especialmente en el recuento.
Los que son fiscales lo saben: vos abrís la urna, tirás los votos y si nadie te mira…
- ¿Es la etapa más sensible del proceso?
- Mucha gente me escribe y me dice que hay 110 mil personas muertas que van a estar en el padrón. Es una tragedia, no lo quiero decir así al pasar porque yo perdí dos amigos íntimos. El desgarro para la familia, para los amigos, para los padres es mayor porque seguro si hubieran estado las vacunas hoy estarían vivos. Están muertos porque no estuvieron las vacunas por una impericia en el manejo de la compra de vacunas que tuvo el Gobierno.
Ese temor, de que alguien vaya a votar con la identidad de otro, se evita fiscalizando. Cuando viene una persona, mostrás el documento y tiene que reflejar tu cara. Y el número tiene que reflejar tu edad. Y ante una duda, el fiscal puede hacer preguntas y luego la Justicia define qué pasa con ese voto.
- Usted recién hablaba de dos amigos que murieron durante la pandemia. ¿Qué sintió cuando vio la foto de la fiesta en Olivos?
Me quedé sin aire. Es durísimo. Es como un golpe que te dan en el estómago y te dejan grogui. Por un lado es incompresible, pero por otro lado… En ese momento, amigos y amigas cumplieron años y todo se hacía por zoom. No entraba en la cabeza de nadie hacerlo de otra forma. ¡La cantidad de familiares que no pudieron despedir a sus muertos! Los chicos estaban encerrados. Y que la máxima autoridad haga exactamente lo contrario a lo que dice es tremendo para un país. El líder es el ejemplo. Es inaceptable.
De todos modos, creo que hay algo más profundo. En un sector de la política argentina, hay hace mucho tiempo niveles de impunidad. El que tiene poder hace lo que quiere. Esos niveles de impunidad están a veces con la corrupción, a veces están con un vacunatorio vip... “Yo soy poderoso o amigo del poderoso y tengo un privilegio que no tiene la mayoría de la gente”. Quizás en este caso, que nos tocó y nos toca tan profundamente, nos termina de convencer como sociedad que no podemos aceptar nunca más que los que detentan el poder tengan esos privilegios. Y la tolerancia tiene que ser cero con todo: corrupción, vacunación VIP, no adelantarte en la fila…Si la sociedad exige eso y los políticos actuamos así, va a empezar a amigar a la política con la sociedad.
- ¿Esa no fue una dificultad propia también?
- Creo que nosotros hicimos todo lo contrario. Hicimos un ejercicio de respetar todas estas normativas y cuando se produjeron cosas que atentaban contra esto tomamos medidas, como por ejemplo con familiares de funcionarios y de miembros del Gobierno.
Yo soy crítico de que esto pase en mi país: Alberto Fernández es el presidente de mi país, lo miran mis hijos. Durante meses le dije a mi hijo que no podía ir a ver a su novia, había cuestiones muchos más graves por supuesto, pero en el caso de él era que no podía ver a la novia. Y él ahora mira y me dice: ¿cómo es esto de la ley si el presidente no la cumple? La interpelación es a nosotros como país y como sociedad.
-La Cámpora contrastó la foto de Olivos con una en la que se ve a Macri y a otros funcionarios cenando con la directora del Fondo Monetario Internacional. ¿Qué foto cree que es más grave?
- Ni siquiera hay autocrítica. Esto es una aberración de todo tipo de algo que estaba oculto y escondido. Salió a la luz porque alguien a partir de la ley de acceso a la información consiguió los datos, los publicó y luego aparecieron las fotos. Lo otro fue un acuerdo que hizo nuestro gobierno y no endeudó a la Argentina, sino que sustituyó una deuda por otra.
Mienten La Cámpora y el Gobierno cuando dicen que entregamos el país. Eso es falso. El kirchnerismo en la Argentina tomó mucha deuda. En nuestro caso, lo que hicimos fue sustituir un endeudamiento caro por uno más barato. Y el gobierno actual está aumentando el endeudamiento. Mientras haya déficit fiscal, te aumenta el endeudamiento. Si ganás 10 y gastás 15, tenés dos opciones: consumís ahorros o pedís prestado. El kirchnerismo durante mucho tiempo consumió ahorros y cuando se terminó eso empezó el endeudamiento.
