Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta almorzarán a solas este viernes para hacer un repaso de la situación política del país, la campaña electoral y la interna de Juntos por el Cambio. Ya pasaron 56 días desde el último encuentro que mantuvieron, dos días antes del viaje del ex presidente a Europa y sin que estuvieran definidas las principales candidaturas opositoras. Luego de que las listas fueron negociadas sin su participación directa, Macri terminó el aislamiento obligatorio que debió cumplir por su regreso del exterior y debutará esta tarde, alentado por Rodríguez Larreta, en la actividad proselitista de Juntos por el Cambio cuando acompañe a María Eugenia Vidal en un encuentro por la educación en la Ciudad de Buenos Aires.
Es lógica la expectativa por saber qué sucederá en el nuevo contacto entre ambos: todavía no está claro el rol que asumirá desde ahora el ex mandatario en Juntos por el Cambio luego de que decidió declararse neutral en las peleas del PRO por las postulaciones y resignar protagonismo político en favor del jefe de Gobierno, que fue quien se encargó de pilotear las tratativas para consensuar las nóminas de la coalición en Capital y provincia de Buenos Aires.
Para imponer las candidaturas de Vidal y de Diego Santilli, Rodríguez Larreta consiguió que Patricia Bullrich y Jorge Macri renunciaran a sus aspiraciones de postularse en los distritos porteño y bonaerense, y fue quien sostuvo que el ex presidente tenía que involucrarse en la campaña electoral. Apenas volvió al país, Macri explicitó el aporte que haría antes de las elecciones: “Voy a estar adonde me necesiten nuestros candidatos”, dijo a sus íntimos.
En el almuerzo de hoy, que se realizará en las oficinas de Macri ubicadas en la localidad bonaerense de Olivos, los dos principales referentes del PRO deberán unificar criterios sobre cómo llevar adelante la campaña electoral en la Ciudad, sobre todo a partir del ascenso de Ricardo López Murphy en las encuestas. El precandidato de Republicanos Unidos está ganando posiciones en el electorado duro porteño que prefería la candidatura de Bullrich, pese a que Vidal endureció sus críticas contra el Gobierno y se mostró acompañada por la jefa del PRO y por Elisa Carrió en caminatas y en encuentros con los vecinos.
En las filas opositoras admitieron que la presencia de Macri al lado de Vidal busca recuperar el voto duro en duda o perdido en un distrito donde el ex presidente tiene su imagen positiva más elevada. El larretismo calcula que la lista de Juntos Podemos Más deberá lograr más del 60% de los sufragios en la Ciudad para retener las 10 bancas de diputado nacional y 20 de legislador porteño que pondrá en juego. Las últimas encuestas prendieron las alarmas: le dan a Vidal no más del 40% de los votos, con un 10% para López Murphy y un 5% para la lista del radicalismo disidente que encabeza Adolfo Rubinstein.
Macri y Rodríguez Larreta también analizarán cómo aprovechar electoralmente el escándalo por la fiesta de cumpleaños de Fabiola Yáñez en la Quinta de Olivos. Ambos cuestionaron en duros términos a Alberto Fernández, mientras la Casa Rosada está haciendo todo lo posible por cerrar el episodio para que no le quite votos. El PRO y la UCR impulsaron en el Congreso un pedido de juicio político al Presidente, aunque Carrió primero y Rodríguez Larreta después tomaron distancia de esa decisión. El encuentro de este mediodía servirá para consensuar posiciones porque Macri quiere endurecerse aún más.
El ex presidente y el jefe de Gobierno tenían hasta el 25 de junio pasado una mirada distinta sobre las candidaturas de Juntos por el Cambio. Macri consideraba que Vidal era la postulante más fuerte de la oposición en la Provincia y creía que Santilli iba a obtener menos votos que ella. Sin embargo, en la reunión a solas que mantuvieron en la casa del ex mandatario, en la localidad de Acassuso, superaron sus diferencias sobre las principales candidaturas y acordaron el rol que cada uno desempeñaría en la etapa inicial de la campaña. Aunque sólo ellos dos saben qué pasó en ese encuentro, lo cierto es que pocas horas más tarde de aquel contacto el ex presidente se apartó de la escena, viajó a Europa y, una vez que llegó a Madrid, difundió un comunicado que confirmó su neutralidad en las peleas de JxC: “Soy una persona de consulta desde mi experiencia, pero no peleo lugares ni me meto en discusiones internas”.
Macri era partidario de apostar en las elecciones a las figuras que, a priori, le garantizaran más votos a la oposición porque, según alertaba, se trataba de un “momento bisagra” en el cual perder los comicios equivalía al avance de Cristina Kirchner y una posición antirrepublicana en el oficialismo. Por eso creía que Juntos por el Cambio debía concentrarse en la pelea electoral de 2021 y no anticipar el escenario de la batalla que se desarrollará en 2023.
Ese mensaje era para Rodríguez Larreta, quien, a juicio del ex mandatario, se iba a equivocar si pretendía controlar las principales candidaturas como una forma de apuntalar su proyecto presidencial. Tras la charla con Macri, el jefe del Gobierno avanzó igual con el plan de cimentar su liderazgo y se expuso a un riesgo: si ganan sus postulantes Vidal y Santilli, se consolidará el proyecto que imagina para 2023, pero sus chances de convertirse en el sucesor de Alberto Fernández dentro de dos años se complicarán si no logra buenos resultados electorales tanto en Capital como en la provincia de Buenos Aires.
Para lograr sus objetivos políticos, Rodríguez Larreta necesita tener a Macri de su lado. No puede darse el lujo de resignar el predicamento del ex presidente en los sectores más duros y antikirchneristas del electorado. De eso también hablarán en el almuerzo, pocas horas antes de que Macri debute en la campaña al lado de Vidal (compartirán esta tarde un encuentro en el Museo Sívori con madres y padres que pedían el regreso de las clases presenciales). Por esas vueltas de la vida, o de la estrategia electoral, un moderado necesitará más que nunca de un intransigente con el que tenía fuertes diferencias.
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