El Club Político Argentino (CPA) expresó su preocupación por la dramática situación que atraviesa Afganistán luego de que los talibanes retomaran el poder, lo que implica el posible retorno de las políticas represivas contra la población femenina en aquel país asiático, y exigió el respeto de los derechos humanos. Además, coincidiendo con las palabras de la reconocida activista Malala Yousafzai, señaló que la prioridad en estos momentos debe ser escuchar las voces de las mujeres y niñas afganas.
“Ante la grave situación que padece hoy la población afgana, el Club Político Argentino adhiere al reclamo de la comunidad internacional y exige el respeto a los derechos consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo artículo primero proclama: todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”, manifestó la institución encabezada por Graciela Fernández Meijide.
En ese sentido, apuntó: “Toda afrenta contra la igualdad de géneros, toda discriminación por razones religiosas, políticas o culturales en cualquier país del mundo es una afrenta contra toda la humanidad. Nadie puede permanecer indiferente. No tenemos tiempo que perder”.
A través de un comunicado, el grupo de intelectuales que forman parte de la entidad hizo referencia al reclamo de la activista y Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai. “Nos conmueve, nos compromete y nos moviliza”, dijeron desde el CPA.
Malala prioriza, en este momento, la ayuda inmediata que se puede brindar a los afectados antes que los análisis de por qué ocurrió lo que ocurrió: “Tendremos tiempo para debatir qué salió mal en la guerra en Afganistán, pero en este momento crítico tenemos que escuchar las voces de las mujeres y niñas afganas. Están pidiendo protección, educación, libertad y el futuro que les habían prometido. No podemos seguir fallándoles. No tenemos tiempo que perder”.
El grupo armado que retomó el poder en los últimos días ya tuvo una traumática experiencia al frente del país entre 1996 y 2001. Entonces -entre otras brutales medidas- instauraron una prohibición total a la educación y al trabajo de las mujeres, imponiendo duras penas contra quienes desafíen estas normas.
Luego de la llegada de las fuerzas norteamericanas hacia finales de 2001 -y la consecuente formación de un nuevo gobierno- millones de afganas lograron acceder a un plan de educación completo. Sin embargo, “ahora el futuro que les prometieron está peligrosamente cerca de desaparecer’', escribió Malala en una columna de opinión publicada en el diario The New York Times.
Si bien “algunos miembros del Talibán dicen que no le negarán a las mujeres y a las niñas el derecho a la educación o al trabajo, dada su historia de reprimir violentamente los derechos de las mujeres, los temores de las ciudadanas afganas son reales”, afirmó la activista. “Ya estamos escuchando informes de estudiantes que han sido rechazadas de sus universidades y de trabajadoras de sus oficinas’', agregó.
“Durante las últimas dos semanas hablé con varias defensoras de la educación en Afganistán sobre la situación actual y lo que creen que ocurrirá después”, continuó Malala en su editorial de ayer. “Las activistas con las que conversé temen el retorno de una educación exclusivamente religiosa, que dejaría a los niños y niñas sin las herramientas necesarias para lograr sus sueños y a su país sin doctores, ingenieros y científicos en el futuro”, añadió.
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