-¿No hacen una autocrítica sobre las condiciones del acuerdo con el FMI? Se comprometieron a algo que se sabía que iba a ser muy difícil de cumplir por la Argentina.
- Cuando vos te endeudás, venís y me pedís plata. Si a los 3 meses venís otra vez, yo te voy a decir: “Mirá, hacé un esfuercito, gastá menos”. Entonces, atrás del acuerdo había un trabajo que se venía haciendo y que se profundizó de mostrarles a los que te tienen que renovar la deuda de que crean en vos para que te refinancien. Lo que vos tenías que lograr era eso. Nuestro gobierno estaba en camino de generar esa confianza después de un trabajo y un esfuerzo que impactó en la gente. Este Gobierno no tiene ninguna capacidad de que nadie le preste nada y todo lo que tiene es inviable. Por eso ningún país del mundo le presta plata a este Gobierno.
- Gabriel Katopodis anunció que pedirán judicialmente que se revoque la concesión de la Autopista Panamericana. ¿Usted le prorrogó el contrato a la prestadora para beneficiar un negocio de la empresa familiar de Mauricio Macri?
- No. Es la instalación de mentiras. En este caso, con la intención de estatizar la autopista. Si hacen eso, es lo mismo que intentaron con Vicentin y el principal perjudicado va a ser el usuario. Lo vemos con la Ruta 2: está todos los días peor. Hay millones de personas que usan estas autopistas que van a ser perjudicados porque la calidad del servicio va a ser peor.
Acá había una concesión, que en 2002 se rompió, y que los distintos gobiernos y funcionarios se comprometieron a renegociar. Lo pusieron por escrito y reconocieron que había una deuda. Está todo escrito por los mismos funcionarios del mismo gobierno del que forma parte Katopodis. Nosotros lo único que hicimos fue finalizar ese acuerdo que habían comenzado estos funcionarios.
- En el medio estaba Autopistas del Sol, empresa de la familia Macri
- Hay dos concesiones: Acceso Oeste y Autopista Panamericana. En la primera, la familia Macri nunca tuvo nada que ver. En la segunda, que va al norte, a Pilar, en algún momento la familia tuvo una participación importante. A los fines de este tema, 18 meses antes de que se firmara el acuerdo vendió el 7% que le quedaba.
Tengamos en cuenta una cosa: nosotros lo que tomamos es un compromiso de ministros anteriores. De Vido fue uno de los que firmó, Alberto Fernández también, como jefe de Gabinete. Nosotros llegamos y teníamos un gran problema, con un juicio multimillonario, y lo resolvimos.
- Usted había impulsado la llegada de las compañías aéreas low cost y las operaciones desde el aeropuerto de El Palomar. El gobierno actual dio marcha atrás con esa política. ¿Qué opina al respecto?
- No hay que inventar la rueda. Nosotros miramos lo que hacen los países del mundo y generamos condiciones para que vengan empresas nuevas que traían inversiones y fuentes de trabajo que son sofisticados y muy particulares: pilotos, azafatas, mecánicos aeronáuticos. Esto conectó toda la Argentina, el interior con el interior. Una persona podía viajar de Bariloche a Salta, por ejemplo. Se demolió la idea de que los viajes en aviones eran solo para quienes tenían plata.
Las explicaciones que escucho son increíbles. Dicen que el aeropuerto de El Palomar requería subsidios para funcionar. Todos los aeropuertos de la Argentina requieren subsidios, que en realidad no son subsidios. El Estado no pone plata, sino que la tasa de aeropuertos internacionales subsidia la operación. El aeropuerto de El Palomar era el más barato de todos porque lo hicimos así, para que fuera el más barato de todos. Es inentendible.
Un aeropuerto es una fábrica. En El Palomar trabajaban 1000 personas. No hay hoy en la Argentina una fábrica con tantos empleados. Preguntale a FIAT, por ejemplo, ¿cuánta gente trabaja en una planta? No sé si son más de 300. Lo mismo en VW. Siempre decimos que necesitamos más fábricas y hoy las empresas de servicio son las fábricas de hace 100 años. Esa fábrica tenía 1000 puestos de trabajo, generaba muchos más alrededor, y proyectaba emplear a 4000 personas en 2023. Vino un funcionario, dijo que no le gustaba por no sé qué y lo mató. Es increíble.
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